Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)

Capítulo 15

-Perdón la tardanza Paolo... -no sé cómo le voy a explicar las cosas, pero al menos lo tengo que intentar.

-Estoy 6 meses sin verte después de todo y sólo se te ocurre decirme, perdón por la tardanza. –me dice imitando mi voz. Después me coge en brazos y me eleva dándome besos por toda la cara.

-Paolo por favor para, para me haces cosquillas... -le grito a carcajadas. Lo había echado de menos.

Me deja en el suelo y andamos un poco hasta llegar a un banco que estaba sumido en la oscuridad. Me sentía cómoda allí.

-Sé que tendrás como mil preguntas, por lo que empieza. –le suelto directa.

-Vale, empecemos por la parte en que juegas al fútbol. ¿Tú no eras gerente de un equipo? –me dice algo confuso.

-Sí, lo era. Además, conoces a algunos chicos de aquel equipo. Es por ello que nunca te dije el nombre del instituto. Y no te conté que jugaba al fútbol porque me tenían prohibido hablar del equipo hasta su presentación.

-Vale, sin que me lo digas deduzco que los chicos japoneses tienen unos lazos especiales contigo. –comienza, y yo asiento levemente con la cabeza. –por el hecho que los escogiste a la hora de la demostración. –sigo asintiendo. – Vale, ¿Tú sabías que en un futuro jugarías contra mi equipo?

Suspiro y me pienso la respuesta.

-No estaba segura, pero las posibilidades eran muy altas. Sois uno de los equipos más fuertes del mundo, y eres un gran capitán. En algún momento nos íbamos a cruzar.

Se queda pensativo unos segundos, casi puedo ver como su cerebro funciona asimilando toda la información.

-Aria, ¿te acercaste a mí sólo porque sabías que te podía servir en un futuro?

No me pienso dos veces la respuesta.

-Obvio que no Paolo, además, recuerda como nos conocimos... Ni siquiera sabía quién eras hasta el día siguiente. –le respondo, e intento mirarlo a los ojos, sé qué está sonriendo.

-Cierto, ha sido una tontería, pero necesitaba preguntártela.

-No te preocupes, lo entiendo.

Se hace el silencio entre los dos, agradezco haber cogido la sudadera, porque ahora hacía frío.

Después de unos minutos Paolo me coge la mano y fija su vista en el anillo, el mismo que me regaló.

-Aún lo tienes... -dice más para sí mismo que para mí.

-Nunca me lo he quitado, representa un tiempo en el que fui muy feliz y me recuerda a ti. –le digo muy sincera.

- Y nosotros ahora... -deja la frase en el aire, sé que quiere que la termine.

-Ahora no estoy lista para una relación seria, es más no me lo tienen permitido. Pero nosotros nunca fuimos nada serio, verdad... -le digo cambiando mi tono de voz a uno más seductor.

Él me sonríe pícaramente y se muerde el labio inferior.

-Cierto es, ya no recordaba lo que era sentir esta atracción por nadie... -me dice acercándose a mi poco a poco. Nuestros labios casi se tocan, y mi respiración se encuentra muy alborotada. –pero eso no significa que no vaya a luchar por ti, aunque en el proceso lo pasaremos bien... -y me sonríe con deseo.

Me quedo un poco confundida ante esto que me había dicho. Sé que no estoy preparada para nada serio, no es que no pueda es que mi corazón... necesita más tiempo para sanar, sí, solo eso.

-Paolo, ¿ya has terminado todas tus preguntas? –le digo cada vez más cerca.

Sorprendentemente, éste agranda la sonrisa y se aleja de mí.