Capítulo 51

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Llevaba corriendo desde que mi cuerpo me obligó a salir de aquella habitación. Hacer deporte es la mejor forma de despejar mi mente, pero esta vez no estaba siendo tan sencillo como de costumbre.

Mi corazón marchaba más rápido que cuando termine de jugar el partido contra los escorpiones negros. Lo que me recuerda a algo.

Sabía a ciencia cierta que ese jugador iba a tardar en pisar un campo federado bastante tiempo. Más que nada porque todo había sido grabado y tenían pruebas de que no fue un accidente.

Inconscientemente me llevo las manos a las heridas y me las observo. Ya están cicatrizando y me escuecen sólo un poco.

Pero para mí no es suficiente con que lo expulsen por una temporada. Debo darle una lección a mi manera. Y con los datos que obtuve de él sé exactamente la forma correcta de hacer que me odie pero que se arrepienta de hacer lo que hizo.

Mis pies cambian el rumbo, por fin salgo del bosque en el que llevaba llorando, saltando, corriendo y pensando bastante tiempo.

Me dirijo hacia un lugar en el que había pasado gran parte de mi tiempo en el equipo. Las viejas costumbres nunca se pierden.

Comienzo a buscar dos cosas que me ayudarán con mi plan, pero es difícil encontrarlo. Lo veo normal, no creo que los dejen a simple vista para todas las personas a sí que busco un poco más, quizás en lugares en los que no es muy legal buscar. Pero no me importa.

-Por fin... -susurro para mí cuando encuentro lo que estaba buscando. Ha sido difícil.

Cojo un papel y lo anoto. Ahora sí que no tienes escapatoria Luse.

Una vez que he terminado de hacer todo lo necesario pongo rumbo hacia mi cuarto. Es decir, no tengo a ningún lugar hacia el que ir. Ahora que ya se me ha pasado un poco todo debo volver a mi cuarto y comenzar a levantar muros a mi alrededor para que cada vez que vea a Paolo no comience a llorar.

Rezo para que no haya nadie en mi habitación. Que Sara ande con Axel por ahí y pueda pensar tranquila.

Abro la puerta en silencio y entro con cuidado de no hacer mucho ruido, pero todo se acaba cuando al levantar la cabeza del suelo veo a todo mi equipo sentado, mirándome fijamente.

-Mierda... -susurro. Y como si no hubiese pasado nada comienzo a cerrar la puerta, igual de despacio que la había abierto. Pero alguien volvió a abrirla de un tirón.

-Aria Rain, pon tu culo en la cama ahora mismo que hay que hablar. –me dice Sara muy enfadada.

-No quiero. –digo con voz de niña pequeña y mis ojos se me emborronan.

-Primero de todo, hay alguien que quiere verte. –me dice seria.

-¿Alguien? –pregunto extrañada, y al levantar la cabeza veo a Colette, sonriendo hacia mí.

-¡Col! ¿Ya estás bien? –le pregunto con una sonrisa sincera en mi cara. Desde que se lesionó no he hablado con ella, ni si quiera la visité en el hospital. Pero porque la entrenadora no me dejaba hacerlo. Ahora que está aquí siento que todo va a mejorar.

Además, ella siempre tiene una opinión para todo, y es muy segura de sí misma. Siempre que he tenido un problema me ha intentado ayudar. Es mi psicóloga en la sombra.

-Ya estoy completamente renovada, y lista para escuchar los problemas en los que te metes guapa. –me dice con una gran sonrisa, a lo que yo pongo mis ojos en blanco.

-Estoy bien, sólo necesitaba dar una vuelta y ya. Ahora si no os importa me voy a cambiar y... -un genérico 'no' se alza en el aire y muchas manos me guían o más bien fuerzan a sentarme en la cama.

Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora