Capítulo 20: El león de ojos sonrientes

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Bueno, antes que nada. Ya sé que me he tardado en presentar, pero la verdad es que con la escuela y todo, a veces sólo escribo los capítulos. Así que, antes que nada, quiero decirles que muchísimas gracias por leer la historia :D :D :D Me alegra demasiado entrar y ver que hay gente que de verdad se pone a echarle un vistazo.

En segundo lugar, si alguien quiere que lea su historia, que comente o algo, adelante, dígame, porque la verdad es que a pesar de todo sigo siendo nueva en esto de wattpad y no me he incorporado bien a la comunidad, entonces estaré muy feliz de conocer lo maravilloso que pasa por otras cabecitas.

Y ya por último, espero la lectura sea de su agrado y se diviertan un rato.

Saludos,

Nessy ^.^


Aydan eligió una forma muy particular de consolarme, pero

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Aydan eligió una forma muy particular de consolarme, pero... me gustó. Era lo que necesitaba en ese momento para olvidarme de las penas mundanas.

Nos colocamos en posición de Agua y Fuego, frente a frente, intentando acompasar nuestra respiración. Dejé que la energía me dominara y sin darme cuenta, de repente daba pasos y hacía movimientos con los brazos que mi mente no controlaba, sino mi cuerpo.

El juego era sencillo: el primero en mostrar debilidad perdía. Así que todo el chiste del pequeño asunto era que su Fuego no se extinguiera y mi Agua no se evaporara. A la par convivirían el uno con el otro. Obviamente ni él ni yo nos podíamos convertir en Fuego o Agua, teníamos que conservar nuestra forma humana.

Y con estos lineamientos, comenzamos silenciosamente. Su Fuego se volvió cadenas que se enrollaron con las mías y formaron un círculo uniforme.

Entonces, como un monstruo de fauces muy abiertas, se abalanzó sobre mi Agua, que formó un hoyo y encerró a su Fuego, que se escapó rápidamente por el mismo lugar por el que había entrado, y me embistió por detrás como una pared impenetrable que empezó a empujar mi Agua hacia el suelo.

Sonreí sintiendo el sudor perlar mi frente. El calor era divertidamente molesto.

Di una vuelta y mi Agua se convirtió en remolino. La pared se deshizo como si fuera un cristal que cae roto en mil pedazos; parecían bellas gotas de Fuego, que pronto formaron un elefante.

Al ver al elefante, mi Agua se convirtió en raíces, que lo envolvieron como en una red, pero el elefante se agitó, levantándose sobre sus dos fuertes patas traseras y se golpeó a sí mismo con la tropa, rompiendo las cadenas de Agua que lo tenían preso. Éstas, rápidamente se convirtieron en mariposas que formaron un cóndor y lo embistió desde las alturas, pero el elefante se convirtió en un león que abrió sus fauces e intentó tragar mi embestida como si se tratara de su comida.

Mi Agua entró directamente a su boca e intentó explotar por dentro, pero conforme más lo intentaba, más pequeño se iba haciendo el león, como si en lugar de envejecer, rejuveneciera. Y sin comprenderlo, el leoncito me miró con ojos curiosos para cuando reparé en que había perdido mi forma humana.

Ojos de Agua y manos de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora