Capítulo seis

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Emma

Hoy era mi salida con Ashton. James estaba un poco desconfiado por eso, me pedía repetidas veces que me cuidara y que, cualquier cosa rara que notara, le avisara. Pero por otro lado me decía que se sentía contento de que yo hiciera amigos nuevos y me distrajera.

Voy a ser sincera, estos días había estado triste por lo de Aiden, pero la universidad me ayudaba a distraerme. Aria y Ashton me agradaban mucho, y ya habíamos formado nuestro círculo amistoso entre los tres. Aria me decía que yo le gustaba a Ashton, y que era probable que nuestra salida de hoy tuviera algún suceso interesante, como algún beso. La verdad, Ashton es muy atractivo y me sentía cómoda e incómoda a la vez cuando estaba con él, y esto se debe a que tenía una mirada tan atractiva y penetrante que me hacía sentir completamente expuesta ante él, y ni hablar de cuando me sonreía o reía. Era una persona agradable.

Me faltaban unas tres horas para comenzar a prepárame para salir. Quedamos en ir al restaurante donde trabajaba, porque le hacían descuento por ser empleado y además las cosas allí eran de muy buena calidad y las disfrutabas. Claro que cuando propuso la idea me sentí un poco inquieta al recordar que fue allí donde me encontré a Aiden, pero no iba a permitir que él me arruinara eso también. Además tenía que seguir avanzando, y si mi psicólogo tenía razón, esto que estaba pasándome era simplemente un tropiezo y estancamiento, pero no un comienzo desde cero.

Estaba sola en el departamento. James salió con unos compañeros a la biblioteca y dijo que regresaría tarde a casa porque luego cenarían en el departamento de uno de ellos o en algún bar, así que mi cena de esta noche sería pizza. No pensaba cocinar, iba a ordenar eso y helado, y me metería en la cama a ver Netflix o llamaría a mi prima para que pudiésemos ponernos al día con respecto a mi salida con Ashton.

Me metí a la ducha cuando lo sentí apropiado y me puse la ropa simple, cómoda pero bonita que escogí. Traía bastantes nervios encima, y eso que no se trataba de una cita, sino simplemente de una salida normal. Kendall, como siempre, me dijo lo que pensaba acerca de mis nervios, y es que creía que estaba así porque, por más que yo lo negara, sabía que algo llegaría a suceder entre Ashton y yo, y que él me agradaba más de lo que admitía. Y es verdad. Ashton era muy atractivo, seductor, y tenía esa seriedad y a la vez ese humor que le daban ese toque interesante y atrapante. Pero Aiden aparecía en mi mente cada que pensaba en Ashton, era como esa piedra en el zapato, ese chicle pegoteado, y ese dolor de cabeza constante. Todo sería más fácil si él no hubiese aparecido, no lo tendría constantemente en mi mente.

—¿Ya te vas? ¿Llamas para pedirme algún consejo? —respondió Kendall al otro lado de la línea.

—No, te llamo porque estoy malditamente nerviosa y tengo ganas de quedarme en casa por ello.

—¡Ay, por favor, Emma! Vas a salir con un chico después de todo lo que pasaste, te mereces tener una cita con alguien y dejar de lado esos nervios. Lo único que hacen es detenerse.

—No es una cita. Somos amigos, apenas nos conocemos hace una semana.

—¿Y? Con Chad empezamos a salir a los dos días de conocernos, y nos resultó bien, porque míranos, estamos hace años juntos, y nos llevamos de lo mejor.

—Tú tienes suerte.

Soltó un suspiro de frustración. Supuse que también rodó los ojos.

—A Ashton le gustas.

—Tú qué sabes.

—No busques excusas, Emma, sabes que sí. Ya te dije, tú te sientes así de nerviosa porque sabes que hoy pasará algo. Un beso. No has besado a nadie desde el pendejo ese, es entendible que te pongas así, pero ni se te ocurra cancelar la cita.

La profundidad de su mirada #D4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora