Akaashi había caminado sola hasta casa después del entrenamiento. Tenía un poco de tarea de Biología que terminar y por fin tendría algo de tiempo para descansar.
Era realmente extraño no pasar sus tardes al lado de Bokuto, comenzaba a sentir con el paso de los días que el tiempo durante los entrenamientos no era suficiente para ver los gestos adorables de su cabeza hueca saltando de un sitio a otro.
Sus deberes y los constantes pendientes de la albina habían hecho casi nula su interacción. Casi no habían tenido momentos a solas en los últimos días y eso comenzaba a afectar su contador de cariño.
Si fuera por ella, pasaría un día entero dejándose acariciar el cabello por la mayor para compensar el tiempo invertido en tantos pendientes. Pero sabía que tanto ella como — y en especial— Bokuto, necesitaban poner en orden partes importantes de su vida.
Suspiró lastimosamente, porque aunque era consciente de lo correcto, aún así quería pasar más tiempo con la albina.Giró la última cuadra hasta su hogar, observando un inusual automóvil azul oscuro aparcado en la entrada. Quizá algún vecino despistado había tenido una visita inesperada y habían dejado el coche en su entrada, así que no le tomó mucha importancia al abrir la protección del jardín y adentrarse hasta la puerta de entrada.
—Te dije que era una mala idea, ni siquiera deberías estar aquí.
Escuchó algo de ruido antes de entrar, por lo que suponía que el auto afuera sería de alguna visita para su madre. Sólo esperaba no tener que toparse con el señor Kim en su sala, ya que no tenía ánimos de fingir cortesía con un hombre tan desagradable.
"Tu madre es una mujer hermosa" Le decía constantemente cada vez que cruzaban palabra. "¿Qué te parecería tener un nuevo papi en casa? Tengo un televisor de 80 pulgadas y un labrador al que podrían hacerle compañía".
Era sumamente desagradable la forma nada sutil en la que intentaba comprarlas, tanto a ella como a Hatsu.Giró la llave con cuidado, haciéndose de toda su paciencia antes de poner un pie dentro.
—Estoy en...
Dijo quitándose los zapatos como de costumbre, pero deteniéndose ante la escena delante de ella.
—Podrías explicar que fue lo que...
La chica observó el tironeo, sus ojos sin poderse creer lo que veían.—¿Papá?
El alto hombre de cabellos oscuros se inclinaba ligeramente hacía Hatsu a mitad del pasillo hacia la cocina, sus dedos enganchados al brazo de su progenitora, intentando hacer que esta no le diera la espalda.
—Keiji
Dejó ir el brazo de su ex esposa enseguida. La expresión más seria que Akaashi había visto en mucho tiempo.
—¿Qué haces aquí?
Preguntó de golpe, sonando mucho más tosca de lo que me realidad quería.Hayate parecía genuinamente consternado, casi como si no tuviera ni la más mínima idea de por qué estaba ahí.
—Tu madre...— Miró a Hatsu, quién ya había puesto suficiente distancia entre ellos —Me pidió que hablara contigo sobre lo que ha pasado hace unos días.Akaashi miró a su madre, quién había empleado una silla como escudo para separarse de su padre.
El hombre dio una respiración larga, demasiado tranquila y monótona para considerarse un suspiro. Hacía tanto que no experimentaba la sensación de ir en cámara lenta en el actuar del hombre que le dió la vida.—Sé que golpeaste a un chico de tu escuela— Intentó iniciar —Y tu madre está molesta porque teníamos un trato Keiji.
La morena miró al suelo, sabía que ese era el asunto, pero no esperaba que condujera hasta Tokio para castigarle.—No quiero que parezca que solo vengo a darte un sermón— Se rascó la nuca, realmente perdido en la situación —Sólo quiero asegurarme de que entiendes que no puedes usar las artes marciales para atacar a tus compañeros.
Agachó la cabeza, sintiendo más vergüenza por no sentir remordimiento de haber golpeado a Furita y por el contrario, querer hacerlo de nuevo.
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Hug me [BokuAka] Genderbender TERMINADA
Fanfic¿Y si fueran chicas? Bokuto era feliz con su vida, al menos hasta que Konoha le insinúa que no tiene amigas fuera del club de volley. Akaashi tiene un propósito claro después de haber ingresado a Fukurodani: Recuperar su vida. He aquí la historia de...