Capítulo cincuenta y nueve

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Aiden

Emma y yo fuimos novios por dos años. Nuestra relación fue hermosa, pasional y sincera. Pero las cosas cambiaron entre nosotros cuando la universidad nos quitó tiempo para la relación. Emma y yo apenas teníamos tiempo para vernos. Pero nunca se me ocurrió la idea de abandonar nuestra historia. Sin embargo, a ella sí.

—No quiero hacerlo porque aún te quiero, pero siento que es lo mejor para nosotros dos —explicó. Su voz quebró, como lo hizo mi corazón.

Estar con Emma durante años me dio la oportunidad de conocerla. Sé que aún me quedaban aspectos por conocer, pero supongo que nuestros caminos tomarían rumbos separados. Su mirada era sincera. Vi dolor en sus ojos. Yo sé que ella no quería hacernos esto, pero noté su cansancio. Y cuando alguien se agota como ella, no hay vuelta atrás.

—Es que no lo entiendo, Emma —fui sincero. Intenté no llorar, luché para no derramar lágrimas, pero no lo logré.

Ella y yo luchamos tanto para estar juntos, ¿y la falta de tiempo nos ganó?

La tomé de las manos. Quise lograr que Emma recapacitara, pero la vi convencida.

—He tomado la decisión, Aiden —explicó—. Lo siento demasiado. Me duele el corazón por hacerte esto, pero lo necesito.

—¿Hacerme esto? No me lo haces a mí. Nos lo haces a nosotros. Por favor, Emma... No nos hagas esto. ¿Qué pasó?

—Me siento muy abrumada, Aiden. Mi vida apenas está comenzando. Me mudaré a Nueva York a trabajar en la empresa de mis padres. Continuaré la universidad allí. Lo deseo, Aiden. Pero tú estás aquí en California. Este es tu lugar. Ya no tenemos tiempo para nosotros como antes.

—Entonces, ¿planeas que el tiempo y la distancia nos separe?

—No quiero una relación a distancia.

—Y prefieres dejarme... —asimilé—. Tirarás lo que tenemos a la basura. Después de tanto dolor.

—Tendremos vidas distintas. Quiero evitar que nos hagamos daño.

—Pero nos haremos daño de todas formas. Porque me estás abandonando. Nos estás abandonando, Emma. No sé cómo pedírtelo, Emma. No me dejes. Me iré contigo a Nueva York si es necesario.

—Tú tienes una vida aquí. No quiero que abandones lo que tienes. Nuestra relación no está bien desde hace meses. Apenas nos vemos, Aiden. Y estamos discutiendo todo el tiempo por estupideces. Creo que es lo mejor que podemos hacer. Además de ser novios, también somos mejores amigos. No quiero que nuestro romance dañado arruine nuestra amistad.

¿Romance dañado?

Emma supo usar las palabras perfectas para hacerme pedazos.

Sé que nosotros no estábamos pasando por nuestro mejor momento, pero ella no podía decidir tirar todo lo que construimos. Recuerdo lo que nos costó volver a estar juntos. Me he sentido frustrado como ella, pero jamás tomaría una decisión como la de Emma. Le he dicho miles de veces que no me imagino una vida sin ella, y aún mantenía mi palabra. Mi corazón tenía escrito su nombre.

—Nada arruinará el amor que te tengo, Emma. Pero no me pidas que sea tu amigo, porque no puedo serlo. Yo no quiero ser tu amigo. Te amo, Emma. Te amo como a la mujer que he elegido para pasar el resto de mi vida.

—Y yo te amo, Aiden.

—Pero me estás dejando.

Emma me abrazó. Mis brazos quedaron a los costados de mi cuerpo. Yo no la abracé. No quise abrazarla porque me dolía tocarla. Sin embargo, no me alejé de ella. Apoyé mi cara en su hombro, ocultando mis ojos llenos de lágrimas. Permanecí en silencio. El silencio era ensordecedor y desgarrador.

La profundidad de su mirada #D4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora