Capítulo 63

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Caleb se había ido hacía una hora de mi habitación. En todo ese rato he estado mirando hacia un punto perdido en el suelo, dándole vueltas a todo lo que había pasado, y fustigándome por ser tan ignorante de no darme cuenta de la evidencia ante mis ojos.

No puedo culpar a nadie más que a mí. Soy humana y cometo errores, pero éste lo voy a pagar muy caro, era al punto al que no quería llegar, prefería todo excepto esto. Ahora la final se jugará en dos días, y no puedo hacer nada más que entrenar para sentirme preparada para lo que voy a hacer. Pero creedme si os digo que nadie está preparado para esto, por muy fuerte que seas.

Soy incapaz de dormir más de dos horas seguidas, me despierto asustada a cada segundo, temerosa de cualquier rama rota que suene en el exterior del edificio y ya cansada de intentar dormirme me levanto y me cambio a ropa de deporte, después me coloco mis cascos rojos y activo por mí misma la opción de rastreo para la entrenadora, sé que igualmente me tiene controlada, pero así sabrá que necesito que cuide de mí.

Bajo las escaleras silenciosamente, evitando a cualquier persona que pueda andar a estas horas de la noche, como por ejemplo guardias. El campo número 5 está relativamente cerca de mi edificio, por lo que decido activar mi cuerpo corriendo a buen paso hacia allí. En pocos minutos llego sin problemas.

Mi corazón late fuerte por el ejercicio físico y mi respiración está entrecortada por el frío. Entro con cuidado dentro, calculando cada paso al milímetro para hacer el menor ruido posible. Me dirijo hacia la sala de reuniones, intento abrir la puerta, pero está cerrada con llave. Al menos antes de darle las suyas a Nerea hice una copia, por si acaso.

Giro la llave con cuidado y abro la puerta. Dentro sólo se ve oscuridad, por las pequeñas ventanas de la sala se puede ver la luna, pero ilumina demasiado poco para que cualquier persona pueda ver el interior. Al menos, ninguna que no tenga como elemento principal de su alma la oscuridad. Yo casi puedo ver toda la sala entre penumbras. Veo al final de la sala las mantas que llevé a Nerea para que no pasara frío.

No me adentro más, simplemente salgo y cierro otra vez con llaves. Intento controlar mi respiración, pero parece que mis pulmones necesitan más aire del que les proporciono, pues comienzo a respirar superficialmente, como si tuviera un ataque de pánico.

Me siento un minuto en el suelo, y una pequeña lágrima nace de mí, precipitando en silencio. Antes estaba en shock, la información de la entrenadora me había dejado a cuadros, pero necesitaba comprobarlo por mí misma. Por eso he venido a ver a Nerea. Pero ahora lo veo todo claro, y demasiado real. Es real que he cometido un error, y es real que por mucho que quiera arreglarlo ahora, es demasiado tarde.

No podría decir cuánto tiempo me quedé en el suelo, llorando en silencio e intentando recomponerme. Sólo sé que, con los primeros rayos del sol, levanté la cabeza y aún con los ojos rojos salí a correr al bosque. Mi pequeño bosque que me cuida en mis momentos más débiles desde que estoy aquí. Un lugar lleno de naturaleza y paz.

Me acerco al lugar dónde revelé el secreto de las almas a mis compañeros, y me siento justo en el lugar en el que estaba Caleb. Recuerdo su mirada, sus movimientos. Lo recuerdo todo, y es que, aunque en ese momento no quería ni pensarlo, sin querer yo ya sabía que me estaba enamorando de él. Recuerdo cada pelea, cada sonrisa o cada mirada cómplice. Todo lo que me mantenía cuerda en todo este torneo. Siempre ha sido él, pero siempre me lo he negado.

¿Es normal que te guste el chico al que odiabas? Yo creo que no. Pero quizás es que no lo odiaba, si no que desde un principio sabía que me atraía, pero lo veía todo tan imposible, que me obligué a odiarlo por sus constantes insultos en vez de haberle plantado cara desde un principio. Me dejaba herir porque así era todo más fácil. Antes era más fácil, ahora es horrible.

Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora