Miré desde el techo cómo los hacían papilla. En algún punto creí que lo lograrían, pero finalmente los siopes los retuvieron con sus trucos mentales después de una inesperada intervención de los policías en contra de los elementos. Definitivamente era momento de intervenir.
—Max, ¿ya puedo ayudarlos?
—Irisaura, es la última vez que te lo repito. No podemos arriesgarnos sin saber que son ellos verdaderamente...
—¡Max! —solté con molestia— ¿Los videos que te he mandado no son suficiente prueba? ¡Son la siguiente generación! ¡Estoy segura!
—Espera mis órdenes —insistió él con voz tajante.
Resoplé, agazapándome hacia la orilla del techo para tener una mejor vista.
Tenía que estar lista en el momento que diera la orden, pero la espera se estaba convirtiendo en una tortura. De todos modos, no había alternativa, cuando Max se ponía en aquella actitud era absurdo discutir con él. Yo decía que era la edad, con los años se había vuelto más obstinado, pero procuraba no decirlo frente a él, porque otra de sus habilidades era rezongar sobre las generaciones jóvenes.
—Me sorprende que los siopes hayan salido de su madriguera. Gaiam no acostumbra utilizarlos contra los elementos, porque su estrategia de batalla es muy débil, sólo funcionan efectivamente con sus movimientos sincronizados.
—¡Es porque a quienes se enfrentan son los indicados! —exclamé rodando los ojos.
Me percaté en ese momento de cómo una patrulla se paraba no muy lejos de donde me encontraba. Descendió un policía que no vestía uniforme, rodeó el muro de asfalto que había creado el hombre de Tierra y caminó hacia los recién capturados con un Aire altivo. Estaba casi segura de que él había sido quien había dado la orden de dispararles a los elementos. Por eso no me gustaba confiar en la policía en esta ciudad, eran muy fáciles de corromper.
—Iris, ¿sigues ahí?
—Sí, Max, ¿me copias?
—Iris, sí... —la señal se distorsionaba un poco.
Los siopes se habían reunido ya con escalofriante sincronía y caminaban hacia los elementos, quienes estaban inmovilizados al final de la calle. Eso sólo podía significar una cosa: estaban por llevárselos.
—¿Estás viendo lo que yo veo? —pregunté con insistencia, deseosa de ayudar.
—El video se distorsiona mucho, pero ellos estarán bien, ¡la policía está apoyando a los hermanos y al humano!
Sacudí la cabeza.
—No, Max. Fíjate bien, la policía también les lleva la contraria —repuse algo exasperada, justo en el momento que la policía apresó al humano.
El policía no uniformado intercambió un par de palabras con el líder del grupo de siopes. Fue un diálogo silencioso, porque era difícil hacer a un siope hablar, normalmente se comunican por la mente.
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Ojos de Agua y manos de Fuego
FantasyPrimero que nada y creo que probablemente ya lo sepas: el Agua NO habla. Y no lo sé por ser como tú ni como los otros, lo sé, porque yo soy Agua. El silencio es la peor de mis eternas maldiciones, así que ahora que mi madre Mar me ha dado la oportu...