Emma
Ashton se notaba muy ansioso por salir del hospital la última vez que hablé con él por teléfono. Ayer no pude visitarlo porque me quedé estudiando, no entendía algo sobre un tema y quise concentrarme plenamente en ello, por lo que mi visita al hospital se convirtió en una llamada nocturna. Ahora, como le prometí, estaba caminando a la entrada del hospital a pasar con él sus últimas horas allí, porque me juró que, si yo y Aria no íbamos, moriría del aburrimiento.
Desgraciadamente, me encontré con Aiden en plena entrada. Rodé los ojos mentalmente, o tal vez lo hice realmente, porque a juzgar por cómo me observó, creo que sí se me escapó. Tomamos el ascensor en completa incomodidad. Él estaba detrás y yo delante, dándole la espalda y viendo cómo el número rojo iba cambiando harta dar con el piso correcto.
—Solo vengo a dejarle una campera y luego me voy —habló, cortando mi tranquilidad. Debo admitir que me sobresalté un poco y esperaba que él no lo hubiese notado.
—No te pregunté, pero bueno.
Suspiró.
—Eres muy fría.
—¿Por qué será? —me crucé de brazos. Ambos permanecíamos en nuestras mismas posiciones.
¿Era idea mía o el ascensor iba demasiado lento este día?
Sentí su toque en mi espalda y de reojo vi que acababa de dar un paso hacia mí. Me sentí caer en ese momento, porque el roce era tan jodidamente chocante para mí y para mi estúpida estabilidad. Sentí su respiración moviendo algunos de mis cabellos. Giré mi cabeza para verlo, dando un paso hacia el costado, alejándome de él.
—¿Qué haces? —lo miré extrañada.
—Necesito preguntarle algo.
—¿Qué, Aiden?
—¿Crees que algún día podrás perdonarme? —preguntó muy serio.
Entrecerré un poco los ojos, al mismo tiempo que las puertas del ascensor se abrían. Tenía la intensión de ofenderlo, pero terminé soltando una risa que dejó a Aiden totalmente confundido. No sé si me reía para no insultarlo, si me reía porque me daba gracia, o si me reía por lo estúpida que me parecía esa pregunta. Probablemente por las tres razones. Es decir, ¿qué ganaba él con mi perdón? ¿Quería que lo perdonara para poder tener la conciencia tranquila? Pues, si eso quería, no iba a darle el gusto en lo absoluto, por más que esta actitud de mi parte fuera inmadura.
Caminé por los pasillos, aun riéndome. Las enfermeras me miraban, pero no me importaba. Aiden venía detrás de mí, podía sentirlo. Entré en el cuarto de Ashton y vi a Aria junto a él, sentada en una silla al costado de la cama.
—¡Hola! —saludé, viendo a Ashton y poniéndome nerviosísima al instante.
—¡Al fin llegas! Ya me estaba hartando de oír a Ashton hablar de ti —Aria rodó los ojos en forma de broma.
Aiden entró en el cuarto después de aquel comentario que perfectamente llegó a escuchar. Era incómodo. Mi ex y su hermano. Besé a esos dos hombres. Aiden sabía lo del beso entre Ashton y yo, pues Aria se lo dijo cuando nos vio besándonos, según ella me contó. No sé qué reacción habrá tenido Aiden, no sé si hizo una mueca o si le dio igual, no le pregunté a mi amiga y tampoco lo haría, no hasta que no le contara la larga historia que teníamos. Probablemente el karma tocaría a mi puerta en algún momento, porque tenía muchas ganas de que le doliese.
—Escuchamos tu risa antes de que entraras, ¿qué es tan gracioso? —preguntó Ashton, sonriéndome coquetamente.
—Oh, es que tu hermano —miré a Aiden— es muy gracioso.
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La profundidad de su mirada #D4
RomanceDespués de tanto llorar había conseguido la tranquilidad y la paz mental que necesitaba, pero todo terminó en la basura la noche en la que lo volví a ver. copyright 2020. PROHIBIDA LA COPIA Y/O ADAPTACIÓN DE LA HISTORIA. DE LO CONTRARIO DENUNCIARÉ.