Capítulo 46

132 9 3
                                    

Me senté cansada en la silla del comedor. Hoy apenas tenía apetito. La conversación con Agna me había dejado preocupada, y más a un día del gran partido.

Llevaba todo el entrenamiento pensando cual podía ser esa pista que me llevara a la victoria. Mi mayor temor era la forma en que me había asegurado que perderíamos. En mi cabeza esa palabra no era posible, pero si ella lo decía, yo no lo cuestionaría.

Comí entre insufribles carcajadas del equipo de Inazuma con respecto a las gracias de Mel. Al parecer era nuestra mesa la única en percatarse de ello, pues los demás no hacían ni la intención de girar la cabeza cada vez que alguno gritaba cosas como: ¡Qué razón tienes Mel! O ¿Cómo no ibas a ganar esa competición si eres la mejor?

Se podía notar la tensión en nuestra mesa. Es por eso que en menos de 10 minutos ya habíamos comido y estábamos saliendo por la puerta hacia nuestras habitaciones.

Después de mucho tiempo, logré tenderme en mi cama, en silencio y cerrar los ojos para descansar. Mi cabeza iba y venía entre las distintas teorías de lo que podía pasar con ese equipo tan peculiar. Nunca llegué a pensar que podrían causar problemas.

-¿En qué piensas? –me pregunta Sara, rompiendo el gran silencio que tanto me agradaba.

Piensa rápido. A ellas no las puedo preocupar.

-En lo bien que se están llevando las chicas con el resto de equipos. –le digo rápida, esperando a que se lo creyera sin objetar preguntas.

-¿Las chicas con los equipos, o una chica en especial con un equipo en especial? –me responde con intención de sacarme todo. Al menos la conversación está cogiendo un rumbo que no me molesta demasiado.

-La verdad es que no me hace mucha gracia que Mel se lleve tan bien con todos ellos. Parece que los tiene engatusados. Ninguno tiene ojos para nadie más. –termino en un suspiro.

-Guau Aria, yo pensaba que te estabas refiriendo al equipo Italiano, por todo esto de Paolo, que puede que se valla con ella y esas cosas... -termina la frase y es cuando me doy cuenta de que no me había fijado en él en todo el rato que llevaba en la comida. Ni si quiera una mísera mirada. Me siento un poco mal.

-Bueno, lo nuestro es un poco diferente, -le comento intentando salir del paso. –pero lo de los chicos, que solían ser nuestros amigos quizás me duela un poco más. Además, tú no tendrías que estar preocupada porque esa chica rubia te robe a tu chico. –le contraataco. La mejor defensa es un buen ataque.

-Touché. Desde que llegaron las chicas he visto unos comportamientos muy raros en él. En un momento está tan tranquilo conmigo, y a los pocos minutos sólo tiene ojos para esa chica. Y cuando se lo recrimino me dice que no es cierto. Buf. –suspira mi prima con un deje cansado. –Axel está raro, y seguro que es culpa de la chica esa, no tiene otra explicación.

Asiento con la cabeza, pensando en sus palabras. No me da tiempo a responder porque la puerta de mi habitación suena insistentemente. Al abrirla veo unos ojos azules tranquilos, como siempre han sido, acompañados de una sonrisa dulce.

-¿Paolo, que haces aquí? –pregunto extrañada. Aunque realmente no sé por qué me extraña tanto.

-Vengo a relajarte. –me dice con una sonrisa y escucho como mi prima se atraganta con agua a mis espaldas mientras que mi cara sube tres tonos más rojos. –Eh, no no, no me refería a eso. –explica haciendo énfasis en la última palabra. –Te vengo a pedir una cita, para alejarte un poco de todo esto. Además, mañana tienes tu primer partido y quiero que te diviertas un poco antes de que te perdamos para siempre por la fiebre del fútbol.

Ahogo una carcajada viendo cómo el chico adoptaba el mismo color que rellenaba mis pómulos. Debo de pensar en el partido y no sé si es la mejor opción ahora mismo.

Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora