Nos encontrábamos todo el equipo en la sala común del edificio. Ya sólo algunas chicas quedaban por pasar por la peluquería, pero la mayoría estábamos preparadas.
Mi conjunto de hoy era bastante sencillo, pero elegante. Se basaba en un vestido coral, con un pronunciado escote y una raja en la parte de la falda que dejaba ver parte de mi pierna y mis tacones. Adoraba este vestido.
Mi prima opto por un mono de color negro, que hacía conjunto con su pelo platino y le quedaba genial. Así todas las chicas pasamos por peluquería y maquillaje contratado por mi queridísima madre, y quedamos listas para el baile.
Quedaban unos diez minutos para que vinieran los chicos a por nosotras.
-Chicas, voy arriba a por mí bolso. -les digo a todas cómplices, y con ello me sonríen y asienten con la cabeza.
Al llegar a mi cuarto cojo esa bolsita que gracias a contactos había conseguido y la coloco con mucho cuidado en el fondo de mí bolso, tapándola con el resto de cosas que ya tenía metidas.
Escucho en el piso inferior las voces de mi madre y mi tía, alabando los trajes de las chicas, y también escucho cómo llegan los chicos. Me espero unos minutos, ya que estaba arriba haría una entrada triunfal.
Cuando tenía la certeza de que la única que faltaba por bajar era yo, puse mi cara más inocente. Cómo si la antigua Aria estuviera justo enfrente de sus narices. Me cogí suavemente el vestido y bajé los escalones, dejando que el ruido de mis tacones me anunciara por sí solo.
Veo como todos giran su mirada hacia mí, y yo sonrío inocente a los chicos. Mi madre y mi tía están encantadas, lo noto. Mientras tanto, las chicas me miran con una cara de 'enserio Aria, mira que te encantan los numeritos'.
Al llegar abajo, siento como me recubre un aura protectora de los chicos sobre mí. La proyección de la antigua Aria causaba ese efecto en las personas. Un sentimiento de dependencia, como si estuviera hecha de cristal y necesitara que me salvaran de cualquier piedra en el camino. Justo la fachada que necesitaba hoy.
Algo que he aprendido con los años es que no debes temer aquello a lo que sabes que puede dañarte, como una capitana segura de sí misma que tiene el poder de destruirte en el campo. De qué sirve temerla, si la vas a ver venir de frente y no te va a coger por sorpresa. Sin embargo, a lo que si debes de temer es a aquello que a priori es dulce e inofensivo. Que no tiene maldad en su mirada. Porque nunca lo vas a ver venir. Por ejemplo, una dulce chica en vestido que está nerviosa por ir a un baile.
-Aria, toma. -me dice un Caleb un poco colorado, mientras que me extiende la mano, dejando ver una pequeña diadema con flores de colores anaranjados y blancos. Siento como la sala está pendiente de todo lo que hacemos.
-Es... es preciosa Caleb. -le digo mientras que me la pongo cuidadosamente, con miedo a que las flores se caigan en cualquier momento. Puedo ver cómo mi madre le guiña un ojo a Caleb y éste le sonríe. Ya sé para qué quería a mi madre el muy cabrito. No tuvo ni que pensar en que darme.
Ahora es mi turno. Cojo de encima de la mesa una pequeña caja negra con un lazo blanco y se la extiendo.
La abre con mucho cuidado y deja ver un pañuelo de color coral, de seda fina con un bordado en la parte superior. C . S
-Con que Caleb Stonewall eh... -me dice sonriéndome. -¿me lo pones?
Y con mucho cuidado le coloco el adorno en el bolsillo del traje dejando ver a un chico muy elegante a pesar de su peinado. Quien lo viera por primera vez pensaría que es un millonario, por la energía que desprende.
-Bueno chicos, -dice mi madre interrumpiendo el momento. -si ya hemos terminado aquí salid a la puerta que os espera el transporte para llegar al salón del baile.
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Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)
FanfictionHola, me llamo Aria, y he sido criada como una chica de la alta sociedad. Refinada y amable. Toda mi vida he interpretado éste papel, pero todo se acaba cuando aparece la entrenadora para ofrecernos a mi prima y a mí un puesto en un equipo, con la p...