Correr de un lado a otro seguía siendo el pan de cada día para aquellas dos. El lanzamiento de la linea de ropa estaba más cerca que nunca y los pendientes descartados iban apilándose como una montaña que reducía cada vez más sus energías.
Aun tenían mucho que cumplir y una gran cantidad trabajo también las esperaba en el club.
—Bokuto, deja eso.
Le dijo Yuki quitándole la caja con las mantas que irían directo a la academia Nekoma.
—Pero ayer dijiste que por nada del mundo teníamos que sacarlas del salón del club.
Se quejó mientras se cruzaba de brazos con un mohín en los labios.
—Pero esta mañana nos dijeron que debíamos empacar todo en la camioneta del entrenador, Bokuto.
Le riñó Fuko mientras anotaba en la lista lo que estaban entregando en las cajas.—Podrías dejar de quejarte y ayudar en otra cosa
Le dijo una ocupada Akaashi mientras pegaba una etiqueta a la caja adornada con un pequeño búho.
—¡Akaaaashi!— Se quejó sonoramente la de ojos dorados —Es demasiado trabajo, además, quiero jugar.
Dijo decayendo mientras miraba los balones olvidados en el otro extremo de la cancha.
—Esto también es importante— Interrumpió el entrenador —El campamento no es solo una reunión entre los equipos. Es una oportunidad para medir la fuerza de nuestros futuros rivales y demostrar que Fukurodani sigue siendo uno de los mejores cinco en Japón.
Las de tercer año asintieron con orgullo, retomando con mayor entusiasmo sus tareas.—Además, este año las fechas de los equipos masculinos y femeninos han coincidido— Dijo Fuko —Estará tu precioso ex- novio esperando por ti seguramente ¿No, Bokuto?
Un escalofrío recorriendo la espalda de la menor de todas, quien con el movimiento más mecánico y herrado, miró hacía la albina con una mueca retorcida.
—Seguramente ¿No? Bokuto-san...Yuki codeó a la subcapitana, regañándola en silencio mientras miraba con pena a la pobre Bokuto intentar persuadir a Akaashi de que estaban bromeando, lo cuál, evidentemente, no funcionó y terminó persiguiendo a la morena en las distintas tareas de empaquetamiento.
El resto del Fukurodani, en realidad, miraba con diversión la interacción entre ambas. Si había alguien que quisiera que aquella "aún no relación" saliera a la luz, era el equipo de volley.—¿Por qué Akaashi se molesta cada vez que alguien habla del chico que persigue a Bokuto?
Preguntó una de las de segundo con expresión confundida.
—Serás la única que no lo ha notado— Dijo Fujimoto con la misma expresión seria de siempre —A Akaashi le gusta Bokuto. Y es más que evidente que los sentimientos de Bokuto son los mismos.Uno que otro cuchicheo seguido de afirmaciones silenciosas de miradas cómplices. Aquello no era más un secreto, al menos no dentro del equipo de volley.
—Señoritas, ¿Queremos irnos a casa a tiempo o prefieren que repongamos el tiempo perdido después de clases?—Le llamó la atención el entrenador —Tenemos media hora antes de la práctica y será mejor que todas esas cajas estén dentro antes de comenzar.El breve descanso que habían tenido estaba oficialmente terminado.
La práctica era dura, pero apreciar la perdida mirada de la albina enganchando sus dedos a la camiseta de Keiji, mientras esta le miraba con el ceño fruncido, siempre era refrescante.Sin embargo, el entrenador comenzaba a frustrarse con los constantes fallos que comenzaban a tener los remates de la estrella del equipo y de la propia armadora, por lo que las envió a casa temprano, para que despejaran su mente después de que una jugada perfecta para un recto, terminara en un cruzado que cayó dentro del mismo lado de la cancha.
—No pueden continuar de esa manera— Les dijo al ver que apenas y se habían dirigido la mirada cuando el balón golpeó entre ambas —Resuelvan sus problemas fuera de la cancha, aquí siguen siendo un equipo.
Ambas agacharon la cabeza, recogiendo los botellones y dirigiéndose al vestidor.
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Hug me [BokuAka] Genderbender TERMINADA
Fanfic¿Y si fueran chicas? Bokuto era feliz con su vida, al menos hasta que Konoha le insinúa que no tiene amigas fuera del club de volley. Akaashi tiene un propósito claro después de haber ingresado a Fukurodani: Recuperar su vida. He aquí la historia de...