Capítulo 34: Los besos son especiales

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Hacía casi una semana que había estado en el laboratorio de Maximiliano intentando borrar la mancha negra de mi mano, pero sin éxito

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Hacía casi una semana que había estado en el laboratorio de Maximiliano intentando borrar la mancha negra de mi mano, pero sin éxito... seguía exactamente igual.

Aquella mañana Itsmani estuvo todo el rato merodeando por ahí y ayudando a los asistentes de Lin. Yo no podía evitar mirarlo con cierto orgullo, pues se notaba que se había ganado su lugar entre la gente de la base. Eso me quitaba un peso de encima... Si veía a futuro y Mar me llamaba de vuelta a casa, Itsmani tendría que quedarse con alguien, y yo esperaba que el lugar que encontrara fuera uno que pudiera llamar hogar.

Ian también se había pasado un rato a la hora de la comida y más tarde llegaron Irisaura y Gayle para comprobar mi estado de salud.

—Parece que te tienen hospitalizada —comentó Iris acercándose a mi camilla.

Yo sonreí divertida. Ciertamente pasaba la mayor parte del día recostada, pero no era tan grave como parecía.

—Ya extraño a mi pareja de Agua en los entrenamientos —admitió Gayle sonriente.

—¿Cómo van? —pregunté curiosa.

—El autocontrol es más difícil de lo que pensaba. Hasta ahora ninguno de nosotros ha sido capaz de mantener su figura humana.

—De hecho, es importante que lo aprendan lo antes posible... Hay que estar preparados para el momento en el que encontremos mi dimensión —dijo Irisaura mirando con una seriedad escalofriante a Gayle.

Él le devolvió la mirada y suspiró.

—Iris... hemos hablado esto varias veces... No es seguro que pronto encontremos tu dimensión.

Por un momento pensé que el cuerpo de Irisaura temblaba, pero no tuve forma de comprobarlo, pues tan rápido como había notado el detalle, ella pareció recobrar la compostura.

Se volvió hacia mí y me sonrió.

—Max me dijo que hoy te dará de alta, lo cual es excelente, porque haremos una fiesta de adaptación.

—¿Fiesta de adaptación? —repuse incrédula rememorando la experiencia más cercana que tenía al respecto.

—¿Todo bien? —preguntó Gayle— ¡Pareces fantasma!

Y es que mi rostro había palidecido de golpe.

—¿En qué momento Maximiliano me dará de alta?

—¡Ya estás dada de alta! —exclamó Lin aproximándose a la camilla.

Maldije para mis adentros incorporándome de golpe.

—¡¿Tan pronto?!

Irisaura rió ante mi reacción y me sugirió que la acompañara a la habitación.

—Tenemos que hablar de algunas cosas sobre chicas —le dijo a los dos hombres, que nos miraban confundidos, antes de dar la media vuelta y abandonar la sala.

Ojos de Agua y manos de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora