Destino o Casualidad - jhs & myg

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El omega observó su reflejo por quinta vez en menos de diez minutos, estaba comenzando a sentirse ansioso.

Resistió el impulso de tomar nuevamente el cepillo y huyó del baño antes de arrepentirse.

Su hermano, que descansaba sobre la cama, lo miró asombrado.

—Woah... —exclamó al verlo.

—¿Qué? ¿Demasiado informal? ¿La camisa es muy común? ¿Luzco muy pálido?

—¿Qué? ¡No, hyung! ¡Es un 'woah' de 'luces hermoso'!

—¿De verdad? —el chico pareció aliviado al escucharlo.

—¡Sí, hyung!

YoonGi soltó un suspiro que no sabía que estaba reteniendo.

Jamás se había sentido tan nervioso como en ese momento, ni siquiera en la primera cita con el alfa.

Se atrevió a darle otra mirada a su atuendo, esta vez, con más confianza en sí mismo.

Camisa blanca con un par de botones sin abrochar al comienzo, jeans azules, zapatillas negras y un par de aros largos en sus orejas.

Algo simple, pero bonito.

Sin mencionar el collar que adornaba su cuello.

Aquello era sin duda lo mejor del vestuario.

JungKook le hizo un par de señas para que se sentara a su lado.

—¿Cuánto queda para que Hobi hyung venga a buscarte?

El omega revisó el móvil brevemente.

—Media hora, ¿por qué?

—¡Luna, hyung! ¡Falta demasiado! ¿Por qué apresuraste tanto?

—Estoy... nervioso. —admitió con un sonrojo en sus mejillas.

—Se nota —la risita de JungKook lo hizo bufar—. ¿Quieres que te maquille un poco?

—¿Desde cuándo sabes maquillar?

—Me enseñó Mimi-hyung. No soy un experto, pero algo aprendí.

YoonGi dudó unos momentos.

—Siempre y cuando no me dejes como payaso...

—¡Claro que no! Además, será suave, un poco de brillo labial y unas sombras para que destaquen tus ojitos de gatito y ya.

—Si yo tengo ojos de gato, tú los tienes de ciervo.

JungKook lo golpeó.

HoSeok tocó la puerta, esperando pacientemente a que le abrieran, estaba por enviarle un mensaje al omega, cuando sintió aquel escalofrío recorrer su espalda y supo exactamente quién le daría la bienvenida.

—Jung HoSeok.

La alfa lo miraba con el ceño fruncido, brazos cruzados bajo su pecho y mentón levemente levantado, casi en una postura desafiante.

—Señora Min —contestó a modo de saludo—. Vine por hyung.

—Lo sé —la mujer lo analizó por unos segundos eternos en silencio, para luego hacerle un gesto con la cabeza hacia el interior de la casa—. Entra. Tenemos que hablar de algo importante.

Hoseok asintió, confundido, y la siguió por el pasillo.

—¿El señor Min no está?

—No, tenía asuntos que atender.

—Entiendo.

Su lobo se removió ansioso cuando el aroma a vainilla llegó a su olfato, Hoseok prefirió ignorarlo, quería ver a YoonGi, sin embargo, la mayor lucía demasiado seria como para dejar aquella reunión de lado.

Finalmente, se encerraron en una pequeña habitación con varios muebles, papeles y útiles de escritorio en el interior.

Una oficina.

—Siéntate —ordenó señalando una silla desocupada. Ella se posicionó en el asiento contrario—. Antes de charlar, ¿agua, o algún otro bebestible?

—No, gracias.

—Bien. Verás, quería hablar contigo respecto a este avance con mi hijo.

—¿Se refiere al cortejo?

—Exacto. Quiero saber si tienes claro lo importante que es este momento en sus vidas, y sobretodo en la de YoonGi.

—Señora Min, sé que soy capaz de protegerlo a él y a nuestros futuros cachorros, si eso es lo que quiere decir.

—Más allá de eso, debes amarlo, demostrar que tu cariño no es algo superficial que desaparezca de la nada. Los omegas son sumamente sensibles cuando están siendo cortejados, si le das una rosa, puede que chillen de alegría por horas, pero si le gritas o lo golpeas, entonces...

Hoseok la cortó, enfadado.

—Jamás. Escúcheme bien, jamás en la vida golpearía a mi omega. YoonGi hyung es la persona más valiosa que he conocido. Mi lobo, y todo yo, solo deseamos amarlo, protegerlo y consentirlo, y eso es lo que pretendemos hacer en el cortejo y para siempre si es posible.

La mujer lo observó en silencio tras su declaración, para luego levantarse con un suspiro.

—Solo te estoy advirtiendo que debes ser cuidadoso con tus acciones, porque cada parte de él te está analizando, verificando si eres un buen alfa —le aseguró—. Este momento, Jung HoSeok, es una apuesta de todo o nada, y dependiendo de como juegues tus cartas, verás si ganas o pierdes —el menor meditó sus palabras unos segundos—. Ahora vete, ese cachorro ya debe saber que estás aquí y no olvides lo que te dije.

—No lo haré. Tenga una buena tarde.

Y con eso, salió de la pequeña oficina.

Su cerebro repitiendo a toda velocidad aquella frase.

Todo o nada.

Demostraría que era capaz de ser el alfa de YoonGi, daría lo que fuera necesario para estar junto a su destinado.

Iba a ganar esa apuesta contra sí mismo, y nadie lo impediría.

[...]

Maratón 1/3