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HoSeok detuvo el auto justo donde le indico TaeHyung, aparcándolo en un espacio libre frente a la casa

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HoSeok detuvo el auto justo donde le indico TaeHyung, aparcándolo en un espacio libre frente a la casa. El alfa tragaba saliva nervioso, liberando feromonas que contagiaban su estado anímico al omega menor, y provocando un chasquido de disgusto en YoonGi.

Los cuatro se bajaron del vehículo, JungKook de inmediato fue con él y tomó su mano, brindándole apoyo. Su hermano hizo una mueca, pero no dijo nada, sabiendo que no era el momento para ponerse celoso y sobreprotector.

Avanzaron hacia la pequeña casa de dos pisos, un color amarillo pálido decorando las paredes exteriores, con un antejardín lleno de plantas medicinales y un rosal en medio para dar otro color además del verde.

TaeHyung se acercó a la entrada principal con los demás detrás de suyo, daba pasos lentos que desesperaban a YoonGi, y estaba seguro que si no le gritaba, era solamente porque HoSeok tenía sus dedos entrelazados, otorgándole más paciencia.

Suspiró nervioso antes de alzar la mano y dar unos toques en la puerta, esperando al omega. Unos pasos resonaron y trató de no retroceder y salir huyendo, agradeciéndole mentalmente a JungKook por no soltarlo y darle un pequeño apretón, haciéndole saber que estaba allí junto a él.

La puerta se abrió dejando ver al omega, tenía puesta una sudadera que le llegaba hasta la mitad de los muslos y descubría parte de su hombro derecho, el cabello revuelto, mejillas rosadas y ojos rojos les daba la clara información de que había estado llorando.

No escondió su sorpresa al ver al alfa, así como tampoco su dolor cuando notó su mano unida con la del otro omega.

—J-JiMinnie... —lo llamó tembloroso.

—¿Qué haces aquí?

—Yo... N-Nosotros...

JungKook entrelazó sus dedos con los del castaño, sin embargo, mantenía la mirada fija en el otro chico, sintiendo como su lobo no se alteraba ante su presencia, ni lo rechazaba sabiendo que era la pareja del alfa, al contrario, quería acercarse, sentir mejor ese aroma a mouse de limón y perderse en su mirada.

Soltó un suspiro, sintiéndose tranquilo al saber que la teoría era cierta, ahora sólo faltaba hacérsela saber a JiMin y orar a la Diosa Luna por su comprensión.

—Tenemos que hablar. —sentenció JungKook al ver que las palabras no parecían querer salir de TaeHyung.

—¿Tenemos?

—Sí. Usted, TaeTae hyung y yo.

—¿P-Por qué?

—Porque somos destinados.

Sentía la necesidad de ir directo al punto, no existía motivo para alargar el sufrimiento de ninguno de los tres.

—¿Qué? —miró a TaeHyung buscando respuestas, el alfa asintió suplicando con la mirada que por favor le creyera. Mordió su labio, escuchando a su animal aullar por consolar al alfa, sin embargo, seguía herido—. Pero yo no quiero hablar... —murmuró bajito, mirando sus pies descalzos.

El pecho aún dolía al recordar el beso entre ambos, y seguía enojado por el uso de la voz de mando contra él.

—Luna, dame paciencia —rogó YoonGi al cielo, haciéndose notar. JiMin se sorprendió al no haberlo visto, por supuesto, estaba detrás de TaeHyung y JungKook, pero su olor seguía presente, al igual que el del otro alfa, que se mantuvo silencio mirando a su pareja—. Niño, ¿me recuerdas, verdad?

¿Cómo podría no hacerlo? Gracias a su ayuda abrió los ojos, de lo contrario, seguiría creyendo profundamente en TaeHyung.

—... YoonGi hyung, ¿no?

—Ajá... Verás, este de aquí —dijo acercándose a JungKook—, es mi hermano pequeño. Siempre le ha tenido pavor a los alfas, le dan miedo y corre como cordero asustado cuando se le acercan a hablar con él —JiMin frunció el ceño. Pero si se había besado con su pareja, ¿cómo osaba mentirle en la cara?—. No me veas así, déjame explicarte —le pidió rápidamente—. Mi único deseo es protegerlo, por eso al verlo con TaeHyung quise separarlos, porque temía que le estuviera haciendo daño —confesó ignorando el ceño fruncido de HoSeok—. Después me di cuenta de mi error, cuando JungKook confesó que era su alfa, y según sabía por ciertos motivos, también el tuyo —No podía decirle que lo había mandado a investigar—. A lo que quiero llegar, es que ninguno de los dos está tratando de engañarte ni nada parecido, están destinados, los tres.

—Pero...

—Aún no termino. Tenemos pruebas que argumentan lo que digo —aclaró mirando a TaeHyung—. Vamos, niño, muéstrale los libros, no los trajiste de adorno.

—Ah... S-Sí... —soltó la mano del menor mientras hurgaba en la mochila, buscando su salvación.

—Una vez que veas nuestra investigación sabrás que estamos diciéndote la verdad y podrás comprobarlo con JungKook. Pero siendo sincero, creo que deberíamos hablarlo dentro, no es muy cómodo conversar de un tema tan delicado en la puerta de tu casa.

JiMin asintió dudoso, haciéndose un lado para dejarlos pasar.

TaeHyung avanzó sin atreverse a mirarlo, con los libros en las manos, JungKook lo siguió dudando por primera vez, mientras que YoonGi fue detenido por HoSeok para que se quedaran afuera.

—¿No van a entrar? —preguntó JiMin ganándose la atención del omega menor, quien observó a su hermano, el cual miraba al alfa confuso.

—Es mejor que solucionen esto entre ustedes —habló HoSeok con una sonrisa—. Nosotros sólo vinimos de apoyo, además, estorbaríamos en una posible reconciliación.

—Pero-...

—En caso de que nos necesiten —interrumpió a su omega—, estaremos en el auto.

Tomó a YoonGi de la cintura llevándolo a rastras hasta el vehículo, ignorando sus protestas y reclamos.

JungKook soltó una risita al entender el actuar del alfa. Al parecer, al fin alguien pondría en su lugar a su hermano.

Fijó su atención en el otro omega que lo observaba en silencio, JiMin se sonrojó desviando la mirada, cerrando la puerta para luego correr al interior del hogar, ignorando el hecho de que su lobo ronroneó ante el aroma del menor.

Destino o Casualidad - jhs & mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora