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La campana del instituto sonó y YoonGi corrió lo más rápido que pudo hacia la entrada

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La campana del instituto sonó y YoonGi corrió lo más rápido que pudo hacia la entrada. No podía volver a llegar tarde.

—¡Rápido, JungKook! —su hermano iba detrás de él, con una mochila sobre su hombro y lo que parecía ser un proyecto de arte en las manos.

—¡Hago lo que puedo, hyung!

—¡Espere, no cierre! —el guardia pareció escuchar su grito, se detuvo esperando a ambos jóvenes hasta que entraron al lugar—. Gracias...

El mayor asintió, alejándose en silencio.

—Hyung, le dije que debíamos levantarnos temprano. —le regañó.

—Una palabra más y te rompo tu figura de IronMan.

El menor hizo un puchero, absteniéndose de comentar otra cosa.
Se acercó depositando un beso dulce en su mejilla para luego correr hacia el salón. YoonGi hizo lo mismo, resoplando por el nuevo día, ignorando a su omega que saltaba entusiasmado por ver al alfa.

Entró al aula, soltando un suspiro de alivio cuando vio que aún no llegaba el profesor, caminó hasta su puesto ignorando a HoSeok cuando pasó junto a él.

—Pensé que no llegarías, hyung. —habló el moreno.

—Yo tampoco, tuvimos suerte con Jungkook.

—Oh, ¿ya decidió que era tiempo de venir a estudiar?

—Papá lo obligó, si hubiese sido por él y mamá se hubiese quedado en casa todo el año. Está algo atrasado con los deberes así que hace lo que puede.

A pesar de que había pasado una semana desde el inicio del ciclo escolar, el menor de los Min se negaba a ser un estudiante normal y asistir a clases. Su madre estaba de acuerdo con esto, el cachorro era demasiado tímido y se cohibía con facilidad con los alfas, a diferencia de YoonGi, que no dudaba en defenderse de ser necesario. Jeonghyun fue paciente y dejó al menor disfrutar unos días, sin embargo, sabía que las clases en el hogar y las presenciales eran totalmente distintas, y no estaba dispuesto a satisfacer todas las solicitudes del menor, por más que fuera su cachorro. Le dijo que si no le gustaba, lo enviarían de regreso a la escuela para omegas, pero debería pasar allí al menos un mes y cumplir todas las obligaciones que pusiera el instituto. Tanto JungKook como su madre quisieron replicar pero bastó sólo una mirada del omega mayor para quedarse callados y obedecer.

YoonGi estaba preocupado él, tenía claro que los alfas eran unos idiotas de primera y temía que acosaran al menor, pero sobretodo, le preocupaba no estar a su lado para defenderlo.

NamJoon notó su semblante afligido, colocando una mano sobre su hombro brindándole consuelo.

—Estará bien, hyung. Es un chico fuerte.

—Estaría tranquilo si usara esas clases de taekwondo para algo, pero se queda sin hacer nada, Monster. Es como un corderito asustado con los alfas.

JungKook había tomado clases de defensa personal por órdenes de sus padres, logró ser el mejor en el grupo, sin embargo, seguía sin superar su timidez y ligero temor. El mayor de los hermanos también hizo lo mismo, pero él prefería el método tradicional, patada en la espinilla o entrepierna, y si es posible, romperle la nariz como en el caso de Chanyeol.

El profesor ingresó al aula saludando, distrayendo a YoonGi de sus pensamientos.

—Muy bien, alumnos. El día de hoy... —comenzó escribiendo en la pizarra— hablaremos de la voz de mando.

Muchos alfas comenzaron a silbar y hasta aullar ante aquellas palabras, betas y omegas rodaron los ojos.

—¡Silencio! Dejen de comportarse como idiotas hormonales, están a un año de salir de aquí y convertirse en adultos responsables. Compórtense como tal.

YoonGi amaba a ese profesor. Los alumnos se callaron de inmediato, completamente humillados. El profesor suspiró, continuando con la clase.

—Muy bien, ¿alguien me podría decir de qué trata esta característica? —una chica beta levantó la mano— ¿Si, Seolhyun?

—La voz de mando, o voz de alfa, es un carácter que consiste en obligar a los omegas a hacer lo que ellos deseen.

—Bien, Seolhyun, pero la palabra correcta es 'sumisión'. Esta voz saca a flote al lobo de cada omega y lo, o la, obliga a someterse frente al alfa, a ser sumiso —explicó—. En el caso de los betas, no está en su naturaleza ni ejercer ni recibir alguna orden, por lo que, si bien la voz les afecta, lo hace en una menor medida que a los omegas. Es decir, si a un chico de estos últimos le ordenan guardar silencio, no le queda otra que obedecer, pero los betas pueden resistirse a esta orden. ¿Queda claro?

Los presentes asintieron, unos más concentrados que otros. YoonGi soltó un bostezo de aburrimiento, echándose sobre el escritorio para dormir.

—Ahora vamos a lo importante, ¿por qué no se debe usar en cualquier circunstancia? —el omega frunció su ceño, levantando nuevamente la cabeza— ¿Nadie?... De acuerdo, alfas, piensen que una persona les diga que hacer —se escucharon algunos gruñidos— y no puedan negarse por nada del mundo, apesar de que sea contra su voluntad, apesar de que se resistan con todas sus fuerzas —hubo unos minutos de silencio. Por primera vez, YoonGi vio como algunas personas del salón meditaban las palabras del profesor. Inconscientemente, dirigió su mirada a HoSeok que parecía feliz con la explicación—. Cada vez que quieran pasarse de listos y ejercer este... "poder" sobre algún omega, piense en cómo se sentiría si lo usaran contra ustedes.

La clase continuó sin percances, el profesor contaba a grandes rasgos el origen de la voz de mando y las repercusiones, además de los alfas puros y su lugar en el primer eslabón de la jerarquía. Poco después, el timbre sonó y los alumnos se levantaron de los asientos, ordenando sus cosas para salir del salón.

HoSeok se apresuró en acercaste a YoonGi y NamJoon, tenía una sonrisa en la cara, sin embargo, le temblaban las manos, delatando su nerviosismo.

—Hyung, hola —el mayor lo observó en silencio, juzgándolo con la mirada—. Quería saber si te gustó la leche que te llevé.

El moreno ladeó la cabeza confuso, observando al más bajo en busca de una respuesta. YoonGi evitó mirarlo.

—¿A qué te refieres? —le preguntó al alfa.

—¿Eh? Bueno, le di un regalo el sábado, cuando fui a su ca-...

—¡Shhh! Cállate, cállate, cállate.

—¿Fue a tu casa? —el tono que usó el moreno no pasó desapercibido por ninguno de los dos. Para YoonGi era una clara acusación, '¿por qué no me dijiste?' parecía decir.

Lo esquivó nuevamente, tomando a HoSeok de la mano para tironearlo fuera del salón.

—Vamos a comer. Tengo hambre.

—¡Hyung, no me ignores!

—Apresúrate, estúpido alfa.

—¡YoonGi hyung!

Destino o Casualidad - jhs & mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora