Capítulo 29.

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Derek detiene la camioneta frente a un edificio que luce abandonado, da una palmada al volante ganando mi atención, una sonrisa de lado crece en su rostro, se inclina y de la guantera saca algo que me trae muy malos recuerdos

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Derek detiene la camioneta frente a un edificio que luce abandonado, da una palmada al volante ganando mi atención, una sonrisa de lado crece en su rostro, se inclina y de la guantera saca algo que me trae muy malos recuerdos. Las máscaras de los dragones.

—Usa esto. —me extiende una máscara de color rojo, la tomo y me la coloco sin hacer preguntas.

Le extiende las otras a Darley y Patrick. Cuando se las colocan, Derek baja del auto cerrando de un portazo, bajo con él siguiéndolo hasta la maletera, cuando la abre convierto en puños mis manos. Definitivamente no estoy preparada para esto.

Hay armas de alto calibre y chalecos antibalas de color negro; Derek toma un chaleco y se lo coloca, me sorprendo cuando Darley mete un arma en su pantalón, ¿Ella sabe disparar? Reaccionando hago lo mismo que ellos con seguridad; termino de colocarme el chaleco y tomo un arma sin saber que tan buena es, pero todo este armamento me indica que a lo que hayamos venido no es para nada bueno.

—¿Sabes disparar? —pregunta Derek con ese sonido aterrador de la máscara.

—No.

—Al menos te servirá para asustar. —ríe y se me eriza la piel.

Patrick llama la atención cuando recarga el arma y la guarda en su cinturón.

—Bien, Derek y yo vamos a entrar, esperen unos segundos y nos siguen. Mantengan los ojos abiertos y no se alejen de nuestro lado. —anuncia él.

Derek asiente con la cabeza y comienzan a caminar uno al lado del otro dentro del edificio abandonado. Observo la calle que está vacía, Derek siempre encuentra el lugar perfecto y alejado para hacer sus negocios.

—Qué lindo, ¿Verdad? Estamos a punto de entrar a un enfrentamiento, pero juntas. Como mejores amigas. —dice Darley rompiendo el silencio con ese tono de sarcasmo que me saca de quicio.

—Muy lindo. —contesto igual de sarcástica. —Vamos.

—Creo que ya se te está subiendo a la cabeza eso de ser quien manda.

No contesto nada y comenzamos a caminar al edificio, y a pesar de que no sé cómo usar un arma la sostengo desde el bolsillo trasero de mi short, mientras entramos las piernas no dejan de temblarme.

El lugar está totalmente en ruinas, hay pedazos de techo caídos y la luz se filtra adentro, iluminando un lugar en específico, donde están Derek, Patrick, y al otro chico que reconozco como Abelard por el cabello.

Hay alrededor de sesenta dragones azules en todo el lugar, haciendo una fila en el lado derecho e izquierdo con armas empuñadas al frente y una pierna desplazada hacia atrás, todos están de espaldas.

Darley toma mi muñeca guiándome hasta la fila derecha, ninguno de ellos gira a vernos y pasamos por un lado, quedando alejadas pero lo suficientemente cerca para ver a quiénes le apuntan. Hay personas enmascaradas, solo que estas llevan un pasamontañas, incluido el señor que los lidera, el cual está al frente de Derek, Patrick y Abelard.

Con todo y defectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora