13- Lluvia

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La mañana había sido tan lluviosa que su madre se ofreció a llevarla en auto a la escuela.

El frío de afuera y su propio ánimo por los suelos hacían una dupla perfecta para que no quisiera salir de la cama, pero tenía que hacerlo.

Recordaba haber tenido el mismo sentimiento años atrás. Se sentía de la misma manera.
Quería llorar al recordar una de las peores épocas que había pasado en su vida.

Se había dicho a si misma que no volvería a pasar, que debía ser cuidadosa con eso o le arruinaría una vez más.

Salió de la cama a regañadientes, apenas peinándose el corto cabello.

No quería ver a nadie, no quería seguir evitando a Bokuto. Estaba harta del ritmo acelerado de su corazón cada vez que la tenía cerca.
No quería salir corriendo cada vez que intentaba hablarle o seguir ocultándose en el baño a la hora del almuerzo hasta que la campana sonara, pero las clases no iban a parar y ella lo sabía.
Pronto tendría exámenes, podrían ser la excusa perfecta para no verla un tiempo.
La había estado persiguiendo para hablar, pero ella no se sentía lista para sincerarse, ni tampoco quería estar a solas con ella.

Que Bokuto intentara arrastrarla a su casa durante toda la semana había mantenido la tensión entre ellas, quizá, hasta aumentándola.

Akaashi quería su espacio, quería poder pensar lo que debía hacer y las consecuencias que tendría para ella abrir la boca.
No era sencillo. No cuando ya había pasado por algo parecido y había salido mal.

Desempolvó su falda larga y se calzó unas calcetas altas. Una bufanda calentita y un gorro afelpado. Tendría que hacer parecer su cabello al menos algo "decente" si en sus planes no estaba el acondicionarlo.

Tomó su sombrilla y la mochila antes de salir a encontrar a su madre en el auto. El día seguía oscuro y sumándole el poco descanso que había tenido la noche anterior, terminó dormitando en el coche.

El chapoteo del capo la había adormilado y para cuando el motor del auto se había apagado, la entrada de la escuela ya estaba frente a ellas.
Miró a su madre. No podía preocuparla con algo tan insignificante. Suficiente tenía para sí misma.
—Olvidé mi bento
Dijo sin moverse del asiento.

No esperaba que regresaran a casa con aquella patética excusa, mucho menos con la lluvia. Simplemente, había dicho en voz alta lo que pensaba.
—Lo sé — Le sonrió tiernamente su mamá, buscando en el piso del asiento trasero —Lo dejaste sobre la mesa.
Le entregó el pañuelo colorido con su almuerzo dentro.

Akaashi seguía sin moverse en el asiento del copiloto. Por más que le ordenaba a sus piernas moverse, estas no le respondían.
—¿Olvidaste otra cosa?
El tono amable de su madre comenzaba a sonar preocupado. La morena negó, consiguiendo llevar sus dedos a la manija de la puerta.

—Keiji... ¿Pasa algo cariño?
Cuestionó con cuidado la mujer de facciones suaves, dándole una apenado sonrisa mientras tocaba su rodilla.

Akaashi negó, sintiendo un nudo en la garganta. Si intentaba hablar, su voz terminaría rompiéndose y no se libraría del sermón de su madre.

No quería salir a escuchar sobre la historia de las grandes depresiones en la clase de geografía, pero tuvo que hacerlo.
No iba a preocupar a su mamá. Ya llevaba años haciéndolo.

Por primer vez, no quería ser un problema para ella.
Miró al frente del vidrio algo empañado del auto, tenía ganas de llorar otra vez.

La noche anterior se había quedado dormida solo después de que su cuerpo se estuviera deshidratando por horas.
Sentía otra vez las nauseas y el mareo de quién intenta llorar de desesperación. Pensó en usar aquello a su favor para que su madre la dejara regresar a casa, pero los ojos que la miraban con preocupación esperando a que hablara o bajará del auto le daban lástima. Su madre tendría que trabajar en unas horas horas ¿Qué más tendría que hacerla pasar?

—No me siento bi...
—¿Es por tu nueva amiga?
Preguntó sin miramientos.
Akaashi oprimió su mochila mirando sus zapatos, asintiendo levemente mientras se hundía en la bufanda.
—Peleaste con ella— Afirmó, haciéndola apenarse todavía más —¿Por qué no lo hablan? ¿Es algo grave?
—Ella tiene un novio
Contrario a lo que esperaba, su mamá rió.
—Cariño, eso no tiene nada de malo.
—Las otras miembros del club... Dijeron que ella preferiría salir con él antes que conmigo.
—Oh, Keiji— Le acarició la mejilla —Que tu amiga quiera pasar algo de tiempo con alguien además de ti, no tiene por que preocuparte. Ella sigue siendo tu amiga y está bien que pase algo de tiempo con otras personas.

La chica suspiró pesadamente.
—Tener celos de alguien que quieres es algo normal en los seres humanos— Acomodó su gorro —Significa que esa persona te importa y no quieres perderla. Pero no debemos dejar que ese miedo que sentimos nos controle. Habla con ella, dile como te sientes.
Akaashi apretó los dedos al rededor del moño del bento. Decirlo era más fácil que hacerlo.
—Al menos... Intentalo ¿Quieres?
La chica esperó unos segundos.
Su mamá le sonrió cuando tomó la sombrilla y abrió la puerta del auto para bajar.
—Nos vemos por la tarde
Satisfecha con su intromisión, la mujer abrió la ventanilla del auto cuando su hija ya llevaba unos pasos, y aún con la tormenta mojándola se hizo escuchar entre el sonido de las gotas contra el pavimento.
—¡Dile que venga a casa!— Le animó, robando algunas miradas de los otros estudiantes que caminaban apurados con sus sombrillas hacia la escuela. Algunos, incluso relentizaron su marcha bajo la lluvia para ver a la mujer gritando en medio de la tormenta.
—¡Les haré oniguiris!
Keiji avanzó entre los chicos que la miraban extrañados por la mujer gritándole entre la lluvia. Quien diría que la madre de la chica más seria de primer grado sería tan... ¿Desinibida?
Al menos, eso explicaba el porque soportaba a la escandalosa chica de segundo.

Probablemente, su madre tenía razón, pero eso era algo que ya sabía. Solo estaba evitando la conversación con Bokuto porque no sabía como explicar su comportamiento, y el postergarlo, solo continuaba empeorando la situación.

Sus clases iban pasando entre el golpeteo de la pluma sobre su cuaderno al hacer las anotaciones necesarias y pensar en las muchas formas en que la chica de segundo podría reaccionar al intentar explicar sus razones.
Escuchar dos horas enteras de formaciones rocosas sonaba interesante al lado de la explicación exageradamente larga de la profesora de economía sobre los paraísos fiscales. Al menos prestar atención la hacía pensar en otra cosa, ya que todo lo que quería era volver a casa a meterse entre las mantas para tratar de olvidar lo mucho que apestaba hablando sobre sus sentimientos.

Cuando conoció a Bokuto, sabía de antemano que era una de las chicas más bonitas que había en la tierra, a eso, sumarle el atractivo buen carácter, la nula pretensión y lo accesible que la chica era, no era una gran sorpresa que un chico guapo de otra escuela se fijara en ella, pero ¿Por qué le molestaba tanto? ¿Realmente a Bokuto le gustaba? ¿Ya se habrían besado? ¿Acababa de admitir que el chico era guapo?

Sacudió enérgicamente la cabeza. Algunos minutos faltaban para que el almuerzo comenzará y no había ni rastro de los ojos dorados merodeando por el pasillo.
¿Acaso, faltaría ese día a comer con ella?
Cada vez había más personas saliendo de las aulas, conforme sus compañeros salían del salón de clases, también su corazón latía con más prisa.
Ya no quería seguir el consejo dejó de su mamá, ni siquiera podría ver a Bokuto a la cara y decirle "hey, estoy celosa" cuando ni siquiera habían pasado tanto tiempo siendo amigas.
Esperaba que la chica realmente no apareciera, pero en cuando pudo distinguir la voz chillona de la mayor venir por el pasillo, salió corriendo por la puerta principal, escabullendose entre los otros estudiantes para evitar el encuentro.
Lo hablarían, pero no en ese momento.

Hug me [BokuAka] Genderbender TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora