Capítulo 70

281 10 16
                                    

-Sara, somos del periódico local, una pregunta: ¿Cómo te sientes al aceptar un cargo tan importante en el equipo?

Fue la primera pregunta de las muchas que se sucedieron en aquel momento. Las palabras entraban de forma desordenada en la mente de la chica y se escurrían entre sus pensamientos logrando formar un cacao de palabras y emociones inimaginable.

Su pulso se aceleró al escuchar la puerta de la sala cerrarse. No miró, pero sabía exactamente que su capitana y su prima ya no estaba con ella. Le había fallado, y quizás ahora ya no había un marcha atrás, o un después.

A ella le había dolido todo lo que le había pasado a Aria como a la que más, pero quizás se había concentrado tanto en la presión que iba a recaer en ella ahora, que no había pensado realmente en lo que estaba pasando.

Le había dado importancia a su futura capitanía, a la responsabilidad que iba a caer en sus manos, y a la presión a la que iba a ser sometida. Pero no había dedicado ni un solo segundo a dejar que el dolor de la pérdida invadiera su cuerpo y su alma. El sentimiento de soledad. La realidad.

Su prima se iba lejos, no recordaba nada de lo que había sucedido, ni siquiera a las chicas, y ahora, con la promesa de un nuevo futuro en España, la había abandonado sin mirar atrás.

Los ojos de la chica se cristalizaron levemente, y sintió una mano apoyarse en su hombro con determinación. La chica levantó su mirada para quedar cara a cara con Katerina. Fue como la primera vez que la vio.

Alta y segura de sí misma. Intimidaría hasta al más valiente de la sala. Y esos ojos fríos que la observaban analizando cada minúsculo movimiento, tanto que parecía que se había metido en su mente.

Para ella Katerina era estricta y mandona, pero las órdenes las recibía Aria, y su prima se encargaba de ejecutarlas con las demás. Nunca había estado cara a cara con la entrenadora de esa manera. Sintiendo las expectativas de ser como su prima o incluso mejor. De tener que pensar en todo y aun así mantener la calma hasta en las situaciones más inimaginables.

Sintió el peso de tener que comprender a su entrenadora, y por primera vez entendió porque Aria a veces se quedaba dormida en la comida, o sufría insomnio por las noches. Como a veces cuando tiraba a portería su primera mirada siempre iba dirigida hacia Katerina.

El mundo de Aria había sido por muchos meses un laberinto con arbustos de espinos, que tenía que resolver. Y en el centro estaba la entrenadora. Cada movimiento, cada paso y cada respiración estaban dedicados a ella. Todo era importante, porque todo lo que hacía la llevaba siempre un paso más cerca del final del laberinto, y sólo así podría llegar hasta Katerina.

Su prima no había llegado al final, simplemente cogió un atajo, retrocedió sobre sus pasos y dejó ese laberinto frente a ella. Alzándose intimidantemente sobre su cabeza. Casi pudo escuchar una voz que decía: prima, te lo dejo a ti a ver si tienes más suerte.

El problema es que Aria fue capaz de dedicar su vida a la causa al completo, a diferencia de las demás. Cuando ella tiraba a portería lo celebraba con sus amigas, o picaba a Blanca para que parara el siguiente, pero su mirada nunca fue hacia la entrenadora, no tenía nada que demostrar. A partir de ahora, todo iba a cambiar.

Sara rompió por fin la conexión con la entrenadora y miro al frente, seria y erguida. Tomo aire despacio para disipar los pensamientos, para resolver el laberinto, siempre hay que empezar dando un primer paso.

-Buenos días a todos. –habló con fuerza, acallando las voces. –me gustaría quedarme a responder todas las preguntas, pero han sido días muy duros y debemos descansar. Muchas gracias por asistir a la reunión, y espero que nos veamos en un futuro con buenas noticias para contar. –terminó la chica e instintivamente giró su cabeza hacia Katerina, la cual asintió levemente con la cabeza, haciéndole saber que lo había hecho bien.

Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora