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Sus manos se mantuvieron unidas incluso después de haber salido del restaurant, caminando tranquilamente hasta un parque en las cercanías del centro de la ciudad

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Sus manos se mantuvieron unidas incluso después de haber salido del restaurant, caminando tranquilamente hasta un parque en las cercanías del centro de la ciudad.

Se sentaron en una banca vacía, observando en silencio a las parejas que pasaban a su alrededor, o al menos eso hacía YoonGi, HoSeok tenía la mirada fija en él, maravillado por cada vez que aquellos ojos gatunos se encogían cuando algo le causaba gracia.

Sus mejillas aún tenían rastros de salsa manchándolas, así que se encargó de limpiarlas con un pequeño pañuelo, llamando la atención del omega.

–Estás todo sucio, hyung. Déjame ayudarte.

YoonGi se sonrojó bajando la mirada, dándole un leve asentimiento.

Continuó con su labor autoimpuesta, mojando de vez en cuando el paño con un poco de saliva, quitando los rastros más difíciles. Tuvo que soltar su mano al tomarlo del mentón, ladeando su rostro para quitar hasta la última mancha.
Finalmente limpió un poco de salsa cerca de sus labios y guardó el pañuelo, sintiéndose satisfecho.

Se acomodó en la banca, fijando la vista en el parque con las manos sobre su regazo, sintiendo a los segundos como YoonGi buscaba su diestra a tientas, entrelazando nuevamente sus dedos.

Volteó sorprendido, pero el omega no lo miraba, tenía los ojos puestos en la gente alrededor, tratando de ignorar su rubor. Sonrió antes de depositar un beso dulce en sus mejillas, disfrutando de lo coloradas que estaban.

No dijeron nada, cada uno sumido en sus pensamientos, disfrutando de la compañía mutua. El aroma a canela y vainilla colándose por sus olfatos, relajándolos y haciendo felices a sus lobos.

Era extraño. No necesitaban de nadie más, estando solo ellos dos, juntos, el mundo era insignificante. Las personas, plantas, animales, edificios, todo desaparecía dándoles un espacio único y satisfactorio, donde podían quedarse por el resto de sus vidas y no ser molestados por nada del exterior.

Una pareja unida por el destino, fortaleciendo ese lazo rojo que los perseguiría hasta el fin, aquel que velaría por su bienestar y el de sus cachorros.

YoonGi se acercó al alfa, apoyando tímidamente la cabeza en su hombro, llenándose de su aroma ante la cercanía. HoSeok no se quejó,  restregando su mejilla contra él, marcándolo mínimamente. El lobo del mayor mostró la pancita, gustoso, y YoonGi lo sacó a la luz con un suave ronroneo.

Pero no todo era flores y arcoíris.

Un fuerte y molesto olor a tabaco se filtró por la nariz del omega, sacándolo de su burbuja para ponerlo en alerta inmediata, levantándose de la banca de un brinco, soltando bruscamente la mano del menor.

Hoseok lo miró confundido, percatándose de como volteaba la cabeza hacia todos lados, buscando algo o alguien.

–¿Qué ocurre, hyung?

Destino o Casualidad - jhs & mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora