Cuando el humo y el vapor se hubieron disipado por completo, pareció como si la burbuja que nos rodeaba se hubiera roto y volviéramos a la realidad humana, donde un edificio se había estado incendiando con gente dentro. Casi todo estaba destruido y chamuscado; las paredes apenas se distinguían y gran parte del techo se había caído.
Se empezaron a escuchar voces, pero yo no paraba de buscar... parecía que nuestro tercer hermano se había esfumado sin dejar rastro.
Me acerqué al borde de la habitación. En lugar de pared había una segura caída al patio trasero. Miré como esperando encontrarlo caminando por las calles aun prendido en Llamas, pero... aparentemente no había nada, hasta que reparé en un rastro de ceniza. Era muy poco reconocible. Una voz en mi interior me dijo "Síguelo" y así lo hice.
Recorrí hecha Agua la pared y caí en el patio. Me materialicé en un leopardo de mi propio elemento e intenté correr a pesar de que el pasto me absorbiera. Y cuando pasé la molesta prueba y mis patas tocaron el asfalto, corrí en su dirección; al menos esta era una calle secundaria poco transitada por la que podía correr a mis anchas.
Supuse que él no estaba esperando que alguien lo siguiera, por lo que no debía llevar mucha prisa. Y mis suposiciones no fueron erróneas, pues al poco rato divisé su silueta. Y para gran alivio mío, no parecía que estuviera en Llamas.
Dimos vuelta en un callejón. Para ese punto yo estaba lo suficientemente cerca de él como para tomar forma humana. Mi velocidad aminoró notablemente cuando sólo tuve dos piernas para caminar. Pero no me alarmé porque aún podía divisarlo.
Los edificios ahí eran tan altos y estaban tan pegados los unos a los otros que la luz del padre Sol apenas lograba filtrarse, volviendo el ambiente lúgubre.
Entonces dio vuelta hacia la izquierda y lo perdí de vista en el momento que quedó tras los muros de un edificio grisáceo y triste.
Me detuve por un momento ¿Debía seguir? Aquello ya no me daba buena espina...
Concluí que era mi última oportunidad si quería conocer su identidad humana y continué tras sus pasos cuando escuché la fricción de unas llantas al detenerse detrás de mí.
Me volví sobresaltada, encontrándome con un coche negro, que parecía un monstruo con las fauces abiertas.
Dos figuras negras se apearon del coche. Y a pesar de que estuvieran a menos de dos metros de distancia, no alcanzaba a definir su rostro, que estaba cubierto por una capucha.
Un extraño sentimiento dentro de mí que no auguraba nada bueno, provocó que mi cuerpo se tensara. Rápidamente busqué Agua que pudiera auxiliarme, pero... toda estaba encarrilada en tuberías de metal bajo Tierra o tras los muros. No podía tan fácilmente reunir la suficiente.
—¡Atrápenla! —ordenó uno de ellos señalando en mi dirección.
Acto seguido, el hombre más cercano a mí sacó una esfera de energía, que al principio era del tamaño de su mano, pero conforme transcurrían los segundos, iba aumentando de tamaño hasta que pude distinguir un brillo azul que se movía en su interior... ¿sería Agua? El vidrio opaco hacía la imagen difusa. Lo único que podía asegurar era que estaba cargada de una energía monstruosa, lo que me hizo retroceder dos o tres pasos, adelantándome al posible hecho de que mi Agua no sería suficiente para contener su poder.
Y de repente, sin previo aviso, lanzaron la esfera contra mí. Cuando mi piel la rozó, sentí descargas de energía tan potentes que me dejaron tirada en el suelo. Mi cuerpo ardía como si tuviera miles de cuchillos encajados hasta el fondo. Quise gritar, pero no salió ningún sonido de mi garganta. Sólo pude observar con vista nublada zapatos negros acercarse a mí.
Estaba tan mal, que creí verlos salir volando, fruto de una explosión.
Mi cabeza daba vueltas... ¿Qué contenía la esfera para ponerme en un estado tan decadente como en el que me encontraba?
Apreté un poco los ojos... tal vez así se me quitaría lo nublado, pero cuando los abrí no había cambios aparentes. Sólo escuchaba fuertes ruidos, como si se tratara de una segunda explosión.
"Resiste..." me repetía una y otra vez, pero, de pronto, lo único perceptible fue mi respiración agitada antes de que todo se pusiera en blanco.
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Ojos de Agua y manos de Fuego
FantasíaPrimero que nada y creo que probablemente ya lo sepas: el Agua NO habla. Y no lo sé por ser como tú ni como los otros, lo sé, porque yo soy Agua. El silencio es la peor de mis eternas maldiciones, así que ahora que mi madre Mar me ha dado la oportu...