Capítulo 65

104 7 0
                                    

Estoy tumbada en mi cama, apenas he dormido unas 6 horas, pero mi cabeza no puede descansar más. He soñado con tantas cosas esta noche. Desde almas negras que me perseguían, hasta encontrarme cara a cara con la misma soledad. Y ahora estoy despierta y no quiero volver a dormir, tengo miedo de que vuelvan las pesadillas y no pueda afrontarlas.

Extiendo mi alma alrededor de la habitación improvisada y siento algo curioso. Todas las almas están activas, aunque todas las chicas tienen los ojos cerrados.

Con cuidado me incorporo de la cama y al mínimo ruido veo como todas abren los ojos mirándome a mí.

-¿Estáis todas despiertas? –pregunto entre la penumbra.

-Sí. –obtengo, joder no sabía que este torneo podría llegar a perturbarnos tanto como para no poder seguir durmiendo. Cosa que es lo que más nos gusta en el mundo.

Tengo que hacer algo, no nos podemos quedar aquí quietas, simplemente dejando el tiempo pasar. Nos ahogaríamos. Y aunque fuera aún sea de noche no hace demasiado frío, por lo que tengo una idea.

-Todas en pie. –digo bajito, capaz que hay alguna persona más durmiendo en el edificio y la despertamos.

Sonrío para mí al ver sus pijamas, cortos y bonitos, se les ajustan al cuerpo a la perfección, todas son hermosas. Pero no sé si un pijama es la mejor opción para salir a la calle sabiendo que te puede ver medio torneo. Igualmente, no quiero perder más tiempo por lo que.

-Vamos seguidme. –les indico, y todas me siguen fuera del edificio y por cada calleja pequeña hasta llegar al bosque. Apartadas de todo y repletas de naturaleza.

-¿Qué hacemos aquí Aria? –pregunta Mel la cual empezada a coger un poco más de confianza con todas.

Mi mirada se torna pícara y miro a Sara sabiendo que podrá leer mis intenciones. Sara me responde con la misma sonrisa y es que las he sacado y traído hasta aquí sólo para poder recordar.

-Primero vamos a hacer esto un poco más apto, ¿No Sara? –le pregunto a mi prima y ésta me sonríe.

Dejo fluir mi alma para levantar un fino viento que nos menea a todas, veo como al rozar con ellas todas cierran los ojos y se dejan llevar, sumidas en calma.

Con éste viento logro acarrear pequeñas piedras que poco a poco forman una línea que cuadra a la perfección con otras hasta que al unirse al completo forman un pequeño campo de fútbol.

Sara me sonríe y cierra los ojos y de repente un rayo cálido atraviesa el campo, me acerco a ella, le doy la mano y el campo se comienza a iluminar cada vez más. Estamos intentando sellar la luz para no tener que mantenerla, pero poder ver perfectamente dentro del terreno.

Para mi sorpresa alguien me toca la mano y sin necesidad de mirar sé que es Mel, la cual nos ayuda a finalizar el sello atrapando los rayos de luz como en una caja, ya estaba todo perfecto, sólo hacía falta un balón.

-¿Alguien ayuda? –pregunté yo, para evitar que recaiga un exceso de utilización del alma en las que ya lo habíamos utilizado.

Camille y Julia dan un paso al frente.

-Necesitamos materiales. –comentan ambas a la vez. Conectadas. Kiara y Ámber se acercan y comienzan a mover las copas de los árboles con la fuerza del viento que reside dentro de ellas, y poco a poco, grandes hojas llegan hasta los pies de Camille y de Julia.

De repente la Tierra se las traga y de ésta emerge una pelota, completamente perfeccionada de ramas y hojas. Por último, Isabelle y Colette extraen toda el agua que hay en las moléculas de nuestro balón improvisado para que sea más duro y no se rompa con los chutes.

Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora