Capítulo cincuenta y cinco

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Emma

Ver a Aiden en esa cama me partía el corazón, pero me aferraba a la idea de que él estaría bien como los doctores me dijeron. Sin embargo, esa preocupación era complicada de quitar.

Cuando al fin pude abrazarlo, sentí una paz que jamás en mi vida había sentido. Fue una mezcla de emociones extrañas. Era día complejo, pero en sus brazos, todo se calmaba. El simple hecho de ver cómo estiró sus brazos para que yo fuera hacia él, regeneró y unió los pedazos de mi corazón roto.

Suspiré el dolor de no tenerlo e inhalé el aroma de su piel.

Su piel llevaba un sutil aroma al perfume que él acostumbraba a usar. Quise quedarme en ese momento para siempre, quise tenerlo abrazado a mí toda la vida.

Todos mis problemas desaparecieron de mi eje. Lo único en lo que podía pensar era en su bienestar. Con dolor, tenía que admitir que ni siquiera me interesaba una relación con él, porque en lo más importante y en lo que me enfocaba ahora era en su bienestar.

Le conté lo que sus padres me dijeron, y las palabras que salieron de su boca provocaron miles de mariposas en mi estómago.

-No digas eso. Haces que sienta ilusiones.

Elevé las cejas, sin entenderle.

-¿Ilusiones? ¿Ilusiones de qué? -indagué, con mi mirada clavada en la suya.

-De que exista una nueva oportunidad de estar contigo.

Debo admitirlo. Desde el momento en el que sus padres me pidieron disculpas y dijeron que no se meterían en medio, sentí un alivio tan grande y un atisbo de esperanzas. Entendía lo que Aiden sentía, porque yo también sentía esas ilusiones de que, al fin, ambos pudiéramos estar juntos nuevamente. Sé que estuvimos en este punto varias veces, sé que tuvimos muchas oportunidades de regresar, de tener nuestro romance formal, pero ninguna de esas veces nos funcionó como queríamos.

Pero, ahora que lo pensaba bien, y estaba segura de que Aiden también lo tenía presente, es que todas las razones por las que no pudimos estar juntos y vivir una relación de pareja, no fue tanto por nosotros, sino que, más bien, fue por terceras personas: al principio fue por mis padres, que no nos permitían tener una relación; luego fue por Aiden, porque cuando al fin tuvimos el permiso de intentarlo, él se alejó y se largó; tiempo después, Aiden seguía amándome, pero él estaba en una relación con Maika; y, para finalizar, tuvimos que terminar por todos los problemas familiares que la relación le estaba generando a Aiden en su casa.

Ahora existía esa oportunidad, esa visión de una relación sin trabas. Esto es todo lo que quisimos. Es todo lo que pretendíamos tener y la oportunidad estaba frente a nuestros ojos, a un solo paso. Sin embargo, debo admitir que esto me asustaba demasiado. ¿Y si volvíamos a intentarlo y fallábamos? ¿Y si no teníamos que estar juntos? Algo que teníamos muy claro es lo que sentíamos el uno por el otro, de eso no había duda alguna, pero no teníamos la certeza de que esto funcionaría de todas formas. No funcionó cuatro veces anteriores. ¿Por qué ahora sería distinto?

Conocía la respuesta a mi pregunta: ahora podía funcionar porque no había terceras personas en medio, mas no quitaba mi miedo.

Sonreí, a pesar de mis pensamientos.

-Ya lo sé... es muy loco. Apenas ayer terminamos por lo que tú ya sabes y, aparentemente, hoy tenemos una nueva oportunidad -reí, algo triste-. Qué loco, ¿no te parece?

-Parece que el universo sigue queriendo meternos en el mismo camino una y otra vez hasta que comprendamos que debemos estar juntos -opinó, mirando mis labios y acariciando mis brazos con sus manos.

La profundidad de su mirada #D4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora