Abro las puertas de la sala, aún hay personas cogiendo su desayuno, al parecer no llego tan tarde.
-Oye Aria, que has estado haciendo, estás toda sudada y el pelo, madre mía... -me dice mi prima.
-Necesitaba liberar tensiones y he salido a correr un rato. –le respondo seria, encogiéndome levemente de hombros. Detrás de Sara veo a Caleb, agacha la cabeza en su mesa y sonríe. Madre mía, en el lío que me he metido...
-Fingiré que me lo creo, ahora vez a por algo para desayunar, hoy tenemos un día duro por si no te acordabas.
Mierda es cierto, hoy era el primer día en el que íbamos a entrenar todos juntos. No sé dónde tengo la cabeza. Me acerco a coger mi comida, y Paolo se pone a mi lado con su plato para cogerla también.
-Una mañana ajetreada, ¿no? –me dice un poco molesto.
-Paolo, no sé de qué me hablas, he salido a correr. Y ahora no puedo hablar.
Me dirijo a mi mesa y escucho una risa sarcástica a mis espaldas. Otro igual de intuitivo que Jude, aunque Paolo tenía a su favor que me conocía, y sabía que ni loca iba yo a salir por la mañana a correr.
Me siento en mi mesa y comienzo a desayunar charlando con mis compañeras. Todas estábamos muy nerviosas, teníamos hoy que estar más concentradas que nunca ya que nos mezclaría con los equipos para entrenar. Daba igual el sexo, nacionalidad, posición. Por lo que iba a ser la primera vez en nuestra vida que íbamos a entrenar con personas que no fuéramos las 12 chicas que formábamos el equipo.
-Recordad chicas, el 40%. Nada más y nada menos. No nos podemos arriesgar. Son órdenes de la entrenadora.
Todas asintieron ante mis palabras. Me sorprendía a veces cómo confiaban en mí. Bastaban tres palabras para que se concentraran y dieran todo de ellas mismas. Las quería mucho.
-Chicas, hoy diviértanse mucho, de verdad. Sois las jugadoras casi perfectas, y yo confío mucho en vosotras, si tenéis algún problema, ya sabéis como avisarme. Demostradle a todos que no tendrían oportunidad de ganarnos ni con años de entrenamiento.
-Sí, capitana. –me responden todas al unísono.
Y seguimos la conversación hasta que la puerta del comedor se volvió a abrir. Inmediatamente me levanté de mi lugar, y me dirigí al lado de mi entrenadora que sujetaba los cascos rojos en su mano.
Cuando llegué a su lado me los entregó, al ponérmelos dejo a la Aria real y me convierto en Aria la capitana. Seria y segura de sí misma.
-Chicos y chicas, os vengo a avisar de que hoy tendréis entrenamientos en conjunto. Vuestros entrenadores os estarán esperando en cada campo de fútbol y están de acuerdo con esto. Iré nombrando a los equipos y el número del campo que le corresponde. A las 10:30 todos entrenando.
Con esto comenzó a nombrar a los diferentes equipos, yo sabía que iba a ir junto con Sara con la entrenadora, ya que ella nos tenía que vigilar por si nuestra alma se desataba. No era la primera vez que nos pasaba y podíamos hacer daño a las personas. Además, que ella quería evitar que mostráramos de más, aunque no lo admitiera.
Hizo los equipos pero yo tenía música puestas en mis cascos, no quería escuchar nada y a la entrenadora no le importaba. Nunca lo había hecho, mientras que obedeciera como si quería llevar una venda en los ojos.
Después de que la entrenadora abandonase la sala volví a mi asiento, esta vez desconectada del mundo. Ninguna de mis compañeras me dirigía la palabra ya que sabían que no respondería. Cuando dieron las 10:00 me levanté de la mesa y la sala se quedó en silencio mirándome, sé que estaban esperando que dijera algo. Yo simplemente dejé mi bandeja en su lugar correspondiente y salí el comedor entre murmullos casi inaudibles.
ESTÁS LEYENDO
Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)
FanfictionHola, me llamo Aria, y he sido criada como una chica de la alta sociedad. Refinada y amable. Toda mi vida he interpretado éste papel, pero todo se acaba cuando aparece la entrenadora para ofrecernos a mi prima y a mí un puesto en un equipo, con la p...