Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)

Capítulo 10

1 año más tarde

Abro los ojos lentamente, me acerco al espejo y veo mi nuevo look. Ayer Sara y yo fuimos a la peluquería, ya no éramos las mismas que hacía un año ni de lejos y como la fiesta de presentación del equipo era hoy decidimos cambiar nuestro color de pelo.

Sara cogió un rubio platino, y se cortó el pelo a la altura de la barbilla. Se veía diferente, pero le quedaba perfecto. En cambio, yo me decidí por un morado caoba que me enamoró. Preferí dejarme el pelo largo ya que adoraba hacerme peinados diferentes.

Es por esto que ahora estaba viendo en el espejo a una pelimorada de ojos verdes y con una gran sonrisa.

Un año había pasado desde aquella noche. Un año de cambios en nuestras vidas, de conocer a muchas personas, de muchas fiestas a escondidas, de muchos castigos, de hacernos más y más fuertes, de duros entrenamientos. Ciertamente no habíamos dejado de entrenar ni un solo día y eso se puede ver en mi cuerpo.

Nos habíamos convertido en las jugadoras casi perfectas, siempre se podía mejorar algo, pero cada día intentábamos alcanzar la perfección.

Nuestros elementos habían cobrado vida alrededor de nuestras almas llegando a fusionarse y así habíamos logrado técnicas increíbles.

Además, al tener mi prima Sara y yo un alma tan poderosa, podíamos casi controlar los elementos lo que nos hacía tanto jugadoras como personas muy peligrosas. Al menos eso nos repetía la entrenadora para que no contáramos nada de nuestros entrenamientos.

Una mano en mi hombro me despierta de mis pensamientos, Sara me mira a los ojos, realmente se ve preciosa pienso, y me sonríe orgullosa.

Hoy volveremos a ver al Inazuma eleven, pero no sólo a ellos sino a personas especiales que hemos conocido a lo largo de nuestro camino durante el último año. Se la veía tranquila y segura, no había nervios sólo entusiasmo por ver el proyecto que tanto sudor y lágrimas nos había costado cobra vida.

Me coge la mano y aun mirando el espejo escucho su voz clara en mi mente. 'Te ves muy bien prima, todas confiamos en ti'. Y yo asiento levemente junto con una sonrisa.

A través de los duros entrenamientos a los que nos habíamos enfrentado habíamos desarrollado una serie de habilidades. Con tan solo tocar cualquier parte de mi cuerpo ella podía emitir unas vibraciones hacia mi cuerpo que sin emitir ningún sonido escuchaba un mensaje con su voz en mi mente. Lo mismo podía hacer yo con ella.

Al principio pensábamos que era telepatía, pero la teoría más sólida hasta el momento era que nuestras almas estaban ligadas, y éstas eran las que se encargaban de transmitir el mensaje si nos encontrábamos en contacto.

A su vez había aprendido a infundir miedo con mi voz a las personas. Al principio empezó siendo un juego, pero perfeccioné la técnica hasta convertirla en realidad. Era tan básico como controlar el aire que entra por el cuerpo de una persona. Quitabas el suficiente para que el cerebro emitiera señales de alarma y miedo al resto del cuerpo, pero la personas no llega a experimentar la sensación de asfixia.

Es por eso que cuando yo hablo, tiro un poco del aire que hay a mi alrededor obligando al resto de las personas que están a mi alrededor a entrar en ese estado de miedo. Cuando se lo conté a la entrenadora me obligo a perfeccionarlo con mis compañeras... Las pobres lo pasaron muy mal por mi culpa, pero eso me hizo ganarme su respeto.

Cada vez que recuerdo cada habilidad que he conseguido a lo largo de este año se me pone la piel de gallina. La entrenadora ha logrado reformar mi personalidad a una de doble filo. Dulce pero peligrosa, sarcástica y veraz. Más de uno se va a sorprender.