Capítulo diecisiete

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Emma

Las clases en la universidad se volvieron un poco lentas con lo distraída que sentía esa mañana. Era impropio pensar en el hermano de Ashton, el chico con el que mi situación romántica comenzaba a volverse seria. Mi excusa es que me encontraba algo preocupada por Aiden. Anoche, Ashton me comentó en un mensaje que su hermano no quiso tocar su plato de comida y se fue a acostar. También mencionó una nueva pelea fuerte con su novia Maika que se originó porque Aiden no quería que ella lo acompañara a Nueva York. Sabía lo que él estaba haciendo, porque hacía lo mismo que antes: se cerraba en sí mismo. Y eso casi le arrebata la vida una vez. No digo que esté mal necesitar espacio, pero conociéndolo y teniendo un pasado con ese chico, pienso que había que evitar darle tanto espacio y hablar con él, hacer que se desahogara en vez de guardarse todas sus aflicciones dentro suyo.

Con Ashton quedamos vernos un ratito antes del viaje, se tomaría un momento para venir a verme. Su vuelvo salía dentro de unas horas. Con Aria lo esperamos en la puerta de la universidad.

—¿Cómo están mis chicas? —Ashton se nos acercó con una sonrisa y besó nuestras mejillas.

—Bien —respondimos con Aria.

Él nos preguntó acerca de las clases de la universidad que acababa de perderse por el viaje. No es por mala, pero yo no quería hablar de la universidad, quería que me diera algún otro dato de su cómo se encontraba su hermano, por más que yo lo odiara con todas mis fuerzas por ser un idiota. Mientras Aria le daba el resumen de la mañana, Ashton me tomó de la mano, haciendo que lo mire. También me observó y me regaló una sonrisa, a la cual respondí. Su pulgar dibujaba círculos en mi piel, me hacía cosquillas.

—Me haces cosquillas, Aid... Ashton —me corregí de inmediato.

Ashton me sonrió. Aparentemente no se había dado cuenta.

—Perdona.

Aria le deseó a nuestro amigo un buen viaje y le pidió que se cuidara. Se dieron un corto abrazo.

—Los dejo solos. ¡Adiós, Ashton!

—Adiós, Aria.

Me centré en Ashton.

—Entonces... dentro de un rato te vas —dije.

—Sí. Creo que será un fin de semana largo. Aiden ya se ha despertado y tiene una cara... está triste. Casi no ha desayunado hoy.

La famosa presión en mi pecho apareció.

—Me siento mal por él —y lo decía de verdad.

—Sí, mejor no hablemos de él —respondió, acercándose a mi rostro.

Me besó por un momento, primero lento y luego con más entusiasmo. Terminó estirándome el labio al final. Sonreí para que no lo notara, pero esto no se sentía bien. No cuando yo pensaba en su hermano. Conversamos un momento hasta que tuvo que irse. Me despedí de él con un abrazo y le deseé buena suerte a ambos. Sabía que estos días iban a ser duros.

Llegué a la casa horas después. James estuvo un rato en el departamento, pero luego salió con sus amigos y me dijo que no volvería hasta el día siguiente. Aproveché mi tarde sola y puse música fuerte y empecé a bailar. Últimamente acostumbraba a hacerlo cuando sentía que mi cabeza estaba llena de pensamientos que llevaban el nombre de mi ex novio. Era mi manera de descargarme un poco, porque Aiden era sinónimo de idiota y lindo, y esa combinación me volvía bastante loca. Hablé con mi familia y les dije que viajaría pronto a verlos. Cené temprano, llevé una frazada al sofá, mi almohada y preparé palomitas. Mi noche consistía en ver una película. Me centré en la trama durante un rato, hasta que recibí un mensaje de Ashton en el que me actualizaba que su hermano seguía igual o peor que hoy en la mañana. Me despedí de Ashton cuando dijo que iría a su habitación a dormir. Desde las 11.15 p.m. intenté evitar mi idea de hablarle a Aiden. Pero a las 11.34 p.m. no pude evitar buscar su número entre mis contactos.

La profundidad de su mirada #D4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora