Capítulo 61.

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Avery Morgan

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Avery Morgan.

Fray conduce con la mano apoyada en el volante y la otra en mi pierna mientras me acaricia, vamos camino a su casa, pues anoche acepté su propuesta sin rodeos o peros. ¿Cómo negarme cuando es esto lo que he estado deseando desde hace tanto? Un tiempo solo para los dos, alejados, juntos... Joder, anhelo tanto el momento en que estos días dejen de ser un milagro y resulten ser cosa común de todas las semanas.

El paisaje pasa a un lado de nosotros y Fray baja los ventanales, el aire choca contra nosotros y saco la cabeza por la ventana mientras aspiro hondo el aroma puro y fresco del camino. Me fascina demasiado.

No tardamos casi nada en llegar a la mansión, o eso creo, he ido concentrada en Fray y en el paisaje, creo que si tuviera el talento que tiene Fray de dibujar y pintar, retrataría este momento para siempre; pero creo que perduraría más que todo en mi corazón, cada momento con él se ha quedado guardado ahí, y si es cierto que luego de la muerte nuestra alma vuela a algún lugar, cuando la mía lo haga, brillará con la memoria de lo que somos y lo que fuimos juntos.

Entra al jardín y observo que Fray lo mantiene como está usualmente: Podado, limpio y hermoso.

Estaciona el auto frente a la mansión y me advierte que no baje, sonrío cuando rodea el auto y abre la puerta para mí, y de una manera que resulta encantadora y de película, pone un brazo tras su espalda y se inclina adelante mientras que con el otro me extiende la mano.

Me rio y la tomo, bajo y me pongo de pie, Fray abandona su antigua postura y desliza sus manos hasta mi espalda y me atrae a él, entonces une sus labios con los míos y yo lo acepto como siempre, mi corazón se adormece y se sumerge en paz y entierro mis manos en su cabello, sintiendo lo suave y grueso de sus mechones.

—¿Vamos adentro? —pregunta al separarse de mis labios.

—Creo que vinimos a eso, ¿O tu plan es dejarme a dormir en el jardín? —arqueo una ceja y Fray sonríe.

El sol nos golpea con cuidado y se refleja en sus ojos, creando una maldita maravilla, yo analizo todos los colores que hallo y el brillo que se refleja en ellos.

—Lo era hasta que me descubriste. —contesta y chillo cuando se agacha y pasa una mano tras mis rodillas, me carga en la típica posición de bodas mientras nos dirigimos al interior de la mansión.

La puerta se abre cuando Fray está a punto de llegar y el hombre que nos vio aquel día mientras nos besábamos en la cocina aparece, yo escondo la cabeza en el pecho de Fray y me sonrojo sin evitarlo. ¿En cuántas situaciones comprometedoras nos encontrara este señor? El hombre parece divertido y asiente con la cabeza haciéndose a un lado para dejarnos pasar, yo le susurro a Fray una grosería y solo me gano una honda risa de su parte.

Y quince minutos después, mientras estoy pegada a su cuerpo en el jacuzzi de su casa, se me olvida absolutamente todo.

Y quince minutos después, mientras estoy pegada a su cuerpo en el jacuzzi de su casa, se me olvida absolutamente todo

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Con todo y defectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora