Capítulo treinta y nueve

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Emma

Si quitábamos el hecho de que Ashton estaba furioso con Aiden y conmigo, y que mis padres no estaban muy contentos con la idea de que estuviese de novia con él, todo iba bien en mi relación. Aiden se comportaba demasiado bien, no había dudas respecto a lo nuestro, o eso era lo que decía y me demostraba. Después de la charla con Ashton, cuando fuimos a dormir, sentí demasiado miedo de que, al despertar, Aiden se arrepintiese por su hermano, pero a la mañana siguiente seguía segurísimo de que quería estar conmigo a pesar de lo que pasaba. Era algo egoísta por parte de los dos, y lo sabíamos, no lo negábamos, pero queríamos ponernos por primera vez a nosotros mismos, a nuestros deseos.

Creo que toda nuestra vida (sobre todo Aiden) pusimos al resto de las personas por encima de nosotros, de nuestros deseos, y permitimos erróneamente dejarnos de lado, cuando eso no es correcto. A veces, no es malo pensar en el bien propio. Sé que lastimamos a Ashton, pero jamás tuvimos la intención, jamás quisimos hacerlo. Cometimos errores porque no supimos afrontar las cosas desde el principio, cuando volvimos a vernos, incluso hace años. Pero aprendimos, estando separados, que nos amábamos y que ya no queríamos estar separados. A pesar de los años, seguíamos teniendo el mismo significado enorme que tuvimos el uno para el otro desde el primer momento.

—Quisiera que todo fuera más fácil —comenté sin querer en voz alta.

Me encontraba junto a Aiden, en el sofá de mi departamento, con mi cabeza recostada en su hombro, mientras que mirábamos una película en la televisión. Aiden me acariciaba el cabello dulcemente, pero dejó de hacerlo cuando me escuchó decir eso.

—¿En qué estás pensando?

—En todo —admití. Quise decirle que nada, pero no quería ocultarle mis sentimientos negativos—. Es que es un poco... complicado pasar por esto. Si hubiéramos entendido mejor las cosas desde el principio... todo sería más fácil.

—Teníamos cosas que aprender, Emma.

—Lo sé, lo lamento, no quiero ser negativo.

—No eres negativa. Eso que sientes, también lo siento yo. Es parte del proceso, es algo que debemos atravesar para luego estar bien, amor. Son cambios que harán muy fuerte nuestra relación, si ponemos de nosotros para que esto funcione.

—Estoy nerviosa por mañana —hice una mueca.

Lo que me hizo confiar mucho en los sentimientos de Aiden fue que él mismo me sentó a hablar para pedirme que fuésemos a Nueva York a hablar con mis padres sobre lo nuestro. Me quedé sorprendida por la petición, incluso, debo admitir, que me sentí extraña. No hace mucho fui a casa y les conté a mis padres que tenía un nuevo novio, y que justamente ese novio, era hermano de Aiden. Todo era un embrollo. Sabía que a mis padres les chocaba la idea de esta relación, que les costaría aceptarla. Ya hasta me imaginaba las palabras de mi padre y la mirada recelosa de mi madre. Y no podía culparlos. Ellos le tomaron un gran rencor a Aiden por haberme dejado tan de repente, y no es que no entendiesen que, a veces, las relaciones simplemente terminan, porque sí lo comprendían, pero la forma en la que todo se fue al carajo, no fue la correcta, y lo que vino después para mí... fue durísimo para ellos.

No podía pretender que, al llegar a casa de la mano de Aiden, mis padres comprendiesen que todo esta vez iba a ir bien. Bueno, claro que eso pretendía, pero sabía bien que no era lo que pasaría. Me daba nervios solo de pensarlo. Si la imagen en mi mente de ese momento ya era incómoda, ¿cómo sería estar presente en esa situación?

Pero yo no iba a ser una cobarde. Esta relación significaba mucho para mí, y no iba a desaprovechar la oportunidad de hablarlo bien con mis padres. No podía evitarlos para siempre, debía enfrentarme a algo que sí o sí iba a pasar, y era mejor que mis padres  escuchasen lo que teníamos para decir más antes que tarde. Luego me reprocharían habérselos ocultado. Además, ¿podemos reparar en la actitud madura de Aiden? Su compromiso conmigo me ponía muy feliz.

La profundidad de su mirada #D4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora