Después de haber estado un rato en la comisaría, el Viento de regreso a casa era demasiado fuerte como para continuar; tanto, que parecía que el coche saldría volando en cualquier momento. Como iba contra las corrientes de Aire, terminé apagando el motor para no forzarlo, porque temía que de otro modo me quedara varado. No era el escenario ideal considerando que ya quería regresar a casa y descansar, el día había sido muy pesado.
Me estacioné en un café pequeño cerca del instituto, quedaba de camino a la casa.
Al bajar de mi auto, mi cabello se alborotó y caminar al local fue tan difícil como si me hubiera amarrado una gran piedra sobre cada pie. Cuando entré me pregunté por qué era que no había visto en la mañana este cambio tan repentino en el reporte del clima. Pareciera que la Naturaleza había decidido abruptamente provocar un Viento excesivo... algo dentro de mí me decía que todo aquello no era natural.
Miré a mí alrededor buscando una mesa. Había demasiada gente, y me imaginé que las personas se habían resguardado por el mismo motivo que yo, ¡al menos el Viento beneficiaba a los dueños del local! Nunca antes había visto a tantos clientes.
Encontré una mesa para dos personas situada al lado del ventanal que daba a la calle, y sin pensarlo dos veces, me dirigí a la misma y me senté, expectante, sin soltar la vista del cristal. Esperaba que terminara pronto la ventisca porque aún tenía que pasar por la cena.
—No dijeron en las noticias de un Viento tan fuerte... —dijo una señora detrás de mí.
Sonreí.
"Yo tampoco sabía del Viento..." pensé. Justo cuando ese pensamiento empezaba a cruzar por mi cabeza, sonó mi celular. Revisé el identificador de llamadas. Era mi hermana.
—Hola —contesté, rogando por que no me fuera a reclamar por la cena; sin embargo, del otro lado recibí un "hola" masculino como respuesta.
—¿Sorem? —pregunté sorprendido de que utilizara el celular.
—¿Ian? —respondió con un cierto temblor en la voz que me dejó claro que usar este medio lo ponía demasiado nervioso.
—¿Qué pasó? —mi mente comenzaba a atar cabos— ¿Tú tienes algo que ver con este Viento?
—No —su voz se distorsionó—, pero tengo suposiciones, Ian. El Agua fue la primera en llegar, al día siguiente llegó la Tierra, del Fuego nos enteramos un poco después, así que...
—Sólo falta el Aire...
Y como si lo hubiera invocado, la llamada se cortó abruptamente y los truenos hicieron temblar los cimientos del edificio. Algunos soltaron exclamaciones, otros gritaron. Me sentía como en un avión en turbulencia. Los vasos y las tazas comenzaron a temblar hasta que algunos cayeron al suelo. Me apreté contra mi asiento, observando cómo en el exterior se segregaba una batalla de rayos, truenos y nubes que sonaban y se movían violentamente. El cielo estaba gris y oscuro, y las primeras gotas de lluvia comenzaron a traquetear contra el vidrio.
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Ojos de Agua y manos de Fuego
FantasyPrimero que nada y creo que probablemente ya lo sepas: el Agua NO habla. Y no lo sé por ser como tú ni como los otros, lo sé, porque yo soy Agua. El silencio es la peor de mis eternas maldiciones, así que ahora que mi madre Mar me ha dado la oportu...