48- Algunas cosas no cambian

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A pesar de que Bokuto se había tranquilizado, Akaashi aún sentía remordimiento al dejarla marchar sola a su clase.
Cuando la campana había sonado, quería pedirle que se fueran a casa y acompañarla durante toda la tarde. Pero tenían entrenamiento, además del resto de sus clases.
Su educación debía continuar, aunque no estuvieran en el mejor momento, y ambas lo sabían.

Bajaron de la azotea, no sin antes darse un corto beso de despedida con la promesa de verse para el entrenamiento.

Bokuto no podría usar sus kneepads por un tiempo, al menos hasta que sus piernas estuvieran mejor. Era algo sin importancia, pero Akaashi comenzaba a sentir curiosidad acerca de como se vería la albina en el corto uniforme.

Se regañó a sí misma mentalmente, ya que aquel no era el momento para tener esos pensamientos. Sin embargo, las largas y blancas piernas de la chica aparecían en su mente como una película.
Las había visto un millón de veces, las había tocado, y era precisamente por eso que se regañaba a si misma, ya que no se sentía capás de controlar sus dedos en público, si llegaba a ver a la albina en medio de un remate.

Simplemente, tenía la necesidad de tocarle cada vez que la veía y eso era un problema.
Después de todo lo que había pasado, el que alguien viera a Bokuto tan cómoda con las manos de alguien sobre ella, podría mal interpretarse.

Tenía que controlarse. Por el bien de Bokuto.

Sin darse cuenta, ya se encontraba dentro del aula, tomando asiento para la próxima clase y perdiéndose en sus pensamientos a pesar de tener tantos ojos sobre ella por lo que acababa de pasar.

Eran largas las horas de estudio, tratando de poner atención a la lección que tenía en frente. Sobre todo, con la mente creando la figura sonrojada de una chica albina ronroneándole.

Alguna vez le habían insinuado que seguramente era una pervertida -por su sereno carácter- pero no fue hasta que la figura de los voluptuosos pechos se vislumbraron en su cabeza, con el tierno alarido de Bokuto viniéndose en el Hotel, que supo que debía dejar de encaminar de aquella forma su imaginación y concertarse en su lección de Química.

**********

Al final de la jornada, se encaminó con lentitud hacía el gimnasio.
Una cosa era ver un flash de una escena sexy random de su pareja, y otra muy distinta era crear una película para adultos con ella como protagonista. Si era malo cuando no estaba cerca, teniéndola al lado, sería mucho peor.

Necesitaba bajar los humos antes de verla delante y querer tocarle a cada momento.

¿Por qué se sentía de aquella forma? ¿Estaría en esos días del mes en que su líbido se iba por las nubes debido a las hormonas?
Quizá tendría la regla pronto y era algún efecto secundario.
Lo que fuera, debía comportarse, seguía estando en la academia. Ya podría dejar fluir sus sucias fantasías en casa (O en la de Bokuto).

¿Hacía cuando que no le ponía una mano encima? Al menos, de esa forma...
Era un buen tiempo. Desde que lo habían hecho por primera vez, podía sentir la ausencia de la chica más intensamente.
¿Qué tal si le planteaba volver a hacerlo? Probablemente, algo interesante saldría si premeditaba más el momento. Podría pensar en algún juego de rol o buscar algo un poco subido de tono por internet...

-¿Qué tanto piensas?
Le preguntó una vocesilla desde su espalda.
Sacudió la cabeza rápidamente y el sonrojo de verse pillada la hizo balbucear.
La chica a su lado levantó una ceja, apenas perceptible bajo el flequillo recto, lo que logró estabilizar el pulso de la pelinegra hasta sentir un poco de fastidio.
-¿Convencerás a la santurrona de tu amiga?

¿De verdad tenía que ser en ese momento? Simplemente se dió la vuelta, los puños apretados y la mandíbula trancada.
No debía molestarse. Tenía que salir de ahí con todo intacto.

Hug me [BokuAka] Genderbender TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora