Destino o Casualidad - jhs & myg

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JungKook brindaba suaves caricias en el cabello de su hermano, estaba acostado junto a él mientras escondía la nariz en su cuello, tratando de captar ese aroma a vainilla que disminuía a cada día.

Observó la intravenosa conectada al brazo del mayor, recordándole todo el tiempo que no despertaría por voluntad propia, recibiendo los nutrientes y líquidos necesarios por ahí al no poder abrir los ojos.

Cuando YoonGi despertó por primera vez, desconoció a su familia y el lugar en donde estaba, lastimándose con las uñas mientras gritaba desesperado, sus padres tuvieron que contenerlo en lo que él llamaba al doctor que lo vio en la casa de su amigo. El médico de apellido Han, le inyectó otro sedante y tras volver a analizar la situación, formuló que lo mejor sería inducirlo en un coma para evitar esos ataques, la familia aceptó la propuesta con pesar y arregló la habitación para la atención del omega.

JungKook aguantó un sollozo al abrazar a su hermano y sentir lo delgado que estaba. Sus mejillas, que en su momento fueron levemente gorditas y adorables, ahora solo se hundían en su rostro, al igual que sus ojos, su piel blanca, pero con color había desaparecido, dejando solo una palidez escalofriante y la pancita que un día adornó su cuerpo haciéndolo tierno y apretable, se esfumó por completo. No entendía, incluso con la intravenosa parecía estar volviéndose más y más débil, como si no le hiciera nada, según el doctor era porque su cuerpo aceptaba la cantidad mínima de nutrientes por mero instinto de supervivencia, debido al rechazo de su lobo por la vida.

Dejó un beso casto en la frente de su hyung, antes de moverse con cuidado al escuchar los gritos de sus padres en la planta inferior.

Las tres semanas estipuladas por su padre se habían cumplido hace cuatro días, sin embargo, la alfa seguía terca buscando otra solución, exasperando a su marido que comenzaba a sentir como su lazo con el cachorro iba desapareciendo.

—¡Tenemos que llamar al chico, JoonHee! ¡YoonGi va a morir!

Se estremeció en su lugar, pocas veces Jeonghyun alzaba la voz, y menos con tal intensidad. Estaba desesperado, como todos.

—¡Dame más tiempo, maldición! ¡Sé que encontraré una forma distinta de salvarlo!

—¡Quedan menos de tres días! ¡Se debilita a cada segundo! ¡¿CÓMO PUEDES PEDIRME MÁS TIEMPO?!

—¡NO LO QUIERO CERCA! ¡NO QUIERO A ESE ALFA CERCA!

—¡¿Y TÚ CREES QUE YO SÍ?! ¡¿DESPUÉS DE LO QUE LE HIZO A MI HIJO?! ¡No me agrada, pero si es clave para ayudarlo se lo pediré de rodillas!

—¡También es mi cachorro!

—¡Entonces, déjate de estupideces y haz tu papel de madre! ¡No permitiré que muera porque no sabes aceptar una derrota!

El silencio vino después de eso. JungKook no quería salir y ver que sucedía, pero se lo imaginaba, su padre había golpeado con fuerza el orgullo de la mujer y su lugar en la familia, cuestionó su posición como quien debía cuidar de los cachorros si algo le sucedía a él.