Capítulo sesenta y uno

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Aiden

Duré días sin poder dormir bien desde que Emma y yo terminamos. He tenido que recurrir a las constantes charlas con mi hermano para no llamar a Emma y rogarle que no me dejara. Ella ya había tomado su decisión y no era sano ni para mí ni para Emma que le insistiera en que no me dejara. Pero la constante insistencia de mi mente pidiéndome que no permita que nuestro amor se terminase no me dejaba en paz.

La idea rondaba en mi cabeza una y otra vez y no quería desaparecer. Yo no quería dejar mi dignidad por una persona, pero el tema es que... Emma no era cualquier persona. Sin embargo, yo sabía que no tenía que poner a Emma en un pedestal. Yo sé que algún día iba a recuperarme de esto, pero mi corazón se aferraba tanto a nuestros momentos hermosos y nuestras promesas y sueños. Me sentía impotente, pues quería hacer algo para detener el curso de este cambio incómodo, pero no sabía qué hacer.

Tenía un examen importante dentro de tres días, y no me sentía listo porque apenas pude estudiar. Mi mente era un maldito caos.

—Te traje algo —Ashton entró a la habitación y me dejó un vaso con licuado de banana—. Siempre dices que eso te anima, así que pensé que sería lindo traerte uno.

—Sé que soy un idiota por decirte que no tengo apetito, pero es que no tengo ganas ahora.

—No me interesa, te lo vas a tomar igual. Sé que es un momento difícil, pero tu cuerpo aún vive, y todavía necesitas alimentarte. Tienes que estar enérgico para el examen. Bebe —ordenó.

Lo miré. Mis ojos le pidieron que no me molestara, pero Ashton no se fue de mi lado. Esperó a que me terminara el licuado antes de marcharse y dejarme solo.

Mi teléfono sonó. Lo tomé con la esperanza de que fuese ella, pero me decepcioné y sentí un nudo en la garganta cuando vi otro nombre en la pantalla.

Hace una semana Emma y yo no estábamos bien, pues habíamos tenido una pelea estúpida por mis celos. Sentí celos de uno de sus compañeros de clase. Me sentí frustrado y molesto, sobre todo porque tuvimos varias peleas en los últimos tiempos. Pero a mí no se me ocurrió nunca separarme de ella. Hasta hace una semana no me imaginaba una vida sin ella. Y aún seguía sin hacerlo.

Pasaron tres días.

Tres días en los que tuve que dormir forzadamente, aunque mi mente me diera mil y una vueltas. Tuve un examen importante y tenía que estar descansado para lograr pasarlos. Seguía sin sentirme listo, pero di lo mejor de mí. Afortunadamente, aprobé con una nota baja, pero pasé el examen.

Sentí tanto alivio en la mañana que quise ir corriendo a contarle a Emma que lo logré. De hecho, casi la llamo, hasta que la realidad me golpeó y me di cuenta de que nada era como antes. Sentí ganas de llorar cuando entendí todo, pero no lloré. Me hice el duro y aguanté mi angustia.

He llorado demasiado estos días.

Ashton recibió la inesperada aparición de Emma para despedirse de él, pues pronto se iba a Nueva York. Y digo, inesperada, porque dejaron de hablarse después de lo que ocurrió entre ella y yo. Mi hermano no estaba enojado con ella, pues en parte entendía lo que Emma sentía, pero se mantuvo alejado por mí. Yo no se lo pedí, él tomó la decisión por su cuenta. Yo no quería que él castigara a Emma por irse, no quería que ella sufriera.

—¿Qué te dijo? —Quise saber mientras cenábamos.

Nicholas y Cassie se fueron a dormir temprano. Tuve que decirles que Emma y yo no estábamos juntos y se pusieron realmente tristes. Me tomé un tiempo antes de darle la noticia a todos. Mis hermanos no se lo esperaban, pues ellos creían que todo estaba en orden entre Emma y yo. En cierto punto, yo también lo creí.

La profundidad de su mirada #D4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora