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YoonGi podía sentirse orgulloso de su primer día en el instituto, le había cerrado la boca a un alfa y había golpeado a otro quebrándole la nariz, y ahora, estaba en dirección con una sonrisa esperando a que llegase su tutor a solucionar el problema

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YoonGi podía sentirse orgulloso de su primer día en el instituto, le había cerrado la boca a un alfa y había golpeado a otro quebrándole la nariz, y ahora, estaba en dirección con una sonrisa esperando a que llegase su tutor a solucionar el problema.

—Maldito omega, haré que te echen de aquí, ya verás.

—No estoy seguro de eso, pedazo de idiota.

—¡¿Cómo me llamaste?!

—¡Joven Park! Siéntese ahora mismo —el director entró con el ceño fruncido y porte elegante, imponiendo un aura que hizo temblar al alfa menor ligeramente—, y le pido, señor Min, que por favor no provoque más a su compañero.

—Sí, director.

—Por otro lado, hasta ahora solo llegó el apoderado del joven Park así que esperaremos un poco más para iniciar está reunión.

Tan pronto como terminó de hablar, entró a la oficina un hombre alto, de ojos pequeños y nariz levemente respingada. Vestía un traje negro, camisa blanca y mancuernillas de Coco Channel en las mangas.

—Maldita vieja, siempre llega tarde. —murmuró el omega en voz baja, sin dejarse impresionar por el alfa que acababa de entrar, descolocando a su compañero que tenía una sonrisa de superioridad en el rostro.

—Buenas tardes. —saludó colocándose al lado de su hijo.

—Igualmente, señor HyungSik. Solo falta que llegue el tutor del joven Min y-...

—¡MIN YOONGIIIII!

La puerta se abrió de par en par y tras ella apareció una mujer alta, de cabello corto y labios rojos. Usaba unos tacones que probablemente la llevaban al metro ochenta con facilidad, además de ser delgada y vestir un conjunto de blusa y falda que resaltaban su figura, el aroma a rosas dejaba en claro que era una alfa.

Saludó con un pequeño gesto, caminando hasta su retoño al cual golpeó ligeramente en la cabeza, regañándolo en silencio.

—¿Señora Min? —la mujer asintió, seria— Me alegra que haya llegado. Muy bien —dijo luego de una pausa, sentándose en su escritorio, cruzando los dedos de las manos y colocando los codos sobre la mesa, adoptando una posición más acuerdo con su estatus en el instituto—, los llamé aquí porque sus hijos estuvieron apunto de armar una pelea en medio de la cafetería.

—¿Y se puede saber cuál sería el motivo? —preguntó la mujer.

—Eso es lo que me gustaría saber también. —respondió mirando a ambos estudiantes.

—¡Este estúpido omega me levantó la mano! ¡Deberían expulsarlo!

—¿Es eso cierto, joven Min?

—Sí, y lo volvería a hacer, —añadió con valentía— porque el muy imbécil me tocó el trasero.

—¡Soy un alfa! ¡Puedo hacer lo que quiera!

—¿Quieres que te rompa la nariz de nuevo?

—¡Suficiente! —exclamó el director— La violencia no está permitida en esta institución, señor Min, eso le puede traer varios inconvenientes —el joven a su lado sonrió con sorna. YoonGi sonrió en su interior y es que podía sentir como su madre estaba enojándose—, sin embargo, el acoso sexual tampoco lo está y teniendo en cuenta que el acto del joven YoonGi fue en defensa propia queda libre de todo cargo...

—¡¿Qué?!

—...., a diferencia suyo, joven Park. Usted no tiene ningún fundamento para lo que hizo, así que tendrá mucha suerte si no lo expulsamos de inmediato de aquí.

—¡No puede hablar en serio! Ese maldito omega debería pagar, ¡no yo!

—¡ChanYeol, ya cierra la boca! —el chico observó boquiabierto a su padre, quien evidentemente estaba del lugar de YoonGi— ¡Me avergüenza que seas mi hijo, con tu madre no te criamos así!

—¡Pe-Pero, papá...!

—Sin peros —lo cortó—. Si te expulsan, te enviaré al reformatorio, lo juro, y tendrás mucha suerte si tu madre no te asesina antes.

—Entonces... —habló la alfa—, ¿queda todo solucionado?

—Con su hijo sí, señora Min, a lo más YoonGi tendrá que quedarse a limpiar los salones, pero no habrá castigo alguno fuera de ese.

—Perfecto, entonces, nos vamos. De pie, YoonGi.

El menor obedeció, levantándose para luego despedirse del director y del otro apoderado presente, recibiendo unas pequeñas disculpas de su parte.

Ya fuera de la oficina, miró a su madre que aún estaba con el ceño fruncido.

—¿Qué?

—La nariz, ¿en serio? Te he dicho que debes golpear en las partes bajas cuando te acosen.

—Pues perdón por no dejarlo sin hijos, pero reaccioné rápido y por instinto.

—Al menos te defendiste, y ahora tendrás que limpiar aulas. —su cachorro se encogió de hombros.

—Ni modo. ¿Papá sabe de esto?

—Él quería venir en primer lugar, pero no podía dejar la compañía sola.

—Eres la CEO, ¿no podías dejarlo libre por unos momentos?

—¿Y que demandase al instituto por una riña? No, gracias, nos costó bastante meterte aquí con tu historial como para echarlo a perder.

—¿Preferirías que me quedase sin hacer nada?

—Eso nunca.

—¡YoonGi hyung! —ambos voltearon hacia donde venía NamJoon con una sonrisa de tranquilidad en sus labios— Me alegra que no te hayan expulsado, hyung.

—Nah, fue easy. JoonHee vino de adorno.

—¿Cómo que 'JoonHee'? —a YoonGi le llegó otro manotazo— Soy tu madre, insolente —el omega la ignoró—. En fin, tengo que irme, tengan un buen día. —comentó la mujer, yéndose del lugar.

—¿Le dijiste acerca de..?

—Ni siquiera lo menciones.

—De acuerdo.

Ambos chicos se dirigieron a sus aulas, ya más calmados. Quedaba poco para terminar aquel horroroso día.

Destino o Casualidad - jhs & mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora