Capítulo 38: Recuerdos helados

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Hola a todos !!

Quería explicar rápidamente ! La verdad es que la historia se está extendiendo muucho, entonces decidí hacer un segundo libro. Por ahora se llama "Flores de Aire".

Esto significa que a este libro sólo le quedan cuatro partes contando esta.

Les mando saludos ^.^

Nessy

Miré a mis padres con una sonrisa en el rostro

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Miré a mis padres con una sonrisa en el rostro. Ellos eran monarcas admirados por el pueblo, porque se caracterizaban por su justicia. En el fondo, yo también los admiraba y deseaba ser como ellos, pero normalmente aquel deseo lo descartaba y lo enviaba de regreso al más recóndito recoveco de mi mente. Yo era rebelde por naturaleza y había muchas cosas que no me gustaban de la realeza.

Mi mamá descendió de su trono alzando su elegante vestido de copa. Se veía radiante como siempre.

¿Cómo está mi niña hermosa? preguntó dándome un beso en la frente.

Yo simplemente sonreí.

Sus rizos castaños caían en cascada apenas adornados con la corona real. Eso y la forma de los ojos era lo que nos volvía tan parecidas, aunque la piel aceitunada la había sacado de mi padre al igual que el color de los ojos. Él nos miraba con una sonrisa dibujada de arrugas en la comisura de sus labios. Los años no habían logrado quitarle su jovialidad.

El heraldo me dijo que estuviste haciendo travesuras otra vez comentó mi padre.

Me volví hacia el hombre inmóvil que observaba a la nada detrás del trono del rey. Siempre parecía tan ausente, pero sabía todo lo que ocurría en el castillo.

Me reverencié con delicadeza, con un tono sarcástico en el movimiento antes de encarar a mis padres.

No puedo negarlo admití con la frente en alto—, pero no me arrepiento, padre.

Cuando habló de nuevo supe que sonreía:

¡Rebelde como siempre!

Mi madre no sonreía.

¿Dónde están tus modales de princesa? Sabes que el príncipe vendrá pronto a visitarte y pedir tu mano me reprochó.

Suspiré con una cierta exasperación, ¡cómo le encantaba molestarme con eso!

Madre... Hago lo posible... Pero no es lo mío...

Entonces mi padre se incorporó de su asiento y caminó con el elegante porte que tanto lo caracterizaba hasta quedar frente a mí. Se inclinó para que nuestros rostros quedaran a la misma altura. Podía ver el orgullo en sus ojos color avellana como los míos.

Ojos de Agua y manos de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora