Capítulo 52

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Me sorprendí de lo bien que habíamos ejecutado ese entrenamiento. Las órdenes fueron claras y sencillas y nuestra concentración estaba puesta al máximo en el plan. A pesar de todos los inconvenientes que estábamos teniendo todo iba según lo planeado.

-Aria, puedes acercarte un momento por favor. –me pidió la entrenadora.

Ya temía la gran charla que me iba a tener que tragar, sobre integridad, lealtad y todas esas cosas que yo ya tenía bastante clara, pero lo que dijo me sorprendió.

-¿Te acuerdas de aquella súper técnica que te dije que estaba trabajando? –me pregunto con voz baja. Casi en un susurro.

-¿Heartbroke? –respondo no muy segura de mis palabras.

-Sí, esa misma. Ya estáis listos para hacerla.

-¿Estamos? –pregunto confusa, ¿Será en conjunto con alguna del equipo?

-Sí. Es algo complicado, digamos que un poco un experimento. Pero será nuestro as bajo la manga en el partido contra Orfeo.

-¿Y cómo se realiza? –le contesto con un sentimiento que me pone los pelos de puntas. Me da la sensación de que no va a ser agradable para nadie.

-Eso mejor lo dejamos para el partido. Sólo vas a tener una oportunidad para hacerla.

-Pe...Pero entrenadora, si no la realizo al menos una vez antes del partido, no hay garantías que me salga en él. –estoy preocupada. Si no me dice cómo debo hacerla, no tendré tiempo de sopesar cada uno de los posibles fallos que pueda tener, y no sabré hacerla en el partido. Estoy más que segura.

-Ya te he dicho suficiente. Vete a la ducha. –me responde seca y sé que, aunque intente saber algo más no obtendré ninguna respuesta válida, al menos no ninguna que satisfaga mi curiosidad.

Con paso lento me voy al vestuario a cambiarme. Mi mente ahora que no tiene nada en lo que centrarse, comienza a divagar en mi corazón. Todos los sentimientos encontrados y la charla con Caleb. Tengo tantas cosas que hacer, y tantas cosas por las que preocuparme, pero aquí sigo. Comportándome como una niña pequeña que sólo se deja llevar por las hormonas y por el momento.

Desgraciadamente me encuentro con mi mayor temor. La soledad. Y en este momento es cuando mi cabeza comienza a dudar de mí misma.

Ni siquiera sé si realmente merezco seguir siendo su capitana. ¿Lo hago? ¿Estoy lo suficientemente preparada para seguir? Sin querer mi humor ha bajado, y mis pasos son más lentos de la cuenta. Al girar una esquina que justo da para los vestuarios me encuentro con Agna. Genial, justo lo que quería ahora mismo.

-Aria. –me llama. Una simple palabra, pero sé perfectamente lo que quiere que diga.

Quizás no es la mejor persona para hablarlo. Es más, puede que sea incluso la peor. Pero creo que necesito escuchar las palabras de su boca, para que pueda ver claramente la realidad y es que quizás el puesto ya me queda grande.

-Agna, ¿Puedes responderme de forma sincera? –pregunto con voz pausada.

-Adelante. –me responde, y puedo ver un deje de curiosidad en sus ojos que se apaga tan rápido cómo ha aparecido.

-Estoy en un punto del torneo en el que me estoy replanteando cosas, y es que quizás fuera un error escogerme a mí cómo capitana. No hago más que fastidiarla con todos, y en algún momento afectará al equipo y no quiero. Entonces, he pensado que quizás sea mejor que lo deje. Me rindo. –termino convencida de mis palabras.

-¿Qué te has rendido? –me pregunta con un deje de diversión. –Querida, dices que tienes ganas de rendirte porque sigues luchando. Si te hubieras rendido ya, ¿Qué ganas te quedarían?

Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora