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Otra jornada más, e igual que la anterior, la lluvia azotaba con fuerza los cimientos y empapaba a los alumnos, por suerte para la mayoría de ellos, las clases acababan temprano el día viernes

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Otra jornada más, e igual que la anterior, la lluvia azotaba con fuerza los cimientos y empapaba a los alumnos, por suerte para la mayoría de ellos, las clases acababan temprano el día viernes.

Los abrigos de YoonGi no habían disminuido, quizás incluso aumentaron una prenda por debajo de las demás. JungKook, a su alrededor, saltaba de charco en charco salpicando el agua que se juntaba.

—Te juro que si me salta una sola gota, te cortaré el cabello.

—Que malo, hyung. —puchereó quedándose tranquilo.

—No entiendo porque mamá me regaló una maldita moto si no me deja usarla.

—Porque estuviste dos meses insistiéndole, echándole sal a su té y cambiando su shampoo por tinte de comida. Cualquiera se aburriría, hyung.

—Bah, tonterías. Pude haberle rapado las cejas mientras dormía o hacerle agujeros a los condones.

—¿Y por qué no lo hiciste?

—¿Lo primero? Porque papá me castigaría, y lo segundo, porque con un parásito que me lo quite es suficiente.

—¡No soy un parásito!

—Yo nunca dije que fueras tú.

El menor infló sus cachetes y YoonGi sonrió divertido.

NamJoon los esperaba en la entrada del instituto, los saludo y juntos fueron hacia el interior, dejaron los paraguas colgados y se cambiaron los zapatos, dejando los mojados en los casilleros.

—La próxima semana empiezan las academias. —comentó JungKook emocionado.

—Yo tengo que presentar este ensayo antes del toque de timbre —informó NamJoon sacando de la mochila un montón de hojas, al menos quince páginas llenas de una pulcra caligrafía—, así que los dejo. Nos vemos en la sala, Yoon.

—NamJoon hyung siempre se excede en sus trabajos.

—Déjalo ser, es parte de él.

Siguieron caminando hasta llegar al aula de JungKook, quien sonrió alzando su mano en dirección a un grupo de personas.

—¡Koookie! —Lalisa saltó sobre él, besando su mejilla. El chico se sonrojó, sin embargo, no se alejó hasta que llegaron los demás.

—Buenos días, galleta.

Era el primer chico omega que veía YoonGi además de su hermano. Tenía el cabello blanco, ojos grandes con un pequeño lunar bajo el izquierdo y labios gruesos, extranjero probablemente. Detrás suyo, venía un chico alto, de cabello negro, un alfa por lo que pudo olfatear YoonGi. No recordaba si era o no del grupo que había acosado aquella vez a su hermano, pero supuso que no cuando abrazo por la espalda al otro joven.

—Hyung, ellos son BamBam y Yugyeom. Chicos, él es mi hermano.

—Un gusto. Kunpimook, pero puede decirme BamBam.

Destino o Casualidad - jhs & mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora