Emma
Los días pasaban lentos y otros rápidos. Terminaba de estudiar y me iba para el hospital a ver a Ashton. El día del examen me sentía muy nerviosa, ansiosa, y temía no poder lograrlo. Aria estaba igual o peor que yo, y Ashton también. A pesar de su estadía en el hospital, la universidad entendió la situación y le permitieron a Ashton resolver las preguntas de la evaluación de manera virtual.
Hubo solo una pregunta que no llegué a responder, pues no recordaba nada acerca de ella y me quería matar. Parecía ser la más importante de todas. Ahora me encontraba fuera del salón, esperando mi resultado junto a Aria, quien se comía las uñas. Cuando la profesora pronunció mi nombre y me indicó que me levanta, casi me hago pis encima de los nervios. La seguí hasta el salón y me tendió la evaluación.
—No respondiste la última pregunta.
—Lo sé, es que estaba muy nerviosa y no lo recordaba.
La profesora se encogió de hombros, aun mirándome a los ojos. La mujer inspiraba miedo.
—Ten —me tendió la hoja—. Ya te puedes ir —indicó.
Salí casi corriendo y sin mirar el resultado de la evaluación.
—¿Y? —preguntó Aria.
Me armé de valor y busqué la calificación en la tercera hoja.
—¡Sí! ¡Saqué ocho! —contesté emocionada. Mis padres iban a estar muy orgullosos.
Aria me sonrió.
—Qué bueno, me alegro muchísimo —respondió, dándome un abrazo.
La profesora llamó a Aria, provocando que nos separáramos. Me quedé esperándola. Cuando mi amiga salió, noté en su enorme sonrisa que le había ido muy bien en el examen.
—¡Casi un diez! —casi gritó.
—Baja la voz —me reí, acercándome para darle un efímero abrazo—. ¡Primer examen superado!
Llegué al departamento sola. Aria debía irse a otra parte y James estaba en pleno examen. Me di una ducha y me puse bonita, quería ir a ver a Ashton al hospital. No llevaba mucho tiempo en Los Ángeles, pero ya algunas partes de la ciudad conocía, y como he ido repetidas veces al hospital, ya me aprendí el camino de memoria. Salí de casa y caminé hasta el hospital. Pude haber tomado un taxi, pero no me gustaba meterme en el auto de un desconocido estando yo sola. Distinto era si alguien venía conmigo.
Ningún familiar suyo estaba en el pasillo de su cuarto. Me acerqué a la puerta y golpeé dos veces, acaparando la atención de Ashton. Y de Aiden. Ambos me miraron: Ashton con una sonrisa y Aiden algo serio.
—¿Interrumpo?
—No, claro que no —Ashton me sonrió. Me dediqué a verlo a él y a no cruzar ninguna otra mirada con su hermano—. Aiden, ¿nos das un momento a solas?
Ahí sí miré a Aiden. Sus ojos hicieron contacto con los míos, y no parecía agradarle la idea, pero no porque él sintiera algo por mí, sino por egoísta. Salió del cuarto.
—Luces muy hermosa.
Me sonrojé.
Ashton palmeó la cama para que me sentara a su lado.
—Tú te ves mucho mejor. ¿Qué tal estás hoy? ¿Duele algo?
—No, los medicamentos ayudan bastante. Tal vez mañana me den de alta.
—Eso es genial, me pone muy feliz, ya es hora de que salgas de aquí.
—Ya me estoy volviendo loco. Lo único que hago es estar acostado. Tengo muchas ganas de tener esa cita contigo, que podría besarte ahora mismo para apagar un poco mi ansiedad.
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La profundidad de su mirada #D4
RomanceDespués de tanto llorar había conseguido la tranquilidad y la paz mental que necesitaba, pero todo terminó en la basura la noche en la que lo volví a ver. copyright 2020. PROHIBIDA LA COPIA Y/O ADAPTACIÓN DE LA HISTORIA. DE LO CONTRARIO DENUNCIARÉ.