Emma
—Siento que tuviera que terminar nuestra salida de esta manera, pensábamos que los cachorritos nacerían la próxima semana —se disculpó Ashton, terminando de estacionar el auto frente al edificio.
Le regalé una de mis mejores sonrisas, pero una de las fingidas.
—No te preocupes, yo también me habría puesto nerviosa y ansiosa si me hubiera sucedido a mí. Gracias por llevarme a conocerlos —dije. La parte de los cachorritos fue muy hermosa. El resto, un asco.
—¿Estás bien? Pareces algo molesta.
—Es que me duele un poco la cabeza, el auto suele tener este efecto en mí, pero estaré bien —mentí. Mis gestos eran más claros que el agua. Necesitaba tener un poco más de filtro.
—Bien. ¿Te veré el lunes en las clases?
—Claro —respondí.
Ashton se me acercó un poco, y supe lo que quería hacer. Me iba a besar. De hecho, algo en mí también quería besarlo, porque era un chico divertido, apuesto, y respetuoso conmigo, pero era muy rápido para que nos besáramos. Tal vez eso me hacía ver como una anticuada, pero es la manera de la que siempre fui, y me gustaba que las cosas fueran lentas, no tan de prisa. Apenas conocía a Ashton esta semana, no sentía que fuera el momento de besarlo. Menos cuando él era el hermano de Aiden.
¿Por qué tenía que ser complicado?
Ahora que lo pensaba, estar con el hermano de Aiden era incómodo. ¿Debía decirle que fui novia de Aiden y que hoy fingí no conocerlo? ¿O debía alejarme o simplemente no decir nada?
A tan solo unos centímetros de mi rostro, le corrí la cara. Ashton se alejó un poco y me observó directo a los ojos.
—Todavía no —le dije, avergonzada.
—Sí, lo siento, me apresuré mucho —respondió sentándose derecho en su asiento, poniéndose incómodo de inmediato.
—No te preocupes, está bien —sonreí—. Te veo el lunes. Adiós.
—Adiós.
Me bajé del auto. Entré a mi casa y esperé ansiosa a que James llegara. Estaba segura que cuando escuchara lo peculiar que fue mi tarde se quedaría con la boca abierta, y prepararía un par de palabras hirientes para Aiden cuando le contara acerca de lo descarado que fue al decirme que Ashton no me convenía.
La sangre me hervía, llegaba hasta el punto de querer romper alguna cosa, y me molestaba que siguiera y siguiera teniendo tanto efecto en mí. Pasó tiempo, se supone que tendría que haberlo superado de una vez, que tendría que avanzar, que tendría que dejar de pensar en ese chico, y que no me tendría que doler tanto verlo con otra chica. El tiempo fue transcurriendo, pero al parecer yo me he quedado estancada en el pasado. ¿Por qué me costaba tanto? ¿Por qué para él era tan fácil? ¿Por qué tuve que amarlo tanto en tan poco tiempo?
Tomé mi teléfono, buscando el número de Kendall. Tenía esa necesidad de sacar afuera todo lo que viví esta tarde, que a pesar de que no fue mucho, me dejó una carga pesada en sensaciones y emociones. Llamé dos veces. En ninguna contestó. Llamé a Chad y fue lo mismo. Entonces marqué el número de ella.
—¿Emma? ¡Hola!
—Ma... Hola.
—¿Cómo estás? ¿Qué tal tu salida con ese chico? Quiero que me pases alguna foto suya así lo veo.
—Me está por dar algo —respondí.
—¿Qué dices? —preguntó, algo preocupada.
—Algo pasó esta tarde.
ESTÁS LEYENDO
La profundidad de su mirada #D4
RomanceDespués de tanto llorar había conseguido la tranquilidad y la paz mental que necesitaba, pero todo terminó en la basura la noche en la que lo volví a ver. copyright 2020. PROHIBIDA LA COPIA Y/O ADAPTACIÓN DE LA HISTORIA. DE LO CONTRARIO DENUNCIARÉ.