Capítulo 9: Piezas de un gran rompecabezas

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Seguir bajo los escombros con un hombre herido me generaba una creciente preocupación, porque no sabía por cuánto tiempo sobreviviría, especialmente porque el calor era intenso y yo misma me evaporaba

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Seguir bajo los escombros con un hombre herido me generaba una creciente preocupación, porque no sabía por cuánto tiempo sobreviviría, especialmente porque el calor era intenso y yo misma me evaporaba.

Entonces escuché el grito de una mujer. Pedía por ayuda y supuse que estaría atrapada también, pero no podía moverme de mi paradero o el hombre moriría.

Sopesé de qué manera podía apoyarla, primero debía descubrir dónde se encontraba. Así, me concentré en mis varias perspectivas, una de las cuales era de la ardiente habitación desmoronada, donde mi Agua evaporada se encontraba suspendida. Busqué a la mujer con la vista excesivamente nublada y sólo pude descubrir más Fuego del que había antes... hasta que reparé en un corazón palpitante y una respiración que parecía pedir Aire a gritos.

Seguí ese pequeño vestigio y me encontré con la mujer escondida en la cocina bajo una mesa, ¡si tan sólo tuviera más Agua, todo se solucionaría rápidamente! Pero no era así y mi Agua estaba evaporándose.

—¡Hele! —gritó Sorem.

Nuevamente observé a través del vapor de Agua y con la misma vista nublada lo descubrí en medio de la habitación hecho un hombre de Arena; sin embargo, no pude contestar a su llamado porque el Agua no habla.

Me resigné a que el hombre, su vida y yo estábamos condenados a esperar. Solo el tiempo determinaría nuestra suerte.

Entonces, por fin, comenzó a caer Agua a chorros por las ventanas. Aquello fue tan vigorizante; mis componentes partidos se unieron de nuevo y se volvieron uno con el Agua que entraba.

¡Quién sabe de dónde venía, pero era tan abundante que no se evaporaba! Pronto ya tuve suficiente para que se filtrara entre los escombros y nos sacara de nuestro incómodo escondite.

Con el Agua, nos deslizamos hacia el centro de la habitación, pero antes de exitosamente realizar el movimiento, la base de la cama se partió por la mitad y con el impacto de la madera sobre mi composición líquida, los dos salimos disparados hacia arriba. Con la presión del impacto, rompí el techo, que de por sí ya se desquebrajaba, y me encontré bajo un cielo infinito.

Concentré mi vista hacia el suelo y vi un camión rojo gigante que era el que me proporcionaba Agua.

Sonreí para mis adentros al tiempo que me partía en dos y el hombre caía protegido por una Ola al lado de los espectadores.

Regresé al interior del edificio y con una velocidad vertiginosa fui en busca de la mujer, pero para mi gran sorpresa, una fuerte barrera de Fuego me detuvo.

Mi cuerpo de Agua voló hacia atrás, desquebrajando la pared y de paso apagando algunas Llamas.

—¿En qué momento...? —pero antes de que pudiera acabar de formular la pregunta, el cuerpo de un hombre en Llamas salió de entre las mismas.

Quise gritar para cuando me percaté de que él era parte del Fuego... o tal vez... el Fuego era parte de él. Y rápidamente me puse de pie con firmeza, recuperando mi forma humana.

Ojos de Agua y manos de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora