20- ¿Qué?

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Después de ser prácticamente arrastrada a casa de la mayor, Akaashi aún se preguntaba que era lo que estaban haciendo.
Apenas hacía unas horas había decidido guardar los sentimientos que comenzaban a surgir dentro de ella, y ahora se encontraba sentada al medio de la recámara de la mayor.
Decir que se sentía incómoda en la pequeña silla del tocador, no era nada comparado a la sensación de presenciar a la chica cambiándose con tanta naturalidad delante de ella.

Bokuto no se había callado desde que habían salido de la escuela y Akaashi apenas podía seguir el ritmo de su animado monólogo, claramente, hasta que la albina desabotonó su camisa, tirándola por alguna parte de su habitación y deslizó el short deportivo por sus piernas.

Alguna vez había visto la ropa interior de olanes  de la chica, pero el contrastante azul claro sobre su piel se veía completamente diferente. Ni siquiera podía prestarle atención a lo que fuera que le estaba contando en ese punto.
¿Qué estaba pasando realmente?
Intentó con todas sus fuerzas prestarle algo de atención a las palabras, pero el deslizar de la tela una y otra vez la distraía.
¿Por qué Bokuto había insistido en probarse ropa delante de ella?

—¿Akaashi?
Quitó rápidamente los ojos, sintiéndose apenada de no saber que responder o siquiera si le habían preguntado algo.
—¿Estás bien?
Se acercó la albina al borde de la cama, junto a la silla en donde Keiji se había quedado, las manos y rodillas contra el colchón.

La morena apartó la vista.
¿Se daba cuenta acaso Bokuto de lo sugerente que podía ser a veces? Akaashi se lo preguntaba mientras intentaba no mirar el pecho de la otra sobresaliendo de su ropa interior.
Verla en los vestidores era una cosa, no lo hacía por completo y siempre utilizaba un shorts bajo la ropa de entrenamiento. En su casa, sin las rodilleras altas o el corto short, sus fuerzas se estaban agotando.

—¿Por qué me invitaste a tu casa, Bokuto-san?
Decidió cambiar el tema. La otra se situó a su lado sobre la cama.
—Yo... Siento si hice algo malo...— Bajó la voz —No quiero que estemos peleadas.
Gateó fuer de la cama, acurrucandose a los pies de la silla de Keiji, siendo sugerente sin querer una vez más.
—No estamos peleadas
Aclaró la morena
—Creí que estabas enojada conmigo por algo— Le tomó por las mejillas —Pero si hice algo malo, lo siento.
Se acurrucó en su lecho, dándole un abrazo desde la cintura.
Akaashi no sabía que hacer, que la chica la estuviera abrazando era algo que había anhelado desde hacía días.
Estaba congelada en su sitio.

Las palabras de su madre llegaron a su mente entonces. Ella había dicho que arreglara las cosas con Bokuto, probablemente no se refería a lo que estaba a punto de hacer, pero ¿Cual sería el momento sino ese?
—Bokuto-san... ¿Tiene usted algún tipo?
Intentó apartarle un poco, sin éxito.
La otra lo pensó por unos segundos, mirando a la nada con un dedo sobre el mentón.
—¿Un tipo, hugh?
Tardó unos segundos en responder, pareciendo bastante decidida a encontrar la respuesta correcta dentro de su cabeza.
Sin embargo...
—¿Un tipo de qué?
Cuestionó inocentemente, mirando a los ojos grises de la misma forma que un cachorrito lo hacía con su amo.
—Un tipo... Como...— Miró al techo sin saber si la pregunta iba en serio —Uno... Como... La persona que le gusta.

Logró mantener el semblante serio, a pesar de haberse ruborizado por dentro a más no poder.
La albina respondió estirando las piernas de la forma más natural.
—Oh, ya sabes... Pelo negro, bonitas piernas... Una voz encantadora.
La imagen formándose en la cabeza de Akaashi era una sola, con cada pregunta comprobaba más sus teorías.
—Oh... Por eso le gusta el chico del nekoma
El nudo en la garganta asfixiandole hastalas entrañas.

—¿Kuroo? ¡Ugh! Que cosas dices Akaashi
Se rió tanto que tuvo que sujetarse el estomago.
Era extraño, a pesar de todo el tiempo que pasaba con el chico, aquella reacción no se precia en nada a la que había esperado.
—Y esa persona...— Se rascó la barbilla —Ese chico...
—¿Por qué la insistencia en Kuroo?— Preguntó tanteando un objeto en el suelo —Es como un hermano, no pensaría en él de la forma en la que todo el mundo piensa.

Se levantó con lo que había recogido y se miró al espejo.
Akaashi la siguió, consiguiendo enfocar el objeto en sus manos.
—Eso es...
Preguntó la menor, observando el metal brillante entre sus dedos.
—Ah, es sólo... Una cosa que estaba haciendo, pero... No es muy lindo de todas formas.
Akaashi por fin dejó la silla, se acercó lentamente hasta la otra y tomó el rectángulo entre sus manos.
—Creí que se vería lindo en el tocador junto a la cama, pero temía romperlo al intentar apagar la alarma.

Akaashi miró con detenimiento la fotografía. Era un simple zoom del retrato grupal del equipo en donde Bokuto la abrazaba haciendo signos de paz.
Había borrado el fondo y simplemente se apreciaban ellas dos al centro de un marco colorido con letras hechas de purpurina que ponían una B y una A en cada esquina. El pequeño letrero al centro ponía "BFF" en una pulcra letra estilo globo.
Una revelación en la mente de Akaashi se abría. ¿Podía tener una oportunidad?

Bokuto ya la quería como su amiga, el siguiente paso podía parecer forzado pero preguntar nunca estaría de más.
Si la mayor daba una negativa o quería ser simplemente su amiga, ya tendría que asimilarlo. Pero sin un "no" de por medio, no había nada perdido.
—Bokuto-San— Ahora o nunca, pensó mordiéndose la lengua para obligarse a hablar —Tú me...
El timbre de la puerta sonó desde la planta baja, interrumpiéndola.
—¡La cena!
La chica pasó por sus hombros una bata rosada y se dispuso a salir.
Imaginarios violines tristes sonando de fondo para la chica de ojos grises.
Una vez más, sus planes se veían frustrados en el momento justo en que lograba decidir algo por sí misma.
Se preguntaba si tendría el valor de decírselo en otra ocasión. ¿Tendria al menos la oportunidad?

Suspiró una vez que escuchó a la otra subir por la escalera parloteando quien sabe que cosa.
Decírselo en la escuela sería problemático, seguir esperando la haría comerse la cabeza como todas las noches. Si la rechazaba, al menos tendría la certeza de que lo había intentado.
Por eso, cuando la chica de ojos dorados entró dejando la pizza sobre la encimera y regresó a la cama, Akaashi la enfrentó, sujetándole por los hombros.

Bokuto estaba completamente perdida, la menor podía visualizarse dándole el beso más anhelado de toda su adolescencia, pero estaba petrificada viendo hacia los ojos de la más alta.
Los orbes ambarinos estaban confundidos y abiertos de par en par.
Tenía a Akaashi delante, bastante más cerca de lo que nunca habían estado.
Su expresión era extraña, su cara estaba completamente roja. Se veía exactamente como Kuroo el día anterior, exactamente cuando...
La albina cambió de color completamente, tenía toda la cara sonrojada.
¿Era su imaginación? ¿Akaashi también intentaría besarla?

Sensaciones extrañas estaban peleando en su cabeza por ver quien tomaría el control.
Una parte quería salir corriendo porque aquello parecía incorrecto, y la otra quería quedarse a saber que pasaría.

Iba a desmayarse si debía tomar una sola opción.
Era como si su disco duro hubiera marcado un error y el sistema estuviera colapsando por completo.
Su pecho dolía, casi como si su corazón fuera a hacerse camino por sí mismo fuera de su caja torácica.

El calor de la otra se sentía cada vez más cerca, no podía describir sus sensaciones en aquel justo momento.
En cuestión de segundos, vio pasar cada segundo que había pasado compartiendo con la otra, un hilo azul apareciendo entre las figuras de ambas, atándolas como si quisiera asfixiarlas.

Ver tan de cerca los iris oscuros la hacía pensar en lo bonitos que eran aquellos orbes que nunca se había detenido a mirar con la dedicación que se merecían.
Estos se cerraron de a poco, el agarre en sus hombros suavizándose.
No podía luchar contra lo que venía, no quería hacerlo. Podría arrepentirse después, pero si lo evitaba, nunca sabría como habría sido sentir aquel suave y delicado contacto.
Así que se rindió a lo que su cuerpo quisiera hacer automáticamente.

Cerró los ojos, aguantando la respiración completamente y dejando que lo que tuviera que pasar, pasara.

Hug me [BokuAka] Genderbender TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora