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JungKook caminaba a paso rápido completamente fuera de sí, ignorando los gritos de YoonGi a sus espaldas

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JungKook caminaba a paso rápido completamente fuera de sí, ignorando los gritos de YoonGi a sus espaldas.

No lo entendía.

No tenía derecho alguno de seguirlo e interrumpir ese mágico momento con su alfa, y menos de llevar a un omega con él, que al parecer era la pareja de TaeHyung.

Se sentía triste, confundido, enojado, decepcionado. Miles de emociones rondaban en su mente y corazón, volviéndolo loco.

«Soy su novio»

Le había confesado el omega cuando le preguntó que hacía allí.

JungKook no podía creerle y miró a TaeHyung en busca de algún argumento,  de alguna excusa, pero el alfa sólo asintió con la mirada baja, confirmando lo dicho por el contrario. No pudo aguantar más y se fue del lugar, escuchando los gritos de YoonGi tras él, sintiéndose traicionado.

'Qué estupidez'. Pensó quitando una lágrima rebelde.

Ellos no eran nada, solo compañeros de academia con sentimientos encontrados, pero nada más, no valía la pena llorar por algo así. Sin embargo, su corazón se oprimía angustiado, infeliz, deseando no haber aceptado nunca una cita con el alfa.

—¡Min JungKook, detente! —le ordenó YoonGi, tomándolo del brazo para detener su avance.

—¡Suéltame, hyung! —estalló zafándose bruscamente—¡Arruinaste todo!

Aquella acusación solo hizo enfurercer al mayor.

—¿Arruinar? ¿Te estás escuchando? Ese alfa jugaba contigo. ¡Tenía pareja, JungKook! Y aún así te besó.

—Yo no sabía que estaba con alguien...

—El omega es su destinado.

¿Destinados? ¿Ellos dos? ¿Entonces por qué su lobo decía que aquel era su alfa? ¿Por qué su corazón latía como loco ante su presencia? ¿Por qué TaeHyung le había dicho que sentía lo mismo? ¿Fue acaso una simple broma?

—N-No. Estás mintiendo, hyung.

YoonGi lo observó en silencio unos segundos, viendo como unas lágrimas traicioneras empapaban sus mejillas.

Su pecho se oprimió, sintiendo como su lobo chillaba por consolar a su hermanito pequeño, así que se acercó despacio y lo abrazó, liberando feromonas de amor y cariño que lo envolvieron con toda la dulzura del mundo.

Los omegas estaban hechos para cuidar y dar consuelo a los más pequeños, sean sus hijos o no, y también para calmar a los alfas en caso de algún conflicto. Sus aromas dulzones arrullaban a los lobos, brindándoles el alivio que necesitaban.

A pesar de ser un poco más alto que su hermano, JungKook lucía como un niño pequeño en sus brazos, aferrándose a él mientras soltaba todo lo que lastimaba a su pobre corazón enamorado, llorando sin detener sus lágrimas ni gritos.

YoonGi le acariciaba el cabello con cariño, murmurándole palabras de aliento en tanto seguía liberando su aroma, cubriéndolo con él para darle una sensación de mayor seguridad.

—Nunca te he mentido, Kookie, lo sabes. —le recordó cuando lo pudo percibir más tranquilo.

El menor se alejó para mirarlo, mantiendo parte del abrazo.

Era cierto, en sus dieciséis años de vida, sólo se había dedicado a cuidarlo, mimarlo, hacerlo feliz y por supuesto, hablarle sin mentiras.

Recuerda perfectamente cuando se le cayó su tercer dientesito, tenía siete años y había corrido como loco donde sus padres a mostrárselo, los adultos le sonrieron diciéndole que debía guardarlo bajo la almohada y el hada se lo llevaría por la noche, dejándole dinero a cambio. Su hyung, que ya sabía la verdad, se molestó con ambos adultos y espero a estar solo con él para decirle la verdad.

«El hada de los dientes no existe, Kook. —le dijo al verlo guardar cuidadosamente el objeto bajo la almohada—. Papá y mamá son los que dejan dinero mientras estamos durmiendo. Ellos mismos me lo confesaron hace unos meses»

Al pequeño se le habían llenado los ojos de lágrimas, sabiendo perfectamente que YoonGi no mentía, sintiendo su ilusión destruida.

Sus sollozos terminaron por alertar a los adultos que corrieron al cuarto, viendo como su hermano lo abrazaba.

Cuando el mayor les dijo el porqué del mini escándalo se ganó un regaño, diciéndole que Kook era demasiado pequeño para saber la verdad.
YoonGi estuvo refunfuñando por días, sin arrepentirse en lo más mínimo, negándose a mentirle.

Lo mismo pasó con Santa Claus y el conejo de pascua, pequeños cuentos que terminaron en ilusiones destruidas por culpa del cachorro, que sólo deseaba el bien del menor.

—Lo sé, hyung. Pero eso no lo hace más fácil —sollozó, sintiendo como sus lágrimas eran secadas suavemente—. TaeHyungie hyung dijo que sentía lo mismo que yo.

—¿Y qué es lo que sientes tú, Kookie?

Bajó la cabeza, mordiendo su labio con nerviosismo antes de responder.

—Él y yo somos como tú y Hobi hyung.

—¿Cómo yo y HoSeok? —lo miró sin comprender, hasta que una ampolleta pareció prenderse en su cabeza— ¿Te refieres a qué son-...?

—Destinados. Sí...

—P-Pero eso no es posible...

La sorpresa no pudo plasmarse mejor en su voz.

¿Dos omegas destinados a un mismo alfa? Nunca había oído nada igual. Era extraño, inusual, pero no imposible si se pensaba bien.

La Diosa Luna era quien formaba las parejas, a veces unía a dos alfas, a pesar de que ambos poseían un carácter dominante; otras a dos omegas, en ocasiones los destinados estaban en lados totalmente opuestos del globo, pero siempre terminaban encontrándose, rompiendo cualquier obstáculo.

En conclusión, una relación poliamorosa no era del todo improbable.

YoonGi no lo creería posible si no se tratara del menor. Sabía que JungKook era miedoso con los alfas, lo sometían con facilidad y se cohibía como un venado asustado, por eso le había parecido extraño cuando lo vio platicar con naturalidad TaeHyung, sonriendo como lobo enamorado y permitiéndole acercarse tanto.

Tenía miedo. No quería que le hicieran daño, debía protegerlo, sin embargo, si era su alfa, terminaría tarde o temprano con él.

Negó con la cabeza apartando esos pensamientos de su mente. Su prioridad ahora era cuidar del menor, volver a ver una sonrisa en el rostro y hacerlo feliz, ya después tendría tiempo de intimidar al causante de todo.

—¿Por qué no volvemos a casa, conejito? —le ofreció con voz tranquila—. Comeremos helado y veremos películas de Marvel.

—No quiero que papá se dé cuenta de que lloré, me preguntará porqué y no le voy a poder mentir.

—Cierto. Vaya problema...

No podían volver tan pronto, pero tampoco querían quedarse ahí sin hacer nada, además, existía la posibilidad de que la pareja siguiera por algún lugar arreglando sus problemas y no sería bueno encontrarse otra vez. La otra salida era NamJoon, sin embargo, su casa quedaba demasiado lejos.

A YoonGi se le iluminaron los ojitos cuando se le ocurrió la idea perfecta.

Le dio una sonrisa dulce, enviándole un mensaje rápido a su padre, informándole que se había encontrado 'por casualidad' con el menor y que irían juntos a un lugar antes de volver. Esperó el visto antes de partir, tomando la mano de JungKook, que lo siguió sin replicar, confiaba en él.

YoonGi se encargaría de arreglar todo, lo sabía.

Destino o Casualidad - jhs & mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora