Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)

Capítulo 6

Vale, ya he terminado los niveles básicos, no sé qué demonios significa eso. Y que es eso de la luz. Cada vez me siento más y más perdida. Apenas mis piernas aguantan mi peso. Hace una semana me dedicaba a dar botellas de agua y toallas a los jugadores, tampoco esperaba tener una forma física perfecta de un momento para otro, pero esto es pasarse.

De repente desaparece la luz y una voz comienza una cuenta atrás, 10, 9 y un balón choca contra mi pierna haciéndome caer, y vuelvo a escuchar 10, 9, y otro balón choca contra mí, esta vez la espalda, y todo vuelve a empezar.

El cansancio no me hace pensar con claridad y los balonazos me tumban el suelo una y otra vez, además no paro de escuchar en mi cabeza los números 10, 9, y otro balonazo incrusta contra mi pecho y me deja sin aire. Me siento mareada, no veo nada y los golpes cada vez duelen más y más. Esta oscuridad está calándome los huesos y no me deja ni pensar, es como si mis pensamientos hubieran sucumbido a la oscuridad al igual que mis sentidos. Solo noto el dolor de los balonazos una y otra vez, de repente escucho susurros a mi alrededor y vuelvo a la realidad. Yo puedo superar esto, mi espíritu me obliga a nunca rendirme y siempre luchar hasta el final.

Me levanto lentamente soportando los balonazos y algo comienza a crecer en mi interior. Es un sentimiento rebelde, algo que está encerrado y que necesita salir. Siento como me va recorriendo cada punto de mi cuerpo hasta llegar a la punta de mis dedos. Me encojo en una bolita y al estirarme nacen de mí unas alas grandes y doradas y consigo iluminarlo todo a mi alrededor. Veo ahora claramente como hay una serie de personas que me lanzan los balones, y veo entre esas personas a la entrenadora.

Siento rabia, y la luz que tengo alrededor cobra vida, y soy capaz de moverla a mi antojo, por lo que la llevo justo a los ojos de aquellos que me lanzan los tiros obligándolos a fallarlos todos. 5,4,3,2,1...

-Enhorabuena has llegado a la fase final, -habla esta vez la entrenadora- tienes que coger una herramienta de las que tienes enfrente y utilizarla para abrir la puerta. Sólo eso. Te espero en la salida, si es que lo consigues...

-Entrenadora como que, si lo consigo, obvio lo voy a hacer, para eso me he entrenado toda la semana. Con todo el respeto tú le dijiste a Olga que no dudara ni de usted ni de sus compañeras, pues no dude usted de sus jugadoras. –le digo algo enfadada, espero que no se haya enfadado porque no quiero más entrenamientos extras.

Escucho una risa sarcástica de fondo y de repente siento que estoy atada por los pies y por la cintura a una silla y una luz cegadora me atraviesa mis párpados cerrados. No puedo mover la cabeza, simplemente siento como me hago más y más daño en los ojos al intentar abrirlos y ver alguna de las herramientas que tengo para poder salir de la habitación.

Por más que estiro las manos no logro coger nada, ni si quiera sé si realmente hay algo que coger o sólo estoy haciendo el ridículo. Me comienzan a llorar los ojos y siento demasiado dolor, como voy a salir de aquí...

Espera un momento Aria, si antes has conseguido la luz, porque ahora no consigues la oscuridad. Comienza a formarse una idea en mi cabeza que poco a poco toma forma. La luz cegadora no me da ni un respiro, pero yo tomo aire profundamente y alzo mi mano derecha al cielo, respiro hondo y comienzo a cerrar mi mano a medida que la bajo hacia mi pecho.

La luz comienza a disminuir y cuando por fin logro abrir los ojos y miro mi mano, tengo en ella toda la luz que antes me estaba cegando. Impresionante, nunca antes había visto a nadie lograr hacer esto. Miro al frente y logro ver entre la penumbra una mesa un tanto alejada de dónde estoy yo. Con la mano que tengo libre logro zafarme del agarre a la silla y me acerco triunfante a la mesa. En ella sólo hay una herramienta, una llave.

- ¡Qué gracioso el que ideó esta prueba final de verdad, muy irónica! - grito, y abro la puerta dejando escapar la luz de entre mis dedos al interior de la sala y cayendo rendida a los pies de la sala 8. Lo conseguí.