Quise tocar el Agua, pero cada vez que me acercaba, ella se alejaba. Hice el intento continuamente hasta que me di por vencida. Al final las dos continuábamos sin siquiera rozarnos.
Miré a Aydan detrás de mí con la interrogación dibujada en el rostro, pero él, cruzado de brazos, sólo me indicó con la mirada que lo intentara nuevamente.
Suspiré volviéndome hacia mi madre una vez más.
Entonces las Olas se arremolinaron creciendo en altura hasta que sobrepasaron dos veces mi estatura. Miré maravillada cómo de la corriente circular empezaba a formarse una figura en espiral, hasta que frente a mí quedó un ser de ocho patas, de torso y cabeza humanos, que me miraba con dos grandes ojos azules. Su cabello negro y lacio se agitó con una cierta fluidez que asemejaba al Agua.
Me sonrió con unos labios sonrosados y silenciosos.
"Bienvenida, hermana" escuché una voz dentro de mi cabeza.
Me incliné ante ella en señal de respeto.
"Puedes incorporarte"
Miré su boca y me percaté de que sus labios se movían, pero no salía ninguno sonido de ellos. Nunca en toda mi existencia, había visto nada igual.
"No te sorprendas, somos espíritus guardianes de los que pocos conocen su existencia. Pero Mar me envía para socorrerte en lo posible. Siempre que necesites ayuda, busca la vereda que más haga latir tu corazón de Agua y acércate a las Aguas intocables para que pueda yo escucharte"
—Hermana... —¡Había tantas cosas que deseaba decir! Pero eran tantas palabras que se atropellaban en mi boca.
"No hace falta que digas más. Sólo háblame de tu propósito y yo te auxiliaré"
Lentamente me incorporé, mirándola por primera vez a los ojos. Eran tan cristalinos que parecían dos ventanas que daban a un mundo brillante y escondido.
—Es sobre la gente que vive no muy lejos de aquí. Sus condiciones no son óptimas. Sufren hambre y falta de techo. Aydan, mi hermano de Fuego, sugirió que viniéramos a pedir tu ayuda.
"Hermano de Fuego..." su mirada se volvió hacia él, quien no pareció alegrarse mucho de ser el centro de atención.
"Agua y Fuego se complementan"
Negué con la cabeza.
—Lo dudo.
"Los contrarios crean balance. Ese es su fin en este mundo"
En ese momento aquellas palabras no tuvieron sentido para mí, porque era casi imposible que Aydan y yo nos lleváramos bien. Ni siquiera coincidíamos en principios. Los dos teníamos ideas totalmente distintas sobre el respeto a la vida y, sobre todo, sobre los seres humanos.
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Ojos de Agua y manos de Fuego
FantasyPrimero que nada y creo que probablemente ya lo sepas: el Agua NO habla. Y no lo sé por ser como tú ni como los otros, lo sé, porque yo soy Agua. El silencio es la peor de mis eternas maldiciones, así que ahora que mi madre Mar me ha dado la oportu...