Capítulo 39

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Podía notar como la entrenadora estaba tensa, se podía ver fácilmente en la forma en la que apretaba sus puños. Si no estuviéramos en este contexto sé que le pegaría un puño sin pensárselo dos veces.

-Encantada de conocerte Ariel. –dice la entrenadora lo más amable que puede.

-Tú eres la exmujer de mi cariñin, ¿verdad? –pregunta mientras abraza al señor por la espalda.

-Exacto. Tu eres mi remplazo, ¿verdad? –le suelta la entrenadora segura de sí misma.

En ese momento toda la sala se queda en silencio, expectante de lo que pueda suceder. Se puede ver como la cara de la mujer cambia a una expresión cada vez más y más enfadada. Casi me da risa la situación, la entrenadora podía ser muy dura, y apuesto todo mi dinero a que la noquearía de un puñetazo y sin despeinarse.

-Las cosas viejas se cambian por unas mejores, ¿no crees linda? –dice ahora recomponiéndose del comentario anterior.

-No me llamo linda, me llamo Ka-te-ri-na. –dice con voz infantil y separando las sílabas. Y yo ahogo una carcajada. -¿Te lo repito, o has sido capaz de entenderlo? –pregunta ahora ladeando la cabeza brevemente.

-Ya basta las dos. –Interrumpe Pablo. –No estamos aquí para estas tonterías. ¿Nos vais a enseñar esto o voy a tener que recorrérmelo yo solito? –pregunta sarcástico.

-No creo que esa mujer tuya se separe de tu dinero ni un segundo sólo, por lo que... -susurro lo suficientemente bajito para que sólo las chicas y la entrenadora lo puedan escuchar. Veo como la entrenadora me mira mal, regañándome en silencio. Pero su alma esta ahora más tranquila, casi diría que se está divirtiendo.

-Buenas noches, para los que aún no me conocéis soy Aria, capitana del Luz de Luna. –digo seria y concentrada. Con él no puedo utilizar mis trucos, porque se daría cuenta de todo.

-Encantado Aria. Espero que los comentarios que habrá soltado Katerina durante tu larga estancia con ella no te provoquen una mala imagen sobre mí. –me dice mientras me sonríe con esa sonrisa que me revuelve el estómago.

-La verdad, no había oído hablar de usted hasta hoy. La entrenadora no lo ha mencionado nunca. –le miento, y puedo ver como su expresión cambia. Lo siento señor, pero no te voy a dar la oportunidad de que dejes en mal lugar a la entrenadora.

-Así es Pablo, ni que fueras el centro del mundo. –me apoya ahora la entrenadora, y la cara de éste se enfurece más. -Ahora señoras y señores, pasemos al jardín trasero dónde nos espera una gran velada. –termina, aunque se nota el sarcasmo en su voz.

Todos los equipos van relajados hablando entre ellos hacia el jardín, nosotras nos mantenemos unidas y andamos en silencio. Siento encima de mí las miradas de muchos chicos. Supongo que les habrán sorprendido mis comentarios o los de la entrenadora, como nunca pierde los papeles.

Al llegar podemos ver como en la parte trasera hay una gran mesa redonda dónde se sentarán los entrenadores y justo enfrente habían habilitado un pequeño campo de fútbol. Las luces alumbraban el césped que parecía recién cortado. Y el ambiente, a pesar de las circunstancias, era de paz. Sería mi escenario perfecto para entrenar. Al mirar al cielo se podía ver estrellado y una luna creciente. 

Respiro un par de veces, me encuentro algo nerviosa porque no sé qué va a pasar, ese señor es capaz de todo y tengo que estar muy alerta.

Ando con paso lento hacia un pasillo que da a los vestuarios, me voy a mojar un poco la cara a ver si así me espabilo un poco más.

Me miró al espejo y me doy cuenta de que hacía tiempo que no me para a mirar lo que había crecido. Mis músculos estaban mucho más desarrollados. El pelo me cambiaba la expresión de la cara a una más seria. Era una Aria totalmente diferente a la que solía ser. Y me siento orgullosa de la chica que soy ahora.

Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora