Capítulo 69.

19 3 2
                                    

Los lentes de sol negros, el labial rojo y la pañoleta alrededor de mi cabello me otorgan un estilo fresco, lo observo por el retrovisor del auto en el que vamos Derek y yo, camino a nuestro "hogar"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los lentes de sol negros, el labial rojo y la pañoleta alrededor de mi cabello me otorgan un estilo fresco, lo observo por el retrovisor del auto en el que vamos Derek y yo, camino a nuestro "hogar"

Han pasado tres días desde su orden para irme a vivir con él, y lo cumplió, justo ahora, dos camionetas negras van detrás de nosotros llevando mis cosas a su mansión; aún estamos en la carretera, y Derek está revisando algo en su celular mientras yo observo el paisaje. No me dejó traer muchas cosas, incluso eligió la ropa que valía la pena conservar y la que no, un maníaco del control en toda la extensión de la palabra, es desesperante y me saca de quicio.

Durante estos tres días, el tiempo se ha evaporado en mis manos tan rápido que ni siquiera me he dado cuenta del pasar de las horas; esto quiere decir que no he podido ir a la CDAS para hablar con Robert sobre el trato que ha cerrado Derek con ese tal mafioso. Es algo importante que debo comunicar pronto. Lo hago una nota mental y lo subrayo con rojo.

—Estamos por llegar. —me anuncia.

Giro a verlo a penas, el aire choca contra su cabello, el cual tiene peinado con gel hacia un lado, va de traje negro, últimamente usa muchos de esos, y yo últimamente adquiero más el estilo de esposa/jefa/maleante. Ni siquiera existía, lo he creado yo.

Estamos entrando a una zona residencial lejos de San Francisco, costosa, por supuesto, cada casa me deslumbra, son altas, repletas de ventanales y autos de lujo, cada una separada a una distancia prudente de la otra por rejas altas doradas, blancas y negras. Cada quien define su estilo por aquí.

El chófer va disminuyendo la velocidad del auto, pronto nos detenemos y del lado en el que voy sentada me deja vista completa a la mansión frente a mí, la de Derek. Las rejas doradas se abren con un suave sonido magistral y comenzamos a entrar, hay un camino de piedras blancas que guía a la entrada, donde una estatua de un dragón divide el camino en dos partes hasta llegar a la entrada de la mansión. El auto avanza por el camino derecho y estaciona de nuevo en la entrada.

Es simplemente deslumbrante, y el estilo me recuerda a la casa de los padres de Fray...

La entrada goza de unas escaleras anchas sin barandales, hay diez escalones en total, la mansión es grande, varias estructuras más sobresalen de esta, y la puerta de entrada es de la madera más deslumbrante vista, hay dos materos a cada lado de la entrada que portan rosas rojas, contrastando con el blanco puro de las paredes; dos columnas se levantan a los lados de la puerta y siguen hasta el piso de arriba, específicamente, a un balcón construido por cristales.

—Woah. —es lo que digo, escucho a Derek reír a mi lado.

Notre maison, poupée. —contesta.

La puerta se abre y tres hombres trajeados salen, se acercan y me abren la puerta del auto, les agradezco en voz baja y bajo, el aire choca contra mis piernas desnudas, estoy usando una falda ajustada hasta más arriba de las rodillas.

Con todo y defectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora