Emma
No pensaba quedarme en la cama.
Aiden y yo apenas terminamos el día anterior, pero no por eso iba a deprimirme en mi cama y a sentir pena por nosotros. Quería distraer a mi mente, así que James y yo quedamos en que saldríamos a pasear al parque para poder despejarnos de nuestros problemas. Desde que me levanté en la mañana, él fue muy amable conmigo y me preparó el desayuno y lo trajo a mi cama para que comiéramos juntos. No cruzamos muchas palabras sobre del tema, pues encendí la televisión justamente para evitar que James me hiciera alguna pregunta con respecto a Aiden.
Todavía tenía en mi mente cómo es que le iba a decir a mis padres que Aiden y yo no estábamos juntos otra vez. Me generaba estrés el simple hecho de pensarlo. A mis padres no les iba a gustar nada la idea. Aunque, si lo analizo bien, quizá ellos se sentirían más seguros de esta forma, pues no les agradó mucho que Aiden y yo estuviésemos juntos, así que probablemente esto se convertiría en un alivio para ambos. Lo que me preocupaba es que ellos me dirían que me advirtieron que esto pasaría, y sabía que mi padre agregaría algún comentario respecto a que no era correcto que Aiden y yo estuviéramos juntos cuando su hermano estaba enamorado de mí.
Es cierto, ellos tuvieron razón. Aiden y yo quisimos darnos una oportunidad más y arriesgarnos por nuestra historia de amor, pero no fue correcto cómo hicimos todo y nos topamos con las verdaderas consecuencias de nuestros actos. Pero me alegraba saber que terminamos en buenos términos, que lo hicimos dándonos nuestro último abrazo y que no peleamos en ningún momento. Tal vez, ese era el cierre que me faltó hace años atrás, cuando él se fue de la ciudad.
Mi teléfono empezó a escucharse y lo primero que apareció en mi mente fue que Aiden me estaba llamando. Sentí cómo la emoción y la esperanza crecían en mí, pero mi desilusión llegó rápidamente cuando noté que no se trataba de él.
Supongo que iba a tener que ir acostumbrándome a esto.
—¿Quién es? —James se inclinó a mi lado para observar la pantalla. Supongo que no fui la única que pensó en Aiden—. Ah, es tu madre. ¿Qué pretendes hacer? —me observó con curiosidad—. No tienes que hablar con ella ahora si no quieres. Puedes hacerlo más tarde o puedes hacerlo otro día. No te sientas presionada.
Sí, lo primero que se me ocurrió fue no responderle y hablar con ella en unos días, pero mientras antes terminara con esto, mejor sería para mí y mi salud mental.
—¿Me dejas sola con ella? Le contaré lo que ha pasado.
James me miró con sorpresa y afirmó con la cabeza, dándome un beso en la frente y llevándose la bandeja con él. Mi cuarto quedó vacío y mi madre colgó antes de que yo pudiera contestar. Fue allí cuando la duda de qué hacer llegó a mí nuevamente, pero me armé de valor y presioné el botón de videollamada.
—¡Hola! Pensé que no me responderías —mi madre me recibió con una sonrisa—. ¿Cómo estás? No esperaba que me hicieras una videollamada.
—Hola, mamá. ¿Está papá por allí? Quiero hablar con ustedes sobre algo importante —le comenté. Me costaba fingir que me encontraba bien. No podía ponerme a la altura de su emoción porque no me sentía con ánimos hoy.
A mamá se le borró un poco la sonrisa.
—¿Ha pasado algo malo, Emma?
—No... bueno...
—¿Estás embarazada?
—No, no lo estoy —negué rápidamente para quitarle el susto a mi madre.
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La profundidad de su mirada #D4
RomanceDespués de tanto llorar había conseguido la tranquilidad y la paz mental que necesitaba, pero todo terminó en la basura la noche en la que lo volví a ver. copyright 2020. PROHIBIDA LA COPIA Y/O ADAPTACIÓN DE LA HISTORIA. DE LO CONTRARIO DENUNCIARÉ.