Capítulo 45.

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Entra al ascensor en una larga zancada que me fuerza a retroceder, mi espalda choca contra la pared y mis brazos se quedan colgando a cada lado mientras él me acorrala

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Entra al ascensor en una larga zancada que me fuerza a retroceder, mi espalda choca contra la pared y mis brazos se quedan colgando a cada lado mientras él me acorrala.

Pensé en muchas cosas para decirle cuando lo tuviera de nuevo frente a mí, todos esos pensamientos relacionados con insultos y más, más insultos; pero justo ahora, observando su rostro endurecido y el calor de su cuerpo envolverme, no hay nada que cruce por mi cabeza más que el miedo.

Si, le tengo miedo, y eso me hace odiarlo mucho más.

La imagen del hombre siendo baleado llega a mi cabeza con un flash que me ciega unos instantes de su rostro hasta que me colecto de nuevo con la realidad, todo mi sistema se enciende y reacciono colocando mis manos en su pecho, arrugo la tela de la camiseta que porta.

—Escondiéndome de ti. —contesto.

Derek parece más que confundido con mis palabras. Seguro se esperaba una de esas respuestas heroicas o sarcásticas que suelo soltar.

—No puedes hacer eso.

—¿No era eso lo que querías? ¿O estoy confundida y acostumbras a dártelas de mafioso malo frente a las chicas con las que coges?

Me contuve, pero mi faceta más rebelde sale a la luz con Derek, logra sacarme de quicio de una manera única.

—¿Necesitas otra lección? —acerca su rostro al mío, su respiración haciendo cosquillear a mi piel.

Alzo la cabeza, desafiándolo.

—Ninguna lección tuya podrá acabar con lo que soy. —me armo de convicción para que mis palabras sean creíbles. —Ahora te pregunto yo, ¿Quieres ponerme a prueba?

Calla, sus ojos verdes se pasean por mi cara y noto como se oscurecen por una inexplicable razón.

—Por supuesto que quiero ponerte a prueba, y justo a eso vamos. —dice y toma mi muñeca

Jala de mí fuera del ascensor y camina hasta la puerta de su apartamento, a regañadientes lo sigo y me arrastra con él adentro, cierra lo puerta con cuidado mientras observo a Abelard, Patrick y Darley sentados en el sofá.

Verla a ella en especial, hace que mi corazón duela.

Derek me pasa por un lado camino a la barra, y como parece ser costumbre, se sirve un trago guardando silencio; sus ojos me observan mientras guía el vaso a sus labios y bebe con lentitud.

Los observo a los tres sentados en el sofá aparentemente aburridos. Darley con una chaqueta de cuero roja que fácilmente hace juego con la camiseta de Abelard... Él, quien me observa de una manera indescifrable hasta que sus ojos giran a otro punto.

Cansada de sentirme como un experimento analizado y juzgado, decido hablar.

—¿A qué me has traído? —pregunto reuniendo la valentía suficiente.

Con todo y defectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora