53- Girl Power

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Bajó del auto tranquilamente, esperando encontrar el café de la mañana sobre su escritorio y el donut glaseado que siempre ordenaba a su secretaría traer por la mañana.

Hacía 20 minutos que debía estar en su oficina, pero llegar pasando la hora de entrada de los alumnos le ahorraba el estrés del tráfico y lidiar con juegos estudiantiles mientras cruzaba por los edificios.

Las 7:30 de la mañana era una hora bendecida para llegar al trabajo. Sin niños molestos preguntándole cosas, con los profesores a mitad de una explicación, sin poder abandonar el aula para contarle de algún problema.
El cálido sol había salido y los pájaros cantaban en armoniosos pilares que prometían un día maravilloso.

El rechonchete hombre saludaba a su secretaría en la entrada hacia la oficina antes de firmar su llegada, aprovechando para sellarse a sí mismo la puntualidad con un 6:50am en el espacio que marcaba su arribo. Otro récord perfecto de asistencia para su bono de puntualidad al final del mes.

—Señor director...
Le llamó la joven pasante al mismo tiempo que la secretaria, compartiendo una mirada antes de que el hombre continuara recto hacía su oficina, sin prestar la mínima atención.

—La mañana es joven Yenn, hay mucho papeleo por hacer.
Le dijo en un tono cantarín, esperando poder cerrarles la puerta y poder mirar YouTube hasta las 11:00 de la mañana, donde lo esperaría un apetitoso almuerzo.
—Pero, señor...
El hombre abrió el cerrojo, ignorándolas completamente.
—Los torneos comenzarán pronto señorita Yenn. Hay mucho por hacer esta mañana.

Para su sorpresa, cinco pares de ojos lo miraron desde dentro.
El hombre dejó abierta la puerta, su mano congelada en el pomo sin saber  que hacer.
Miró hacía atrás, esperando una explicación.

—¿Por qué no me dijiste que había personas esperando, Yenn? Pude haber terminado ese asunto en el tercer piso con el profesor de segundo antes.
Mintió, regañando a la pobre secretaria.

—No hacen falta excusas, señor—
La mujer de ojos rasgados se levantó de entre todas para comenzar sus demandas.
—Señoras— Les saludó intentando calmar sus nervios, indicándole a la secretaria que pasara primero a la oficina —¿Qué las trae por aquí esta hermosa mañana?
Cerró la puerta, encerrándose a sí mismo con aquellas nada contentas mujeres, tomando asiento en su escritorio.
—La cuestión es— Continúo la madre de Akaashi con mayor tacto —Hemos tomado cartas en el asunto, ya que no hemos visto una respuesta de su parte.

El hombre cruzó las manos sobre su gran barriga, un suspiro tranquilo.
—¿Y de qué asunto estamos hablando?
Se hizo el desentendido. Muy seguro de que se trataría de una tontería.

—Quizá no se lo han informado, pero es algo demasiado grave para que no haya llegado a sus oídos todavía.

El hombre puso expresión seria ¿Qué demonios estaba pasando en su siempre tranquila academia?
—Lamento decirlo... Pero he estado un poco delicado de salud así que...
Su vista se posó rápidamente en la mujer líder del grupo, quién con la simple mirada felina en su expresión le explicó toda la situación en un segundo.

—Usted... Ah, tonto de mi. Vienen por el problema de los chicos de tercer año...
—No están en tercer año, él es de tercer año, Kôtaro está en segundo.
Aclaró con un tono firme y reprobatorio Takafumi.
—El problema es que ese chico sigue en la academia a pesar de que se dijo desde el inicio que iba a ser expulsado.

El hombre parecía poco preocupado  con la situación.
—Señoras, entiendo su molestia, también estoy indignado con la situación, pero el consejo me impide poder hacer algo en contra un estudiante ejemplar.

—¿Ejemplar?
Hatsu tuvo que sostener por el brazo a la diseñadora, antes de que hiciera algo que las comprometiera.
—Takafumi-san— intentó calmarla antes de dirigirse ella misma al hombre —Ciertamente, es un chico problemático desde antes, señor. Mi Keiji también ha mencionado tener conflictos con el chico.
Sonidos aprobatorios de las otras madres se le unieron.

—Mi pequeña Fu-chan y él comparten el mismo curso desde primer año— Agrego la mujer rubia de voz infantil —Y también se ha quejado de él en varías ocasiones.
—Ha envuelto a todo el equipo de volleyball en sus riñas— Continúo la diseñadora —Intentó abusar de mi hija y ahora la ha golpeado.
—Son pleitos de chicos— Intentó excusarse —Definitivamente tendrá un castigo ejemplar, pero la expulsión es...
—Lo que usted espera es no afectar la reputación de la escuela— Animó la mujer pelirroja que había permanecido en silencio —Pero imagine cuán desprestigiada quedaría está academia si se forma un escándalo sobre esto.
—Lo mal que quedará su imagen después de que un juez escuche las demandas a las que usted no ha atendido.

El hombre se ajustó la corbata, comenzando a sentir los nervios de la presión ejercida.
Las madres no habían dejado cabos sueltos, estaban ahí para terminar con aquello de una vez por todas.
Fukurodani no podía exponerse a tal escándalo, no cuando el ciclo estaba por la mitad y los chicos comenzarían a buscar buenas escuelas a las cuales aspirar.
¿Un escándalo sexual violento? Perderían muchísimas aportaciones de sus miembros.

—Creo que podríamos...
Dijo en un intento desesperado por negociar, pero una carpeta golpeando sobre su escritorio le cerró completamente la boca.

—Para que esté enterado— La madre de Akaashi deslizó con cuidado el papel antes de abrirlo con suma delicadeza frente a los ojos del hombre —Este es el citatorio para el juzgado. Una copia ha llegado a su secretaría y otra al departamento de educación esta mañana.

El hombre miró la carpeta sin saber si tomarlo o no.
Finalmente accedió, tomando el papel con un poco más de la fuerza  necesaria. Evidentemente frustrado con lo que estaba pasando.
Apenas pudo leer los primeros párrafos, su tono cambió completamente a uno enfadado.

—¿Quiénes creen que son ustedes para venir a decirme cómo dirigir mi escuela?
Se había levantado de su asiento en un desperado intento por demostrar algo de control, o al menos, parecer intimidante ante aquel grupo que lo acababa de acorralar como una manada de lobos.

—Oh, no es necesario agregarle más detalles a la demanda señor— Dijo con firmeza Hatsu —Al fin y al cabo, esta ya no es más su escuela.

Un bufido completamente enojado por parte del hombre que exigía una explicación a su involucramiento legal.

—Será removido de su cargo unos meses hasta que la resolución llegue— Le informó la abogada, sobresaliendo por de entre las demás —Y está vez no habrá un juez corruptible en el caso.
Xian se situó al lado de la modista, mostrando su licencia ante el sujeto —Yo misma me encargaré de que no se le vuelva a permitir dirigir una institución.

Las cinco mujeres estaban firmes, apoyándose una en la otra para no flaquear. El anciano no sabía que hacer mientras su piel se tornaba más y más colorada por la ira, producto de su impotencia. El cólera subiendo a su cabeza a cada segundo.

—Eso es todo, salgan de mi oficina.
—Esta no es ya su oficina— Dijo la abogada, plantandole cara sin miedo alguno —Tiene 24 horas para desalojar está oficina para que el fiscal se haga cargo. No más juegos señor ex-director.

—Pudo hacer lo correcto antes, pero lo que han estado haciéndoles a estas chicas no va a ser negociable.

La secretaria y pasante estaban petrificadas una vez que el grupo salió de la oficina, llendo una detrás de la otra sin molestarse a mirar lo que había ocurrido.

—Lo que ese chico le hizo ayer a Kôtaro pudo haber sido evitado por usted, si le hubiese puesto un alto.
Dijo la madre de Bokuto antes de abandonar la oficina, mirando el auto de patrulla estacionandose tranquilamente en la entrada de la academia.
—Se lo advertí.

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¡Hola a todos! He estado ausente por un poquito más de lo normal, pero aquí dejo el capítulo.
Mañana retomó clases y espero poder seguir el ritmo, comienzo a vislumbrar el final, pero no quiero decepcionar a nadie, así que le estoy poniendo todo el empeño del mundo.
¡Sigan disfrutando de la historia!
Aún nos quedan varios caps, no se preocupen.
Nos leemos en la próxima actualización 😉✨
#PenitaJohnson

Hug me [BokuAka] Genderbender TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora