Capítulo 68

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Narrador omnisciente:

Ambos equipos han llegado sanos y salvos a sus respectivos edificios, y hacía ya bastante tiempo que se habían duchado. Ahora estaban en conjunto en una sala común, todos en silencio, pero haciéndose compañía unos a otros.

-¿Entonces Aria no se acuerda de nosotras? –preguntó al aire Kiara.

-No recuerda nada de lo que ha sucedido, y eso nos incluye. –le responde mordaz Camille con los ojos tristes.

-No me puedo creer que esto esté sucediendo, no a ella... -susurra Sara en brazos de Axel.

-A ti por lo menos te recuerda. –responde Blanca. -¿Sabes lo que ha supuesto el escuchar que preguntara por quiénes éramos? –le dice con la voz rota.

-No me lo puedo imaginar... -le responde la chica conmocionada soltando un suspiro triste.

-Quizás recupere la memoria pronto, quizás sólo sea algo temporal. –anima Mark con una sonrisa. –seguro que cuando empiece a jugar con vosotras la haréis recordar los buenos momentos. Todos la ayudaremos a que vuelva a ser ella. –termina en un susurro, intentando convencerse a sí mismo de sus palabras.

-Esto no funciona así Mark. –le dice Colette. –no ha sido debido a un golpe o algo parecido, ha sido por culpa de su alma, y dudo que pueda invertirse de esa forma...

-Entonces podéis utilizar vuestra alma para conectar con la suya, ¿no? –preguntó ilusionado.

-Eso es algo en lo que no habíamos pensado. –dice Sara incorporándose. Su cara muestra un atisbo de esperanza.

-Podemos unirnos todas juntas, nuestra conexión es lo suficientemente fuerte como para poder hacerla recordar, estoy segura. –dice Ámber cuya piel blanquecina estaba de unos tonos más claros de lo que debería.

-Quizás pueda funcionar. –dice Mel pensativa. –pero hay que hacerlo rápido. Puede que con el tiempo se haga más difícil de revertir. –y con estas palabras todas en alerta se pusieron en pie dispuestas a salir por la puerta. Pero antes de llegar si quiera a acercarse una voz las paró.

-No funcionará- habló Caleb desde una esquina apartado del resto. El chico no había emitido ni una sola palabra desde que había salido de aquella sala de hospital. –no funcionará porque no vais a encontrar su alma. –sentenció seguro.

-Todo el mundo la tiene, activa o inactiva, siempre se puede encontrar. –dijo enfadada Julia ante la actitud pesimista del chico.

-La he buscado Julia, y créeme que su alma no está. Antes no podíamos separarlas, era algo doloroso. Ellas se buscaban, pero ahora simplemente ha desaparecido. –dice con la voz quebrada.

Julia iba a responderle, pero Sara se adelantó.

-Si Caleb no puede enlazar su alma con la de Aria, nadie podrá. –dice apoyando al rapado, cosa que sorprendió a toda la sala. –sus almas son un poco más especiales que la del resto, -dijo evitando sacar el tema de las almas gemelas. –y si la suya no puede encontrarla ninguna podrá.

Con un aire desesperado se volvió a sentar entre las piernas de Axel y dejó que éste la rodeara por las caderas con los brazos con cuidado.

De nuevo se instaló el silencio en medio de la sala. Reinaban las miradas perdidas y desoladas. Sin esperanza.

Pasaron varios días en los que los equipos se mantuvieron en el complejo. Nadie quería irse sin saber que iba a pasar con la capitana del Luz de Luna, y ningún entrenador objetó nada sobre esto.

Al cuarto día, el silencio que reinaba en el edificio, junto con las horas muertas, fue roto por la llegada de la entrenadora. A su lado Marian, la madre de Aria.

Equipo Luz de Luna (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora