Capítulo veintinueve

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Aiden

Me merecía el odio de mi hermano y debía admitirlo, pero no era fácil tolerarlo, no cuando me miraba con ese desprecio y ese rencor. Pero, ¿qué podía esperar de él? Me acosté con la chica que le gusta y le oculté muchas cosas desde el inicio. Si le hubiese dicho la verdad desde un principio, nada de esto habría pasado, ni siquiera me hubiese acostado con Emma de haber optado por contarle todo a Ashton. Pero no, por supuesto que no, yo tenía que elegir la opción de los secretos. La cagué como siempre. Lastimé a alguien que me importaba mucho, y lastimé otra vez a esa misma chica de mi pasado.

Gran parte de mí le echaba la culpa a Emma por haberse mudado a California. ¿Por qué tuvo que hacerlo? ¿Por qué justo tuvo que ir y meterse con mi hermano? Todo estaba tan perfectamente bien, yo había salido adelante, disfrutaba de mis amistades, reía mucho, me llevaba bien con mi hermano y ni se me cruzaba por la mente el engañar a mi novia. Y, sin embargo, todo eso sucedió en un abrir y cerrar de ojos, las confusiones se colaron por mi mente y me dejé perder, sin tomar medida de lo que pasaba y hacía. Me sentía sucio, un traidor, hasta sentía que mi hermano ya no quería que estuviese en esa casa, que quería que me largara. Otra vez, volvía a sentirme un estorbo.

Ashton pasó días en su habitación, para lo único que bajaba era para ir a la universidad o cenar, y cuando le tocaba ir a estudiar, no iba conmigo en el auto, prefería irse caminando a que lo alcanzara hasta su escuela. Su silencio me recordaba al de mi madre biológica, cuando llegaba a casa después de sus largas horas de borrachera y se sentaba en el sofá, conmigo al lado, y no me dirigía la palabra. Quería pedirle perdón, pero eso no funcionaba, las palabras quedan cortas antes situaciones así. Pero él debía saber que yo sí me arrepentía del todo.

Cassie y Nick fueron los primeros en preguntarme qué pasaba entre Ashton y yo, pues notaron cierta tensión. Cassie fue quien me lo preguntó, mientras que Nick solo me miraba, atento a mi respuesta. Y por supuesto, les dije que no ocurría nada, pues no quería que lo supiesen y me mirasen de la misma forma que Ashton, y tampoco quería que a Nick se le escapara el chisme en la mesa. Pero mi secreto no duró mucho, pues la noche del jueves, mamá y papá nos preguntaron a Ashton y a mí qué diablos ocurría entre nosotros. El silencio, la mirada de odio de Ashton y mi mirada de culpa, nos delataban por completo.

—¿Qué es lo que pasa entre ustedes dos? —mamá dejaba entrever su preocupación. Papá estaba a su lado, mirándonos a ambos.

Ashton estaba frente a mí, recargado en la silla, con los brazos cruzados. Me lanzó una mirada de furia.

—No sé, pregúntenle a Aiden. Él sabe lo que hizo.

Mamá y papá me observaron.

—Estuve con Emma —confesé.

—¿Cómo que estuviste con Emma? ¿Qué quieres decir con eso? —preguntó mi padre.

—Me acosté con Emma.

Mi madre entreabrió los ojos.

—¿Emma es la chica que sale con Ashton? Espera, ¿qué te pasa? ¿Engañaste a Maika? —la decepción en el rostro de mamá era clara, no se molestaba en ocultar su sorpresa. Eso solo aumentaba mi culpa.

—Estaba confundido —expliqué—. Ella es muy importante para mí —agregué—. Es la única persona que estuvo conmigo cuando vivía en Nueva York, quien se encargó de levantarme siempre que me caía, por más que yo la apartase.

Y allí les conté quién era Emma, pero ellos ya lo sabían, solo que no sabían que esa Emma era esa chica de la que les hablé cuando apenas llegué a California y tuve planes de formar una familia con los que ahora eran mis padres y mi hermano. Ashton ya conocía la historia también, se la repetí en el departamento de Emma cuando optamos por decirle la verdad.

La profundidad de su mirada #D4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora